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El 16 de marzo de 1978, las Brigadas Rojas secuestran al presidente de la Democracia Cristiana Aldo Moro.<\/strong> Tras casi dos meses de encierro en una c\u00e1rcel del pueblo, el cad\u00e1ver de Moro es encontrado en el maletero de un Renault 4 rojo aparcado entre las sedes del Partido Comunista y de la Democracia Cristiana. Entre marzo y el 9 de abril en que se halla el cuerpo de Moro, se suceden una serie de comunicados de los secuestradores, cartas del pol\u00edtico secuestrado a miembros de su partido as\u00ed como tambi\u00e9n del resto de partidos de espectros ideol\u00f3gicos diversos, cartas destinadas a su familia y al Vaticano, y fotograf\u00edas del secuestrado. Sin duda alguna la imagen de Aldo Moro frente a la bandera de las Brigadas Rojas forma ya parte del imaginario colectivo y de la historia contempor\u00e1nea.<\/strong>\u00a0Pero tambi\u00e9n se produjo una fuerte actividad en la prensa italiana que, siguiendo las indicaciones gubernamentales, se hac\u00eda eco de un hipot\u00e9tico estado an\u00edmico enajenado del prisionero y de su manipulaci\u00f3n por la banda terrorista, fomentando la posici\u00f3n de no negociar en ning\u00fan caso con los brigadistas. Todos estos elementos ya de por s\u00ed son materiales susceptibles de ser trasladados a la pantalla en ficciones audiovisuales<\/strong> que van desde la reconstrucci\u00f3n de los hechos y el encierro de Moro dentro de los esquemas m\u00e1s t\u00edpicos del thriller pol\u00edtico hasta las implicaciones en los pol\u00edticos italianos coet\u00e1neos, pasando por semblanzas biogr\u00e1ficas del presidente de la DC. Buena muestra de ello son, entre otras producciones, Il caso Moro<\/em> (Giuseppe Ferrara, 1986), Piazza\u00a0delle\u00a0cinque lune<\/i> (Renzo Martinelli, 2003), Aldo Moro, il presidente<\/em> (Gianluca Maria Tavarelli, 2008), Il Divo<\/em> (Paolo Sorrentino, 2008) o el docudrama Aldo Moro, il professore<\/em> (Francesco Miccich\u00e8, 2018).<\/p>\n

Aldo Moro (Fabrizio Gifuni) en el primer episodio de la miniserie<\/figcaption><\/figure>\n
Sin embargo, m\u00e1s all\u00e1 de los acontecimientos descritos, el secuestro y posterior asesinato de Moro est\u00e1n plagados de lagunas a las que no son ajenos los distintos posicionamientos pol\u00edticos durante el cautiverio o las injerencias extranjeras, por una parte, pero especialmente est\u00e1n plagados de posibilidades interpretativas de los distintos textos<\/strong> a los que nos hemos referido anteriormente y que ofrecen panoramas muy distintos a la pura linealidad de los hechos, por otra parte. Una lectura transversal de estos textos recogida por el escritor y ex-diputado Leonardo Sciascia<\/strong> en su m\u00e1s que interesante libro\u00a0El caso Moro<\/em> \u2014publicado originalmente en 1978 y editado en Espa\u00f1a en 2010\u2014 en el que reconstruye la trama de pensamientos de Moro durante su encierro y su proceso tanto de relaci\u00f3n como de decepci\u00f3n con su partido. Justamente en estas coordenadas debe situarse la miniserie Esterno Notte<\/em> dirigida por Marco Bellocchio para la RAI,<\/strong>\u00a0estrenada en 2022 en el Festival de Cannes y formada por seis episodios que se diseccionaron en dos partes para su estreno cinematogr\u00e1fico en Italia. Una miniserie que est\u00e1 disponible desde hace pocas semanas en Filmin. Y una perspectiva no lineal ya esbozada por el propio director en *Buongiorno, notte<\/em> (2003) donde la historia de Moro es enfocada desde la perspectiva de dos miembros de las Brigadas Rojas.<\/p>\n*
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El ministro del interior Francesco Cossiga (Fausto Russo Alesi) en un momento de la miniserie<\/figcaption><\/figure>\n
El primer episodio se inicia en la sede de la Democracia Cristiana en Roma donde tiene lugar un enconado debate acerca de la posibilidad de coalici\u00f3n entre la DC y el Partido Comunista liderado por Enrico Berlinguer para poder formar un gobierno que ofrezca la estabilidad al pa\u00eds. Mientras el ala fascista de la DC se niega en redondo ante esta posibilidad, la intervenci\u00f3n de un moderado, orador convincente y negociador Aldo Moro (Fabrizio Gifuni) presenta la necesidad de dicha operaci\u00f3n. Una presentaci\u00f3n de personaje en toda regla, as\u00ed como del ambiente contestatario de la poblaci\u00f3n, y de\u00a0 la aparici\u00f3n de los dos integrantes de las Brigadas Rojas. Esta presentaci\u00f3n se ver\u00e1 inmediatamente seguida de la escenificaci\u00f3n del secuestro y masacre, tal como comentan los propios brigadistas, de la escolta de Moro. Un primer episodio de ritmo lento y a veces extraordinariamente mon\u00f3tono como el personaje central de la historia que deriva hacia las acciones\/inacciones y reacciones del entorno pol\u00edtico, religioso y familiar de Moro ante el secuestro como tal.<\/strong> De esta manera, el ministro Francesco Cossiga (Fausto Russo Alesi), el papa Pablo VI (Toni Servillo), los brigadistas Adriana Faranda y Valerio Morucci (Daniella Marra y Gabriel Montesi), y Eleanora Moro (Margherita Buy) ocupar\u00e1n los episodios de la miniserie que, de manera circular retornar\u00e1 en el episodio final a Aldo Moro.<\/p>\n
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El Papa Pablo VI (Toni Servillo) protagoniza el tercer episodio de la miniserie<\/figcaption><\/figure>\n
As\u00ed, la propuesta de Bellocchio resulta ser caleidosc\u00f3pica en la que el centro conceptual, Aldo Moro, apenas aparece como parte activa de la historia.<\/strong> Sin embargo, es una figura omnipresente ya sea como recuerdo vivencial al que no es ajena la idea casi premonitoria de la muerte (en el caso familiar), como fantasmagor\u00eda paranoide (para Cossiga), como sacrificio humano que carga con los pecados de la Democracia Cristiana (en su vertiente pol\u00edtico- religiosa) y \u00a0como enemigo cuyas creencias y espiritualidad se tienen que respetar (para Faranda) y que debe tener unas condiciones dignas dentro del cautiverio (para algunos brigadistas). Igualmente es caleidosc\u00f3pica la construcci\u00f3n narrativa de Esterno Notte<\/em> en la que se rompe la linealidad en favor de la simultaneidad en las acciones\/reacciones de los personajes<\/strong> de cada uno de los episodios de modo que el espectador reconstruye los elementos de la historia<\/strong> \u2014con may\u00fasculas y min\u00fasculas\u2014 en un ejercicio cercano al requerido por la dramaturgia brechtiana. Esta simultaneidad se concentra en escasas acciones, presentes en todos los episodios: el secuestro, la recepci\u00f3n de los comunicados de las Brigadas, la recepci\u00f3n de las cartas personales a familiares y \u00abamigos\u00bb pol\u00edticos, las publicaciones en prensa, las peticiones personales de liberaci\u00f3n ante la negaci\u00f3n a negociar y el asesinato de Moro. Todas y cada uno de ellas tienen su reflejo en la construcci\u00f3n de los personajes en los que repercutir\u00e1 de manera contundente. El ministro del interior Cossiga se define como una persona sin iniciativa, bipolar, paranoide, hasta cierto punto supersticiosa y dependiente de las opiniones de los asesores norteamericanos. Una aparici\u00f3n, la de la inteligencia americana que puede parecer anecd\u00f3tica pero que se entronca con la especulaci\u00f3n de la \u00a0posible intervenci\u00f3n estadounidense en el secuestro por la desestabilizaci\u00f3n geopol\u00edtica que supon\u00edan las negociaciones de Moro con el eurocomunismo. Una l\u00ednea conspirativa que se une a la configuraci\u00f3n de un g\u00e9lido primer ministro Andreotti (Fabrizio Contri) y a la hipocres\u00eda de la DC con Benigno Zacagnini a la cabeza (Giorgio Alberti).<\/p>\n
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El episodio protagonizado por Noretta Moro (Margherita Buy) es uno de los mejores de la miniserie<\/figcaption><\/figure>\n
El debate establecido en Esterno Notte<\/em><\/strong> se centra, pues, no solo en la dicotom\u00eda entre la intransigencia del gobierno a la negociaci\u00f3n \u2014como signo de una hipot\u00e9tica fortaleza del estado\u2014 y el inicio de conversaciones por razones humanitarias en una sociedad donde la pena de muerte est\u00e1 abolida sino, especialmente, en plantear la oportunidad de eliminaci\u00f3n de Aldo Moro desde una perspectiva utilitarista<\/strong> para un partido instalado en el poder, con fuertes ra\u00edces totalitaristas y esencialmente corrupto. O, si se prefiere, la conversi\u00f3n de Moro en un chivo expiatorio que carga con los males y pecados seculares del partido que lo quiere convertir en m\u00e1rtir y, por tanto, en mito. Dos vertientes que se reflejar\u00e1n en el debate interno de las propias Brigadas Rojas, as\u00ed como en los intentos del Vaticano \u2014con un Papa semi moribundo, con remordimientos de conciencia y que se flagela\u2014 de actuar como intermediarios en el caso, por una parte; y en la rebeld\u00eda de Eleanora Moro ante el hecho de la constataci\u00f3n de la conveniencia pol\u00edtica de la muerte de su esposo, por otra parte. En cualquier caso, mientras la clase pol\u00edtica es retratada monol\u00edticamente, para el resto de personajes, la ausencia-presencia de Aldo Moro supone una especie de epifan\u00eda personal<\/strong> ya sea como decepci\u00f3n ante una lucha armada sin futuro ya sea como recuperaci\u00f3n del amor nost\u00e1lgico unida a la decepci\u00f3n ante la falsedad de un partido que sacrifica al esposo como forma de falsa purificaci\u00f3n. Sin ning\u00fan g\u00e9nero de duda, el episodio dedicado a Noretta (con una deslumbrante Margherita Buy) es de los mejores de Esterno Notte<\/em>. Una epifan\u00eda que tambi\u00e9n alcanza a Aldo Moro quien, en sus \u00faltimos momentos en la c\u00e1rcel del pueblo ya condenado a muerte y en una traslaci\u00f3n religiosa evidente, se rebela contra un destino propiciado por el abandono del Estado como entidad suprema , omnipotente e invisible.<\/p>\n
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Aldo Moro en la fantasmagor\u00eda de Pablo VI durante la preparaci\u00f3n del Via Crucis vaticano<\/figcaption><\/figure>\n
Por todo ello, Esterno Notte<\/em> puede definirse, utilizando una idea planteada por Sciascia, como un \u00abr\u00e9quiem para un hombre solo\u00bb<\/strong>. Un r\u00e9quiem que no es solo narrativo sino que tiene su reflejo en la puesta en escena. As\u00ed, la fotograf\u00eda de Francesco di Giacomo establece las tonalidades de cada uno de los espacios-escenarios-emociones o falta de ellas de los personajes que protagonizan los distintos episodios de la miniserie. Como tambi\u00e9n marca las distintas fases del via crucis de los personajes presentes y especialmente el ausente Aldo Moro el montaje de Francesca Calvelli y Claudio Misantoni que delimitan casi imperceptiblemente el eje de las simultaneidades temporales de la acci\u00f3n y de la historia \u2014de nuevo con may\u00fasculas y min\u00fasculas. Pero no debemos olvidar que el requiem es eminentemente una f\u00f3rmula religiosa para los difuntos con un fuerte componente musical con partes extremadamente delimitadas que se cumplen escrupulosamente en Esterno Notte<\/em> y en la magn\u00edfica composici\u00f3n de Fabio Massimo Misantoni. En definitiva, una propuesta compacta y de m\u00faltiples capas que puede no ser del gusto de todos pero que es una pieza de orfebrer\u00eda. De lo mejor de 2022. Una propuesta que encaja a la perfecci\u00f3n con el compromiso social de Marco Bellocchio en su filmograf\u00eda y en su trabajo en el Laboratorio *Farecinema<\/em> \u2014desde 2017 una Fundaci\u00f3n para la alta formaci\u00f3n cinematogr\u00e1fica\u2014 y el Festival de Bobbio iniciado en 1995.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"*
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