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Night of the Living Dead<\/em>, Dawn of the Dead<\/em> y Day of the Dead<\/em> constituyeron durante muchos a\u00f1os la trilog\u00eda por excelencia de zombis del director que dio carta de naturaleza al g\u00e9nero. Pero hete aqu\u00ed que tras casi veinte a\u00f1os, George Romero decidi\u00f3 ampliar este tr\u00edptico con una nueva pel\u00edcula, a la que seguir\u00edan m\u00e1s adelante otras dos, convirti\u00e9ndolo m\u00e1s bien en una aut\u00e9ntica saga. En 2005 ve\u00eda la luz La tierra de los muertos vivientes<\/em><\/strong> (Land of the Dead<\/em>), una nueva entrega que confirmaba lo que ya sab\u00edamos: que Romero sabe realizar un excelente retrato social con la excusa de los no-muertos.<\/p>\n

La acci\u00f3n nos transporta a un futuro cercano donde los Estados Unidos han sido arrasados por la epidemia zombi. En medio del caos, un n\u00facleo de resistencia humana pervive en torno a una especie de ciudad-estado<\/strong> en el que una \u00e9lite de adinerados, liderada por el magnate Paul Kaufman, se ha atrincherado en Fiddler’s Green, un rascacielos de lujo. Kaufman se comporta como un se\u00f1or feudal<\/strong>, organizando y pagando a las patruallas que saquean los alrededores y que proporcionan alimentos y otros bienes a la \u00e9lite de Fiddler’s Green, adem\u00e1s de controlar qui\u00e9n puede o no conseguir una vivienda en el rascacielos-fortaleza.<\/p>\n

El nudo de la trama vendr\u00e1 por uno de los saqueadores, Cholo, que aspira a subir de categor\u00eda y por tanto a vivir en Fiddler’s Green. Cuando, tras hacer todo tipo de favores sucios a Kaufman, le es denegada su petici\u00f3n, \u00e9ste decide marcharse de la ciudad llevarse el Dead Reckoning<\/em>, un cami\u00f3n blindado que los saqueadore usan en sus incursiones. Kaufman entonces recurrir\u00e1 a un tercer especialista en incursiones, Riley, para traer de vuelta el veh\u00edculo y eliminar a a Cholo. Lo que Kaufman no sabe es que Riley se pondr\u00e1 del lado de Cholo.<\/p>\n

En medio de este conflicto, seguimos la pista a Big Daddy, un zombi de color, anta\u00f1o empleado de gasolinera, que desde el principio muestra una inusual capacidad cognitiva<\/strong>. En las sucesivas pel\u00edculas de Romero hemos ido viendo como el zombi ten\u00eda un cierto residuo mental de lo que hab\u00eda sido su vida, y segu\u00edan realizando maquinalmente las acciones que parec\u00edan recordar de su vida anterior. Big Daddy no es s\u00f3lo capaz de esto, sino que por primera vez tiene cierto entendimiento del uso de instrumentos b\u00e1sicos y la iniciativa suficiente como para, con gru\u00f1idos y gestos burdos, organizar o dirigir a otros zombis.<\/p>\n

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Land of the Dead<\/em><\/strong> es una pel\u00edcula semi\u00f3ticamente muy rica, cuyo an\u00e1lisis da para un art\u00edculo largo y profundo, que acaso no es lo que buscamos aqu\u00ed. Pero s\u00ed, tal vez, es interesante dar algunas de las claves m\u00e1s importantes. Si Romero, grosso modo, hab\u00eda realizado una cr\u00edtica de la lucha por los derechos civiles y la xenofobia en Night<\/em>…, del auge del capitalismo ultraconsumista en Dawn<\/em>…, y de las pol\u00edticas de derecha y la militarizaci\u00f3n de los a\u00f1os ochenta en Day<\/em>…, en Land of the Dead<\/em> llega el primer an\u00e1lisis de la sociedad del siglo XX, de un mundo post 11-S que no ha hecho sino incidir en los errores del pasado para llegar hasta donde est\u00e1. Cronol\u00f3gicamente, la cinta lo se\u00f1ala as\u00ed, pues es la continuaci\u00f3n natural de la situaci\u00f3n vista en las anteriores trilog\u00edas. En esta ocasi\u00f3n, el enfrentamiento o la lucha contra la amenaza ya no tiene sentido. Ya no se combate la plaga ni se estudia su posible cura: todo est\u00e1 perdido, la humanidad s\u00f3lo aspira a sobrevivir. Y esta supervivencia intenta simular el pacto social pre-zombi<\/strong>: una estructura no ya de clase, sino estamental, impuesta evidentemente desde las \u00e9lites, como organizaci\u00f3n social. En este nuevo\/viejo orden, no hay movilidad posible, como parece indicarnos la actitud de Kaufman, que reserva su peque\u00f1o para\u00edso a una minor\u00eda wasp<\/em> selecta y acomodada. Kaufman (y consecuentemente toda la sociedad que \u00e9ste ha dispuesto a su alrededor) ha establecido su poder en base a un elemento caduco, que carece ya de importancia, pero que por ese mismo pacto social anterior, tiene apariencia de real: el dinero. En un mundo agonizante, Kaufman se empe\u00f1a en que el papel timbrado tenga un valor per se que ya no tiene, y \u00e9sa, en el fondo, ser\u00e1 la causa de la ca\u00edda de Fiddler’s Green.<\/p>\n

Y eso no lleva a uno de los grandes temas de la pel\u00edcula: el concepto de simulacro<\/strong>. Los zombis tienen un recuerdo vago de su anterior vida: siguen realizando las tareas que les son m\u00e1s cercanas. Los supervivientes se esfuerzan en seguir un estilo de vida anterior al de la plaga: una vida basada en la compra\/venta de bienes y servicios y en la divisi\u00f3n de clases, sin saber que esta f\u00f3rmula est\u00e1 destinada al fracaso. Kaufman hace las veces de presidente\/dictador\/se\u00f1or feudal de su territorio, con una autoridad evanescente que s\u00f3lo se prolonga hasta que \u00e9sta es cuestionada. En un momento determinado, vemos una jaula con p\u00e1jaros dentro del complejo de Fiddler’s Green. En un principio lo podemos entender como una met\u00e1fora de la situaci\u00f3n de la ciudad:\u00a0 con sus habitantes viviendo aparentemente libres, pero enga\u00f1ados por un espejismo, por lo que simula ser una ciudad. Cuando por fin la plaga de los zombis llega y lo arrasa, un plano m\u00e1s cercano nos hace reparar en que los p\u00e1jaros son mec\u00e1nicos, por lo que la met\u00e1fora vuelve a a recaer en el simulacro.<\/p>\n

Land of the Dead<\/em><\/strong>, la cuarta entrega de la saga de Romero, es una nueva vuelta de tuerca a la manera en que Romero entend\u00eda su cine de zombis: como una mera excusa formal para hablar de los temas que le interesaban. En esta cinta, la primera rodada en el contexto del 11-S, es evidente que las tintas se cargan contra la administraci\u00f3n Bush, del que Kaufman es una p\u00e1lida sombra que incluso repite una de las frases del presidente (\u00ab\u00a1no negociamos con terroristas!\u00bb): el terror, el miedo, es una eficaz herramienta de control.\u00a0 A pesar de que el mundo en Land of the Dead<\/em> ha cambiado, los supervivientes de Fiddler’s Green prefieren vivir en una fantas\u00eda, en un simulacro, ignorando lo que ocurre fuera de sus fronteras. Pero la manipulaci\u00f3n, la instrumentalizaci\u00f3n, la discriminaci\u00f3n para la supervivencia tiene un precio. Por eso el imperio de Kaufman se derrumba como un castillo de naipes.<\/p>\n

Romero volver\u00eda a enlazar algunos de los temas de Land of the Dead<\/em> en su \u00faltima obra, el c\u00f3mic Empire of the Dead<\/em>. Pero de eso ya tendremos ocasi\u00f3n de hablar m\u00e1s adelante.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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