Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

5 razones por las que el siglo XXV ya está aquí

Fue un fracaso de taquilla, pero THX 1138 (1971), la primera película de George Lucas, encierra potentes mensajes, trabados de manera inteligente, que no está de más recuperar en nuestra realidad presente. El largometraje narra una historia situada en el siglo XXV, un futuro sin alma (Wilson, 2014), en el que un ciudadano de una urbe subterránea rompe con el sistema, una dictadura tecnológica, y se reconcilia con su humanidad, que permanecía invalidada. A continuación se ofrecen cinco razones por las que, tal vez, ese individuo, al que da vida un extraordinario Robert Duvall, no esté tan lejos de nosotros como podría pensarse en un principio.

Robert Duvall da vida al protagonista de la película [FILMGRAB]

1. Una figuración sustituye la realidad. «La realidad simplemente ha desaparecido», afirma Telotte (2000) al referirse al mundo subterráneo plasmado en la película debut de Lucas. En la disputa entre lo real y lo alegórico, ha vencido lo segundo. La simulación, cruda e inquietante para el espectador, está dibujada sobre un lienzo en el que predomina como fondo un color blanco de luz artificial que difumina las fronteras físicas y que elimina cualquier atisbo de horizonte. Hombres, mujeres y niños, obligados al consumo de sedantes para mantener la calma en todo momento, transitan con conformidad por un paisaje homogéneo que es, a la vez, urdimbre y coraza protectora, caparazón. El sistema es una ficción social en la que hasta los pensamientos son inoculados en las mentes de las piezas orgánicas del régimen, adormecidas y sometidas al artificio. El resultado es una sociedad podrida, exhausta, que decae «bajo el peso de su propia corrupción» (Wilson, 2014). El siglo XXV que pronostica Lucas se reivindica a sí mismo como la posmodernidad extrema, al mostrar en pantalla a las claras la aniquilación de lo verdadero, de lo auténtico, que ha sido eclipsado por una oscura fantasía de apariencia luminosa y esterilizada.

La prisión de la ciudad subterránea no tiene muros, no hacen falta [FILMGRAB]

2. La tecnología lo controla todo. Tal vez lo más interesante de la película sea que el espectador nunca va a saber quién o qué está detrás de la simulación, quién o qué mueve los hilos de la existencia en la ciudad subterránea de perenne luz artificial. Puede obtener pistas, como el complejo entramado de cámaras repartidas a lo largo y ancho de la urbe, presentes incluso en los armarios del cuarto de baño. Monitorizan, registran y graban todo lo que ocurre o se dice, al más puro estilo de un edificio panóptico. El resultado son trillones de datos al servicio de la causa. Otro indicio puede ser, por ejemplo, el hecho de que las decisiones mostradas abiertamente, como el anuncio del veredicto en el juicio contra el protagonista, sean resoluciones fruto de una computarización o algoritmo. Todo en la película de Lucas induce a pensar que la máquina ha tomado el control de las personas. Es, en resumen, la caída de la humanidad por su «arrogancia tecnológica» (Telotte, 2000). No en vano, la historia muestra el resultado de que el individuo haya cedido su libertad en favor del grupo, de la masa, que también carece de albedrío por la aceptación previa de una tecnología de dominio.

Las cámaras de control llegan a lo más recóndito de la vida cotidiana [FILMGRAB]

3. La economía, motor de la decisión. Los niños de la ciudad subterránea adquieren conocimientos de economía por vía intravenosa. La eficaz y razonable administración de los bienes está detrás de cualquier resolución. Por ejemplo, las fuerzas del orden dejan de perseguir a un fugado THX 1138 cuando la batida excede el presupuesto inicial. Asimismo, en la megafonía suena constantemente la incitación al consumo, que una voz omnipresente asocia a la consecución de la felicidad. Se trata de compras sin sentido, como demuestra el hecho de que el protagonista, al llegar a casa, tire a la basura el objeto adquirido. El espectador puede detectar una crítica de Lucas al capitalismo exacerbado, pero deben tenerse en cuenta otros elementos, como que la voz apele en todo momento a la masa e invite a las piezas orgánicas del sistema a adherirse gustosamente a ella. Telotte (2000: 52) ve aquí un «sueño socialista convertido en pesadilla». La presencia conjunta de estas dos realidades supuestamente incompatibles motiva el pensar que lo de menos es el tipo o fórmula de régimen económico, puesto que lo preponderante en esta historia es la dictadura tecnológica (razón segunda) que manipula la psicología de los seres orgánicos mediante una simulación (razón primera).

Los protagonistas osan cometer el crimen supremo del amor [FILMGRAB]

4. Violencia, desinformación y pornografía. Gletter afirma que Lucas recoge, en este largometraje, la primera representación en la historia del cine de una acción de channel surfing o zapping. El protagonista consume desde su silla, con total indiferencia y pasividad, los programas que ofrecen los diferentes canales de la televisión holográfica. Se trata de palizas de la policía a un ciudadano, debates presuntamente útiles a partir de palabras de rango intelectual, pero sin contexto ni sentido o, también, mujeres y hombres desnudos ejercitando su voluptuosidad corporal. Esa es la recompensa de entretenimiento que se concede a un ciudadano después del trabajo en la ciudad subterránea. Mientras THX 1138 está centrado en esas narraciones tóxicas, se autoexcluye del contacto con su compañera de piso, con la que únicamente comparte el espacio. Destaca, por otro lado, la figura de los actores que dan vida a los personajes de esos programas: de fenotipo negro y convencidos por el sistema de que son hologramas y no individuos de carne y hueso. Ese extremo se demuestra falso en tanto que uno de ellos mastica con fruición la comida física que le ofrecen o estampa un vehículo contra una columna en su huida de la prisión, lo que expone que es una criatura tangible como el resto.

El protagonista escapa y recupera su humanidad [FILMGRAB]

5. Individualidad y libertad devienen traumáticas. La dictadura tecnológica inculca a los organismos sometidos que la individualidad es mala y que todos han sido creados para ser masa. El sistema los quiere subhumanos y cercena cualquier posibilidad de que se conozcan a sí mismos y a los otros en todas sus facetas humanas. Hombres, mujeres y niños aceptan con conformidad, pero THX 1138 rechaza mantenerse pasivo. Que su cuerpo dejase durante un tiempo de recibir las dosis obligatorias de sedantes y que experimentase el amor, considerado el crimen supremo, ha favorecido su despertar como persona y ya no va a volver a cerrar los ojos de nuevo. Comienza para él la búsqueda enérgica de una salida que le lleve fuera de la coraza de la ciudad subterránea, que ha actuado sobre todo como una jaula de crueles efectos. El protagonista hace en su fuga un doloroso salto al vacío de consecuencias imprevisibles. La escena final, con THX 1138 emergiendo al mundo real, con sol, pájaros y aire libre, deviene una promesa de libertad y trascendencia, inherentes a lo humano y que el sistema, en la cueva bajo tierra, había imposibilitado.

Referencias

Gletter, J. (s.f.). THX-1138. A lost film. Recuperado el 25/02/2023, de http://www.mit.edu/~glettler/resume/undergrad/hist285_THX-1138.pdf

Lucas Film. (25 de febrero de 2023). THX 1138. https://www.lucasfilm.com/productions/thx-1138/

Telotte, J.P. (2000). The Problem of the Real and «THX 1138». Film Criticism, 24(3), 45-60. https://www.jstor.org/stable/44019060

Wilson, S. (2014). THX 1138: (Re-) Made in God’s Image. Deletion. Recuperado el 25/02/2023, de https://www.deletionscifi.org/episodes/thx-1138-re-made-gods-image/

 

One thought on “5 razones por las que el siglo XXV ya está aquí

  1. Estupendo artículo sobre la ópera prima de Lucas!! No nos alejamos tanto de estas distopías, verdad?

    Es curioso como un cineasta que empezó con una película de «Arte y Ensayo» de Ciencia-Ficción Hard, minoritaria, con un equipo de grabación proveniente de documentales televisivos filmados en 16mm. acaba creando la saga de Star Wars, generando otra forma de entender las películas, con un merchandising omnipresente y la última tecnología de su Industrial Light & Magic. Ahora Disney tiene todo lo que creó, y aunque seguro que recibe buenos dividendos por ello, le escuece más que otra cosa, porque le han quitado el control creativo final.

    Lucas me parece un verdadero genio visual y un tipo con una gran capacidad de crear universos, pero un muy pobre director de actores. Quizás por su timidez y carácter extremadamente perfeccionista, los actores acaban agotados y hasta el gorro de él. Lo que sí supo hacer fue reunir grandes colaboradores que aportan muchísima calidad a su proyectos, tanto en aspectos técnicos como creativos.

    Comparto un artículo con enlace al corto que hizo en la universidad como proyecto previo a su peli: https://www.elcorreo.com/pantallas/201604/22/distopia-george-lucas-20160420153426-rc.html

    También una entrevista con los directores de foto de la peli del American Cinematographer: https://theasc.com/articles/thx-1138

    Por cierto, hay un edificio de Frank Lloyd Wright usado como localización en la peli y también en «Gattaca».

    Y ya para finalizar, ciertas similitudes también con es sociedad subterránea que no puede envejecer en «La Fuga de Logan», esos sí, con una estética más camp…

    Carrusel, carrusel!!! 😉

     

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