![\"bridges](\"http:\/\/www.rirca.es\/wp-content\/uploads\/2015\/12\/bridges-of-spies.jpg\")
<\/a>Si algo sabe hacer Spielberg \u00a0-aparte de hacer dinero en la industria cinematogr\u00e1fica- \u00a0es contar historias experimentando con todos los g\u00e9neros y targets<\/em><\/strong>\u00a0: desde los blockbusters<\/em> de aventuras al estilo del Hollywood de los a\u00f1os treinta en la saga de Indiana Jones (1981-2008) hasta el cuento pseudo-cybern\u00e9tico de Inteligencia Artificial<\/em> (2001) pasando por las historias alien\u00edgenas en E.T<\/em> (1982) y Encuentros en la tercera fase<\/em> (1977), las reivindicaciones raciales de El color p\u00farpura<\/em> (1985), el neobarroquismo de las manipulaciones gen\u00e9ticas de Parque Jur\u00e1sico<\/em> (1993) o su particular Moby Dick psicol\u00f3gicamente terror\u00edfica en Tibur\u00f3n<\/em> (1975). \u00a0Y si algo sabe hacer Spielberg con las historias es ofrecernos dobles lecturas de las mismas. <\/strong>Y es aqu\u00ed donde debemos incluir pr\u00e1cticamente todas las producciones basadas o inspiradas en hechos reales.<\/p>\n Mientras la \u00a0heroicidad del capit\u00e1n Miller y su patrulla (Salvar al soldado Ryan<\/em>, 1988) pondr\u00e1 de manifiesto el horror de la guerra, el relato de los \u00faltimos meses de la vida de Lincoln en su lucha por la aprobaci\u00f3n de la Decimotercera Enmienda de la Constituci\u00f3n estadounidense (2012) servir\u00e1 para presentar no s\u00f3lo las batallas parlamentarias sino especialmente la intolerancia y el rechazo al \u00abotro\u00bb, y, finalmente Munich<\/a>\u00a0<\/em>(2005) reflexionar\u00e1 acerca de la creaci\u00f3n de la violencia en la sociedad -especialmente desarrollada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001-, El puente de los esp\u00edas<\/em>\u00a0hablar\u00e1 de los ideales llevados hasta el \u00faltimo extremo, de la justicia en el sentido m\u00e1s amplio del t\u00e9rmino y del valor del individuo frente a los malintencionados intereses pol\u00edticos, sean de la \u00e9poca que sean.\u00a0<\/strong><\/p>\n Todo ello se ofrecer\u00e1 en las dos partes en las que se divide el film. La primera, en los Estados Unidos, se centrar\u00e1 en la relaci\u00f3n entre Rudolf Abel y James Donovan<\/strong> (curiosamente los distintos res\u00famenes argumentales de p\u00e1ginas especializadas no mencionan para nada el nombre del esp\u00eda sovi\u00e9tico mientras s\u00ed conocemos al desaparecido Gary Powers, muy mal!!!). En ella, el clima de creaci\u00f3n de las pol\u00edticas del miedo frente al invasor extranjero que provocar\u00e1 la destrucci\u00f3n de la civilizaci\u00f3n -estadounidense por su puesto como sin\u00f3nimo del planeta- \u00a0ya explorado por Spielberg en La Guerra de los Mundos<\/em> (2005), los ataques a la familia de Donovan a la que acusan de traici\u00f3n y el m\u00e1s que previsible veredicto final sobre el destino del esp\u00eda sovi\u00e9tico va a contrastar estrepitosamente con el alto grado de complicidad y respeto entre Abel y Donovan, dos personas de pa\u00edses enfrentados que se encuentran y que son capaces de ponerse en la piel del otro<\/strong>.<\/p>\n La segunda parte tendr\u00e1 lugar en Berl\u00edn, en el preciso momento de la construcci\u00f3n del muro que separar\u00e1 f\u00edsicamente a sus habitantes y que ser\u00e1 el reflejo de la divisi\u00f3n del mundo en dos grandes secciones controladas por las potencias pol\u00edticas. Una ciudad en la que se debe producir un intercambio entre esp\u00edas que parece no tener ning\u00fan problema a no ser por la detenci\u00f3n de un \u00a0joven estudiante norteamericano. De nuevo, el valor del individuo se pondr\u00e1 de manifiesto frente a los m\u00e1s que discutibles intereses pol\u00edticos<\/strong> que evidenciar\u00e1n tanto los estadounidenses como los sovi\u00e9ticos que ignorar\u00e1n a los esp\u00edas liberados a los que considerar\u00e1n simplemente objetos de intercambio.<\/strong><\/p>\n La conclusi\u00f3n y la segunda lectura que nos ofrece\u00a0El puente de los esp\u00edas <\/em>va m\u00e1s all\u00e1 de una simple historia ubicada en la Guerra Fr\u00eda y en la pugna por el control mundial de las dos grandes potencias del momento para convertirse\u00a0en una reflexi\u00f3n atemporal que reivindica al individuo y los valores humanos frente a los muros f\u00edsicos y mentales creados por la sociedad<\/strong>. Una idea reiterada en el film a trav\u00e9s de im\u00e1genes precisas de mesas con dos interlocutores, alambradas, verjas en las ciudades, asientos de autob\u00fas, peri\u00f3dicos que ocultan miradas escruti\u00f1adoras y, por \u00faltimo, el muro como gran s\u00edmbolo e icono ideol\u00f3gico.<\/p>\n A pesar de que el gui\u00f3n elaborado por los Coen bien pudiera ser m\u00e1s cr\u00edtico como es habitual en ellos, no podemos negar que El puente de los esp\u00edas<\/em> recupera al Steven Spielberg m\u00e1s reivindicativo y seguramente comprometido , al creador de obras maestras como La lista de Schindler<\/em> (1993) y especialmente Munich<\/em> (2005) cuyas l\u00edneas tem\u00e1ticas recuperar\u00e1 para ofrecernos, tal como hemos comentado al principio de este post, una historia muy bien contada con una est\u00e9tica impresionante y una direcci\u00f3n asombrosa. Y es que, como siempre digo despu\u00e9s de ver \u00a0una pel\u00edcula del maestro Spielberg: \u00abeste hombre sabe mucho de cine\u00bb.<\/strong><\/p>\n \n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Durante la Guerra Fr\u00eda, el abogado James Donovan (Tom Hanks) recibe un particular encargo del gobierno de los Estado Unidos: \u00a0defender al esp\u00eda ruso Rudolf Abel (Mark Rylance) de manera que \u00e9ste tenga un juicio \u00abjusto\u00bb en el pa\u00eds de las libertades y la democracia. 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