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Aun a d\u00eda de hoy \u2014tras dos guerras mundiales, varias guerras civiles y m\u00faltiples revoluciones culturales\u2014, podemos seguir consider\u00e1ndonos como sujetos de raigambre rom\u00e1ntica<\/strong>. Nos movemos por las mismas pasiones, nos emociona lo cat\u00e1rtico y m\u00edstico, y rebuscamos entre la vor\u00e1gine de reflejos un espejo que muestre un ‘yo’ que nos satisfaga y se nos adec\u00fae. Todo esto trae consigo instancias que podemos tildar de positivas \u2014conexiones interpersonales vividas y sentidas o actitudes aptamente motivadas para con el mundo, entre otras cosas\u2014, pero tambi\u00e9n alimenta el gusano de lo totalitario<\/strong>. Hitler urd\u00eda su proyecto ario al ritmo de Wagner y motivado por la lectura del Nietzsche m\u00e1s ac\u00e9rrimo al idealismo, innegable subproducto de la sensibilidad rom\u00e1ntica. Franco se dej\u00f3 llevar por el af\u00e1n nost\u00e1lgico, creyendo ver en la II Rep\u00fablica la manifestaci\u00f3n de un tumor social, hist\u00f3rico, pol\u00edtico y cultural que deb\u00eda extirparse. Tampoco hace falta irse tan lejos<\/strong>: la contemporaneidad ha visto nacer agrupaciones pol\u00edticas de cariz ultranacionalista, como en el caso de VOX, y ha sido testigo del enardecimiento de viejas refriegas de extrema derecha que han visto elevada su vigencia en el estado actual de las cosas, como puede ser el caso de la Agrupaci\u00f3n Nacional francesa. Quiz\u00e1 el caso m\u00e1s sangrante haya sucedido en Estados Unidos, con el ascenso del conservador electo presidente Donald Trump al poder gubernamental en enero de 2017. El marco de lo coet\u00e1neo, que encuentra un correlato te\u00f3rico-contextual perfecto en la constataci\u00f3n buamaniana de la \u00abmodernidad l\u00edquida\u00bb, invita a una reconfiguraci\u00f3n del entusiasmo rom\u00e1ntico<\/strong> en los difusos l\u00edmites de la era de la posverdad<\/strong> a trav\u00e9s del surgimiento de iteraciones de naturaleza extremista, populista y reaccionaria<\/strong>.<\/p>\n

La ficci\u00f3n, como no pod\u00eda ser de otra manera, se ha hecho eco de tal fen\u00f3meno<\/strong>. Si nos centramos eminentemente en el mundo de lo cinematogr\u00e1fico, vemos como las pel\u00edculas, no solo han querido representar las barbaries totalitarias a trav\u00e9s de una sensibilidad mucho m\u00e1s cr\u00edtica y compasiva para con las v\u00edctimas<\/strong> \u2014Schindler’s List\u00a0<\/em>(Steven Spielberg, 1993),\u00a0Der Untergang<\/em> (Oliver Hirschbiegel, 2004), la explotacionista Inglourious Basterds<\/em> (Quentin Tarantino, 2009) o la ir\u00f3nicamente optimista Jojo Rabbit<\/em> (Taika Waititi, 2019)\u2014, sino que tambi\u00e9n han podido configurar sus propios marcos te\u00f3ricos a trav\u00e9s de una exploraci\u00f3n de c\u00f3mo ese mismo arrebato autoritario funcionar\u00eda en circunstancias mucho m\u00e1s contempor\u00e1neas<\/strong>. En este sentido, hemos tenido la oportunidad de ver productos tan representativos de esta nueva tendencia como pueden ser American History X<\/em> (Tony Kaye, 1998) o\u00a0Die Welle<\/em> (Dennis Gansel, 2008). Incluso, han surgido otras pel\u00edculas que llevan la tem\u00e1tica a instancias algo m\u00e1s marginales<\/strong>, pero que igualmente resultan important\u00edsimas como cautionary tales <\/em><\/strong>de nexo totalitario, como la antiburocr\u00e1tica Brazil <\/i>(Terry Gilliam, 1985), la huxleyana\u00a0Gattaca<\/em> (Andrew Niccol, 1997) o la heroica\u00a0V for Vendetta\u00a0<\/em>(James McTeigue, 2005). El filme que aqu\u00ed nos compete, Soft & Quiet<\/em><\/strong> (Beth de Ara\u00fajo, 2022), se puede asentar c\u00f3modamente en el segundo grupo junto a las pel\u00edculas de Kaye y Gansel al plantearnos la historia de unas mujeres norteamericanas que, cansadas de la supuesta correcci\u00f3n pol\u00edtica detr\u00e1s de las leyes liberales de su gobierno, se re\u00fanen en una iglesia para poner en com\u00fan sus ideas sobre el estado del mundo en el que viven. Todo esto presentado con una t\u00e9cnica de plano secuencia que de forma tan prol\u00edfica est\u00e1 apareciendo en el cine de los \u00faltimos a\u00f1os \u2014Russian Ark<\/em> (Aleksandr Sok\u00farov, 2002), Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance) <\/em>(Alejandro Gonz\u00e1lez I\u00f1\u00e1rritu, 2014), 1917<\/em> (Sam Mendes, 2019)\u2014.\u00a0Atenci\u00f3n pasajeros: se vienen curvas en forma de\u00a0spoilers<\/em><\/strong>.<\/p>\n

\"\"<\/a>
Emily (Stefanie Estes) llevando una tarta con mucho significado.<\/figcaption><\/figure>\n

La iglesia en la que se re\u00fanen ocupa, por supuesto, un espacio f\u00edsico, pero a su vez habita en el mundo de lo simb\u00f3lico<\/strong>. En los inicios de la fe cristiana, la Iglesia se ha proyectado como la instituci\u00f3n ante la que responder en caso de pecado o crimen. Si prestamos un m\u00ednimo de atenci\u00f3n a la historia, episodios como la quema de brujas, la expatriaci\u00f3n de los que se asentaban en contra del dogma can\u00f3nico eclesi\u00e1stico o las dilatad\u00edsimas inquisiciones<\/strong> funcionan como manifestaciones de indudable valor a la hora de establecer la Iglesia como aparato ideol\u00f3gico de raigambre hist\u00f3rica que se ha asegurado de que lo discursivo se desarrolle hacia un lugar espec\u00edfico: la conservaci\u00f3n de un inventario de valores que apenas se ha actualizado a lo largo de los siglos<\/strong>. Lejos de configurarse como un espacio en el que prima la paz y la armon\u00eda, aquella construcci\u00f3n a la que nos referimos cari\u00f1osamente \u2014aunque no faltos de iron\u00eda\u2014 como \u00abla casa de Dios\u00bb se ha levantado y expuesto en reiteradas ocasiones como un yugo que constri\u00f1e la idea de libertad y que crea, al modo de una industria de fabricaci\u00f3n en serie, un modelo \u00fanico de sujeto en base al sumiso arquetipo del cordero obediente. No es balad\u00ed, por lo tanto, que las protagonistas de\u00a0Soft & Quiet<\/em> escojan esa misma localizaci\u00f3n para comenzar a fundamentar el corpus te\u00f3rico de su \u00abhumilde\u00bb movimiento totalitario. Al fin y al cabo, su manera de pensar y, posteriormente, sus correspondientes acciones se ven legitimadas por la naturaleza radical y extremista que ha demostrado la Iglesia a lo largo de su historia<\/strong>. Si cambiamos las brujas por los inmigrantes y la ciencia anticlerical por los usos sociopol\u00edticos de las nuevas teor\u00edas emancipadoras, podemos ir trazando toda una serie de correlatos que no lejos quedan de las rutinas amonestadoras de esta instituci\u00f3n.<\/p>\n

En este sentido, resulta interesante observar c\u00f3mo la justificaci\u00f3n de toda esta expresi\u00f3n del odio e inquina \u2014fobia, en realidad, si queremos atinar\u2014 hacia lo extra\u00f1o y revolucionario parece encontrarse en la configuraci\u00f3n de una tendencia discursiva caprichosa y ultraconservadora<\/strong> que busca, por encima de todas las cosas, la celosa preservaci\u00f3n de un ideario determinado que valora de forma hiperb\u00f3lica lo patrio en detrimento del \u00abotro\u00bb. Basta ver las falsas dicotom\u00edas<\/strong> que crean para fundamentar su desprecio: \u00abFeminine, not feminist<\/strong>\u00ab, escriben en una pizarra con la convicci\u00f3n de quienes creen haber dado con el origen de todos los males. Esta reducci\u00f3n ad absurdum<\/em> de los esfuerzos emancipadores de un movimiento que en ning\u00fan momento ha querido arrasar con el concepto de femenino, sino reconfigurarlo para alejarlo de la traca mis\u00f3gina del patriarcado, pone de manifiesto la urgencia de problematizar un dualismo<\/strong> que nunca ha existido\u00a0stricto sensu<\/em> y que solo se expone para respaldar una l\u00f3gica especulativa que poca fundamentaci\u00f3n puede encontrar en la realidad. La configuraci\u00f3n de estas ficciones, por supuesto, no solo existen en el marco de Soft & Quiet<\/em>, sino que pueden encontrar correlatos \u2014y, de hecho, as\u00ed lo hacen\u2014 con pr\u00e1cticas discursivas que se han llevado a cabo en nuestro d\u00eda a d\u00eda. En plena crisis de los refugiados, los nacionalistas blancos y los llamados eco-fascistas popularizaron una suerte de meme<\/em> que rezaba: \u00abSave trees, not refugees<\/strong>\u00bb (Darby, 2019), frase de la que que luego se apropiar\u00edan los miembros de la asociaci\u00f3n de extrema derecha antiglobalista y primitivista Pine Tree Gang para reformularla en un \u00abBees, not refugees<\/strong>\u00bb (Cagle, 2019). Aprovech\u00e1ndose de la desgraciada coyuntura clim\u00e1tica, los ultraconservadores optaban por ignorar la ra\u00edz del problema \u2014sobreexplotaciones de las tierras y abusos de las grandes industrias en lo que a poluci\u00f3n se refiere\u2014 para alimentar un relato sensacionalista sobre el que constituir una carrera pol\u00edtica o, directamente, una filosof\u00eda de vida. Es, en efecto, otra falsa dicotom\u00eda id\u00e9ntica en estructura, aunque disimilar en materia, a la que plantea Soft & Quiet<\/em>. La pel\u00edcula de Beth de Ara\u00fajo, no queriendo meterse de lleno en la deconstrucci\u00f3n de un relato de raigambre secular, opta por dejar los convenientes dualismos configurados por sus protagonistas para seguir con la historia.<\/p>\n

\"\"<\/a>
El encuentro de las protagonistas con Anne (Melissa Paulo) y Lily (Cissy Ly) \u2014asi\u00e1tico-americanas\u2014 supone uno de los momentos m\u00e1s tensos e injustos de toda la pel\u00edcula.<\/figcaption><\/figure>\n

Despu\u00e9s de que salgan de la iglesia \u2014o, mejor dicho, de que las eche el cura: dato importante\u2014, las protagonistas van a la tienda que regenta una de los miembros del \u00abclub\u00bb \u2014Kim, interpretada por Dana Millican\u2014, enclave en el que se encuentran con Anne y Lily, dos hermanas asi\u00e1tico-americanas que a partir de este momento ser\u00e1n el objeto de burla y acoso de la narrativa ultranacionalista de estas mujeres<\/strong>. La din\u00e1mica que se desarrolla en la tienda responde claramente a un esquema de\u00a0bullying<\/em> al insultar, ya no tan solo su raza \u2014\u00bbWhat even are you?\u00bb, le llega a preguntar Marjorie (Eleanore Pienta) a Anne, mof\u00e1ndose de su cualidad de mestiza\u2014, sino a su integridad como seres humanos<\/strong>, incluso si la perspectiva monol\u00f3gica de las protagonistas no sea capaz de profundizar en aquello que queda por debajo del nivel d\u00e9rmico. Anne y Lily, como dos ciudadanas m\u00e1s, estaban cansadas tras un largo d\u00eda de trabajo y solo quer\u00edan comprar una botella de vino para m\u00ednimamente disfrutar de lo que quedaba de jornada. No entraron ni insultando ni provocando a la tienda. Ni siquiera entraron con mala actitud. Sin embargo, la mera diferenciaci\u00f3n cultural<\/strong> supone un \u00abinsulto\u00bb lo suficientemente notable como para herir las sensibilidades de las protagonistas<\/strong> \u2014las que, curiosamente, forman parte de un movimiento que ha acu\u00f1ado la expresi\u00f3n \u00abgeneraci\u00f3n de cristal\u00bb\u2014 y activar su vena reaccionaria<\/strong>. Tras un forcejeo tanto verbal como f\u00edsico, finalmente Anne y Lily cogen una botella de vino por la que pagan la exorbitante cifra de 300 d\u00f3lares solamente para contentar a las protagonistas y poder marcharse a casa.<\/p>\n

No contentas con c\u00f3mo han salido las cosas, las protagonistas \u2014con la ayuda del marido de Emily, Craig (Jon Beavers), \u00fanico hombre con un papel significativo en la historia\u2014 localizan la casa de Anne y Lily, que viven juntas. Con el motivo de querer gastarles una \u00abbroma\u00bb, consiguen entrar en su casa \u2014que, de momento, est\u00e1 vac\u00eda\u2014 y comienzan a llevar a cabo algunas trastadas: se beben sus cervezas, encierran al perro en un mueble al lado de la puerta, rompen un bote de cristal, etc. Es una demostraci\u00f3n de poder<\/strong>, funcionando casi como un ejercicio de colonizaci\u00f3n a peque\u00f1a escala<\/strong> en la que la raza supuestamente \u00absuperior\u00bb invade el territorio de la que se considera \u00abinferior\u00bb. La cosa parece inofensiva hasta que aparecen las dos hermanas. Aqu\u00ed comienza la debacle<\/strong>. Presas del p\u00e1nico, aunque aprovechando los conocimientos de la expresidiaria Leslie (Olivia Luccardi), las atan y amordazan. Una vez se han tranquilizado, las protagonistas siguen con su \u00abbroma\u00bb, esta vez focaliz\u00e1ndola sobre Anne y Lily. Una de estas payasadas consiste en hacer que Lily coma cacahuetes, con la mala suerte de que es al\u00e9rgica<\/strong>. Entra en shock anafil\u00e1ctico<\/strong>. Usar la epinefrina es una opci\u00f3n, pues hay en casa, pero Leslie, la que la ha ido a buscar, en otra desagradable demostraci\u00f3n de poder, decide no usarla. Lily, por supuesto, acaba muriendo<\/strong>. Para maquillar la escena del crimen, hacen ver que todo ha sido producto de unos hombres que han entrado a robar y que las han violado. El plan no sale bien, optan por otras ideas. A Anne, Leslie la asfixia y la deja inconsciente, aunque ellas piensen que est\u00e9 muerta. Tras limpiar la escena del crimen, se van a un lago y tiran los cad\u00e1veres al agua. Tras creer que han vencido y haberse marchado, la c\u00e1mara permanece en el espacio donde el cuerpo se ha hundido. La \u00faltima imagen que tenemos en la pel\u00edcula es Anne, desasida de las cuerdas, llegando a la superficie y respirando hondamente. En este punto, queda claro que la pel\u00edcula ha jugado con nosotros<\/strong>. Una de las preocupaciones que se tiene durante el visionado es que el mal, representado por las ideas manifestadas por las protagonistas, salga victorioso en una disputa dial\u00e9ctica contra la libertad y el respeto. Nos fastidia la solvencia con la que estas mujeres son capaces de llevar a cabo la situaci\u00f3n y nos repatea que, durante unos segundos, hayan cre\u00eddo que han vencido. Esa \u00faltima imagen, la de Anne saliendo del agua, es el final m\u00e1s optimista que pod\u00edan darle a la historia de\u00a0Soft & Quiet<\/em>: el recordatorio de que toda mala acci\u00f3n tiene su reprimenda, su castigo<\/strong>. De Ara\u00fajo reserva el verdadero golpe activista de la pel\u00edcula para esos \u00faltimos segundos en los que nos se\u00f1ala y nos dice que todo discurso carente de l\u00f3gica y empat\u00eda tiende a seguir las leyes de la gravedad y caer por su propio peso<\/strong>.<\/p>\n

\"\"<\/a>
La pel\u00edcula busca externalizar el arquetipo jungiano de la \u00absombra\u00bb al manifestar unas acciones motivadas por los m\u00e1s bajos fondos psicol\u00f3gicos de una persona.<\/figcaption><\/figure>\n

A simple vista,\u00a0Soft & Quiet<\/em> puede parecer una pel\u00edcula que exhibe un ideario de forma pornogr\u00e1fica, en tanto que no deja espacio a los entresijos y a las sutilezas. Nada m\u00e1s lejos de la verdad. La que es, a m\u00ed parecer, la frase estrella de la pel\u00edcula viene a santo de una discusi\u00f3n que mantienen en la iglesia con motivo de la creaci\u00f3n de un\u00a0newsletter<\/em> en el que exponer su ideario. Emily prefiere ser cauta en este aspecto y no comenzar de forma demasiado fuerte y evidente. Es en este momento que apunta: \u00abSoft on the outside, so vigorous ideas can be digested more easily. We are the best secret weapon that no one checks at the door because we tread quietly<\/strong>\u00ab. Las espeluznantes implicaciones de este breve discurso nos llevan a imaginarnos a peligrosos frentes ultraconservadores \u2014portadores de un exacerbado ideario nacionalista, racista, mis\u00f3gino y hom\u00f3fobo\u2014 obrando de forma subrepticia, penetrando primero en el no-consciente para luego trabajar de forma c\u00f3moda en el relato superficial de sus ideas. La actualidad de este pensamiento es innegable<\/strong>, y Beth de Ara\u00fajo es consciente de ello al plantear que toda la historia se cuente a trav\u00e9s de un plano secuencia que remarca la contemporaneidad de este tipo de pr\u00e1cticas. Ver en \u00abdirecto\u00bb como una acci\u00f3n lleva a otra, sin que la pel\u00edcula haya sido apenas objeto de edici\u00f3n, nos indica que esto puede estar pasando en alg\u00fan lugar de Estados Unidos. La hora y media que dura\u00a0Soft & Quiet<\/em> puede entenderse como la manifestaci\u00f3n de una urgencia<\/strong>, como la exposici\u00f3n de una intrincada red de problemas que debe cortarse de ra\u00edz de forma impostergable. Sin embargo, de la misma manera que la pel\u00edcula abre la puerta de lo alarmante, deja que se entreabra otra en cuyo resquicio podemos llegar a ver un haz de luz que nos encamina al optimismo m\u00e1s triunfante<\/strong>.<\/p>\n


\n

Cagle, Susie. 2019. \u00ab‘Bees, not refugees’: the environmentalist roots of anti-immigrant bigotry\u00bb.\u00a0The Guardian<\/em>, 16 de Agosto de 2019. Recuperado de aqu\u00ed<\/a>.<\/p>\n

Darby, Luke. 2019. \u00abWhat is Eco-Fascism, the Ideology Behind Attacks in El Paso and Christchurch?\u00bb. GQ<\/em>, 7 de agosto de 2019. Recuperado de aqu\u00ed<\/a>.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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