Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Crítica de «Zootrópolis» (2016), una fábula del XXI

Si bien no consideraríamos Zootopia (traducida en España como Zootrópolis) como una joya de Disney (véase la crítica de Nuria Vidal Trapero de Inside Out http://www.rirca.es/inside-out-con-las-emociones-a-flor-de-piel/) sí sorprende y cumple como Disney de mano del director Bryron Howard y los guionistas Rich Moore y Jared Bush como una dinámica fábula del siglo XXI ubicada en la gran metrópolis con un excelente trabajo visual que no se limita solamente a ser una entretenida comedia de animación sino que en ella subyace una moraleja que inculca valores como el respeto al otro y a la diversidad, la eliminación de los prejuicios y la lucha por los propios sueños (y no por el camino ¿determinista? que los demás nos marcan), a pesar de las adversidades.

En una estructura detectivesca se desenvuelve la historia: la jovencísima Judy Hoops, protagonista del film revela en una obra de teatro escolar la vocación de sus sueños, es decir, convertirse en policía para hacer del mundo un lugar mejor lo cual provoca reacciones que responden al determinismo biológico. Ella es una conejita y nunca antes un conejo ha sido policía por su carácter afable y falta de agresividad por lo que se dedican a las labores de granjeros.

Zootrópolis.protagonista

Sin embargo, estas circunstancias que no ha elegido no impedirán que ella se forme y trabaje duro, con ilusión y entusiasmo en la academia de policía, licenciándose la primera de su promoción. Este optimismo y vitalidad se pondrán a prueba con la oferta de trabajo en la comisaría de una gran ciudad en la que saborear la verdadera satisfacción del éxito deberá pasar por diferentes fases: la de ser la responsable de sancionar los coches que exceden su límite de tiempo aparcados en la vía pública (responsable de parquímetro, lo cual la desanimará), la de chocarse con un zorro que la engañará por sus propios beneficios hasta que se conviertan en compañeros que investigarán aquello que preocupa sustancialmente a los habitantes de la ciudad y es la desaparición de diferentes especies de depredadores, la cual desatará la aventura y el misterio a resolver.

Prejuicios (Concept art)

Se transmite la visión de una sociedad que puede estar formada por colectivos diversos (los grandes, los pequeños, los fieros y los mansos, los urbanos y los silvestres que entronca con un discurso perfectamente aplicable a una diversidad de etnias, de género o de creencias religiosas) entre los colectivos marginales (como la mafia con un acertadísimo y divertido guiño adulto al film El Padrino con el personaje de don Bruto Mascarpone el cual dota de calidad el producto resultante) aunque la presencia del villano que acecha contra la seguridad de los demás habitantes está encarnada por los depredadores.

Bajo el sello de la amistad y sin necesidad de recurrir a un final estrictamente amoroso (“Y fueron felices y comieron perdices”), ambos se sumergirán en un cúmulo de aventuras, se enfrentarán a diferentes especies y desafortunadas situaciones en las que el tiempo es esencial para seguir la pista de la investigación y se encontrarán con una de las escenas más divertidas: la de los perezosos funcionarios (que, entre líneas, podría contener una crítica subliminal a los funcionarios y al ritmo frenético de la sociedad actual que Honoré califica de obsesiva “enfermedad del tiempo” y es totalmente opuesta al slow movement o al elogio a la lentitud de Honoré).

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Sus descubrimientos apuntarán a que las desapariciones de las diferentes especies de depredadores es culpa de los aulladores nocturnos (¿lobos?) pero en realidad (avisamos de spoiler) son flores que les han introducido químicamente en el cuerpo a los depredadores para experimentar con ellos y exacerbar o perpetuar la idea de que son peligrosos y que, por tanto, hay que huir de ellos. Esta aversión desata un pánico social al “otro”, al diferente a nosotros mismos que ocupa una posición supuestamente de dominio frente a la propia, de víctima. No obstante, todo es fruto de la responsabilidad de la teniente de alcalde que desea alimentar este pánico social a los depredadores para seguir manteniendo su posición de poder y de cargo político corrupto.

En ese sentido, se desmontan los tópicos de los depredadores como agresivos que han vuelto a su estado “salvaje” y se aprovechan de su representación social como víctima por ser pequeños mamíferos y corderos frágiles que pueden ser atacados por lobos cuando, en realidad, los corderos son ahora los lobos y se rompe con el refrán popular de que “Es un lobo con piel de cordero”. Dicha inversión favorece la idea de que hay que atender a los prejuicios de la gente en los que generalmente existen ideas preconcebidas falsas o que ignoran una realidad plural.

zootopia

En definitiva, un guion con un ritmo fluido, que es capaz de mantener la intriga, una animación expresiva, dinámica y muy trabajada, unos acertados guiños y una moraleja que sirve de lección (sí, que peca de optimista) tanto a pequeños como a adultos: todo el mundo puede hacer lo que se proponga, independientemente de quién sea (y, en este caso, de la especie a la que pertenezca) y debe estar dispuesto a respetar al otro, de rechazar los prejuicios y de luchar libremente y sin determinismos por sus sueños aunque la sociedad presuponga que estas aspiraciones son fruto de fantasías imposibles en la vida real (y bajo el mensaje de la canción promocional “Try everything” de Shakira, encarnada en una hipersexualizada Gazelle).

 

One thought on “Crítica de «Zootrópolis» (2016), una fábula del XXI

  1. Una fábula con toques de nuestra época, me parece que dio resultados maravillosos, las voces muy adecuadas, una historia sólida, nos encontramos con una sociedad animalesca muy familiar con gatgets y selfies, además de los datos curiosos y las referencias, no la vi en el cine, pero dejo el link donde la encontré, http://hbomax.tv/movie/TTL607248 , me parece muy divertida, la recomiendo ampliamente, sin duda para verla con toda la familia y pasar un rato de risas con cada ocurrencia por las que atraviesan, como la de los perezosos que nos resultan conocidos y desesperantes pero no por ellos aburridos.

     

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