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Paul Atreides no es el n\u00facleo de la saga de Dune<\/em>. Para captar el mensaje primordial que presuntamente quer\u00eda hacer llegar Frank Herbert al p\u00fablico con sus obras de tem\u00e1tica arrakiana<\/em> <\/strong>debe ponerse el foco en Leto Atreides II, hijo de Paul y de la guerrera fremen<\/em> Chani. El chico toma las riendas del relato en la tercera novela de la saga, Children of Dune<\/em> (1976), y se encarga de materializar la supuesta utop\u00eda que la Casa de Atreides est\u00e1 llamada a implementar en la historia c\u00f3smica<\/strong> de la humanidad. Para ello se funde con otra especie animal, el gusano gigante de Arrakis, un proceso impactante que se recoge, en parte, en Frank Herbert’s Children of Dune<\/em> (Greg Yaitanes, 2003), preciosa y cuidada adaptaci\u00f3n televisiva<\/strong> en formato miniserie, con un joven James McAvoy<\/strong> dando vida al arist\u00f3crata, que gobierna el Universo Conocido durante m\u00e1s de tres mil a\u00f1os.<\/p>\n

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Ghanima (Jessica Brooks) y Leto Atreides II (James McAvoy), en Frank Herbert’s Children of Dune (Greg Yaitanes, 2003)<\/figcaption><\/figure>\n

Lo primero que debe tenerse en cuenta del sofisticado personaje<\/strong> creado por Herbert es que trabaja como un todo junto con su hermana gemela Ghanima. Ellos se autoperciben como una \u00fanica entidad dividida entre dos cuerpos, uno masculino -Leto II-, y otro femenino -el de su gemela-, cada uno con una funci\u00f3n concreta en la historia. Los hermanos han heredado las singularidades gen\u00e9ticas de su padre, lo que les permite vivir pasado, presente y futuro<\/strong> a la vez. Esto es as\u00ed porque su mente, adem\u00e1s de aprehender la dimensi\u00f3n del aqu\u00ed y ahora, puede hacer emerger las memorias de sus millones de antepasados y, asimismo, advierte los caminos probables del porvenir. Una consciencia extremadamente adulta inserta en el cuerpo de unos ni\u00f1os de nueve a\u00f1os<\/strong>, tal y como son plasmados en la tercera novela de la saga. Una imagen parad\u00f3jica y chocante que se lleva al extremo en la adaptaci\u00f3n televisiva dirigida por Greg Yaitanes, donde, desde una cuna de beb\u00e9, Leto Atreides II se comunica telep\u00e1ticamente con su padre, ciego y con el \u00e1nimo colapsado, para infundirle fuerza vital<\/strong> y guiar sus pasos entre el caos. Es una pena que el medio audiovisual tenga limitaciones a la hora de plasmar en pantalla procesos internos de la mente.<\/p>\n

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Las larvas de arena comienzan a colonizar la piel de Leto Atreides II desde su mano derecha, tanto en el libro como en la miniserie<\/figcaption><\/figure>\n

Algunos Atreides de la saga de Dune<\/em> se sienten emplazados a asegurar la salvaci\u00f3n futura<\/strong> de la humanidad, en caso de que \u00e9sta deba volver a enfrentarse a las m\u00e1quinas pensantes en una guerra total (un episodio as\u00ed se produjo hace miles de a\u00f1os y dio pie a los hechos de la narraci\u00f3n que nos ocupa). Los ni\u00f1os vislumbran un plan para hacer posible ese anhelo, una f\u00f3rmula que implica que Leto Atreides II revista su cuerpo con las larvas de los gusanos<\/strong> de arena del planeta Arrakis. Ese gigantesco animal -algunos ejemplares miden m\u00e1s de 400 metros- es la fuente de la especia melange<\/em>, que alarga la vida, expande la consciencia y permite los viajes interestelares, al posibilitar que los conductores de las naves espaciales plieguen el espacio<\/strong> y se trasladen de un punto a otro del cosmos sin necesidad de moverse. Ghanima es la encargada de engendrar un nuevo linaje humano, invisible a los or\u00e1culos del enemigo y, por tanto, altamente inmune a una potencial cacer\u00eda<\/strong>. Leto Atreides II es el agente que supervisa a lo largo de miles de a\u00f1os que ese nuevo grupo de personas evoluciona favorablemente y, m\u00e1s importante, que llega hasta los confines m\u00e1s dispersos del universo. Si se salvan ellos, sobrevive la especie.<\/p>\n

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El manto imperial es una constante en la saga, tambi\u00e9n en Dune (David Lynch, 1984)<\/figcaption><\/figure>\n

La acci\u00f3n ejecutada por Leto Atreides II para cubrirse con las larvas de gusano puede ser interpretada como el acto cotidiano de vestirse. A partir de la mano derecha, su cuerpo desnudo se enfunda un indumento<\/strong>, una suerte de cazadora de cuero -en este caso de animal vivo- que, a nivel externo, va colonizando brazo, pecho, espalda o piernas, generando una membrana protectora<\/strong> de la que \u00fanicamente queda al margen el rostro. En el interior, las larvas despliegan unos cilios que se conectan con los \u00f3rganos vitales del Atreides. Humano y animal se fusionan, poco a poco, a lo largo de miles de a\u00f1os, en un proceso que convierte al arist\u00f3crata en un ser mutante y colosal<\/strong>, reverenciado y temido por los humanos, que ven en \u00e9l una figura de\u00edfica, tal y como se relata en God Emperor of Dune<\/em> (1981), el cuarto libro de la saga. Ese revestimiento org\u00e1nico<\/strong> act\u00faa, asimismo, como un manto imperial. En esta narraci\u00f3n, la persona situada en la c\u00faspide del Imperio del Universo Conocido se dignifica ante el resto a partir de vestir una pieza de tela que simboliza su estatus de poder. Pero en el caso de Leto Atreides II ese textil se substituye por un entramado biol\u00f3gico que le acompa\u00f1a hasta el explosivo fin de sus d\u00edas.<\/p>\n

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En Frank Herbert’s Children of Dune (Greg Yaitanes, 2003) se muestra el estado incipiente del proceso de recubrimiento del Atreides por parte de las larvas de gusano<\/figcaption><\/figure>\n

Leto Atreides II renuncia a su humanidad<\/strong> para recorrer un proyecto trascendente que, supuestamente, ha de servir para salvar a la humanidad. A\u00f1o tras a\u00f1o, milenio tras milenio, su ser se diluye cada vez m\u00e1s en el gusano, y viceversa. Desde su pedestal del trono imperial<\/strong> ve como nacen y mueren generaciones y generaciones de s\u00fabditos, que maneja a su antojo como piezas de un tablero, su plan milenario<\/strong>. En un cuerpo mastod\u00f3ntico se concentra toda la sabidur\u00eda y vivencias de las otras memorias presentes en su mente. \u00c9l es una colectividad conformada por todos sus antepasados. Uno de ellos, Harum, a los mandos de control. A veces en el hombre-gusano pesa m\u00e1s la persona. En esos momentos se comporta como un d\u00e9spota ilustrado. Pero en otras ocasiones impera la bestia y sus actos responden a la frialdad y amoralidad de un animal hambriento<\/strong>. Esos d\u00edas es mejor no acercarse a la cripta subterr\u00e1nea en la que permanece recluido, alejado de la humedad de la superficie del planeta, puesto que el agua es veneno para los gusanos. Desde all\u00ed, dirige con mano dura un imperio de centenares de mundos, de millones y millones de almas.<\/p>\n

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Leto Atreides II acaba convertido en un ser pr\u00f3ximo a un gusano gigante de la arena. En la imagen, un ejemplar en Dune: Part One (Denis Villeneuve, 2021)<\/figcaption><\/figure>\n

La dinast\u00eda Atreides lleg\u00f3 al poder imperial revisti\u00e9ndose de un aura de mesianismo<\/strong> y salvaci\u00f3n. Mucha gente confi\u00f3 ciegamente en esta familia, que supuestamente deb\u00eda guiarlos a la libertad verdadera. Pero esa senda ut\u00f3pica iniciada por Paul Atreides ha devenido, en manos de su hijo, una distop\u00eda alienante<\/strong> en la que el gobierno de las personas ha sido substituido por la administraci\u00f3n de las cosas. Las gentes permanecen embobadas en la desesperanza. La existencia es insustancial, plana, no hay posibilidad de progreso ni de mejora. A los descontentos, los rebeldes, los herejes, no les queda otra que morir o huir hacia la inmensidad<\/strong> del cosmos. Dios Emperador de Dune sabe muy bien c\u00f3mo ponerlos al l\u00edmite y forzar as\u00ed su fuga. En esas oleadas de migraci\u00f3n interestelar tambi\u00e9n participan algunas personas invisibles para los or\u00e1culos, que el hombre-gusano pretende que se diseminen por doquier. Pero la justicia po\u00e9tica, encarnada en Siona Atreides, hace que el humano rompa el tablero y recupere la libertad. Un magnicidio convierte la mole imperial, el tirano, en multitud de nuevas larvas de gusano que acarrean una perla de la consciencia<\/strong> del Atreides, carente de capacidad volitiva. \u00bfEl supuesto mensaje primordial? La humanidad sobrevive al Estado.<\/p>\n

Si desea ampliar:<\/strong><\/p>\n

Morales, J. (2021). El cuerpo revestido en Dune (1965-2003)<\/em>. [Tesis doctoral]. Universitat de les Illes Balears, Espa\u00f1a. Recuperado de http:\/\/hdl.handle.net\/10803\/674599<\/a><\/p>\n

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