Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

5 razones para engancharse a «The Good Place» (NBC, 2016-)

El 19 de septiembre de 2016 se estrenaba en el canal NBC la nueva comedia de Michael Schur, The Good Place (2016-actualidad), poco después de despedir a la que fuese su proyecto más aclamado, la sitcom Parks and Recreation (2009-2015). Con dos temporadas y una tercera en camino, la serie daría el salto definitivo a Netflix como una de las propuestas más originales, divertidas y novedosas de la pequeña pantalla. Hoy, os damos nuestras 5 razones para engancharse a The Good Place (y, creedme, lo haréis):

1. La premisa. La serie se centrará en Eleanor Shellstrop (Kristen Bell) quien, tras morir de una manera un tanto peculiar, llegará a “The Good Place”: un mundo utópico donde residirán todas las personas buenas tras su paso a la otra vida como recompensa a sus actos caritativos durante su estancia en La Tierra. Sin embargo, Eleanor se dará cuenta de que un pequeño fallo en la administración por parte del arquitecto del más allá, Michael (Ted Danson), le habrá enviado por error al “Good Place” y que no pertenece allí. Por supuesto, la llegada de Eleanor a este universo utópico supondrá un desfase en su diseño perfecto y se verá sumido en un caos absoluto. Entonces, Eleanor decidirá esconder su falta de moral para poder quedarse en “The Good Place” y, de paso, convertirse en mejor persona.

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Eleanor llega a «The Good Place» en el piloto Everything is Fine (1×01)

2. La dicotomía entre el bien y el mal. Si bien la premisa puede resultar un tanto simplona, a medida que pasen los episodios la tesis de la serie se irá transformando de manera asombrosa. En un principio, “The Good Place” se planteará como una comunidad completamente utópica en el que cada individuo obtendrá una casa hecha a medida y una alma gemela con la que compartir su existencia; donde todo está impoluto y perfectamente ordenado; y, por supuesto, donde nunca se alza la voz y no se está permitido utilizar palabras malsonantes – en este sentido, la propuesta de diseño espacial del equipo artístico de la serie es, absolutamente, brillante. Por supuesto, en esta mitología que se nos plantea, también existirá un “Bad Place” en el que las almas perturbadas serán torturadas para toda la eternidad. En definitiva, una obvia equiparación con el “cielo” y el “infierno” religioso. De esta manera, con la irrupción de Eleanor en “The Good Place”, la serie pretenderá reactivar el conciencia del espectador frente a las condiciones de “lo bueno” y “lo malo” tal como lo entenderá el pensamiento occidental. Así, uno de los mayores alicientes de la serie será el uso creativo de la ética moral y de la filosofía clásica poniendo en práctica teorías existencialista, utilitaristas y deontológicas de autores como Kant, Kierkegaard, Sartre o Aristóteles. Nunca la filosofía había sido tan divertida y fácil de aprender. Y todo gracias a una serie de televisión.

3. Una narrativa postmoderna. Además de un desarrollo de la acción que involucre al espectador y proporcione una tesis muy potente, The Good Place construye un guión en constante evolución con una capacidad realmente apabullante de sorprender al público. Schur y su equipo de guionistas realizan una propuesta fresca y arriesgada en cuanto al formato en el que cada episodio supone un giro de 360º en la dirección de los argumentos y las tramas. En especial, los giros dramáticos de los finales de temporada los que, en un alarde de buena escritura y dominio absoluto del rumbo en el que se dirige la historia, suponen un verdadero “oh-my-god-moment” propio de las narrativas mind-game films propuestas por Thomas Elsaesser (Puzzle Films: Complex Storytelling in Contemporary Cinema, 2009). En este sentido, la serie se está convirtiendo en un verdadero fenómeno que está cambiando la manera de concebir e integrar las formas narrativas de la contemporaneidad.

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Uno de los puntos fuertes de The Good Place es la diversidad racial que se mantiene presente durante toda la serie

4. La dinámica entre personajes. Lo que comenzará como una serie de protagonista único, se irá transformando en una narrativa coral en que la (re)combinación de los diferentes personajes que intervendrán será clave para que la propuesta funcione. Así, además de Eleanor y Michael, The Good Place contará con unos personajes secundarios muy bien desarrollados: Chidi Anagonye (William Jackson Harper), profesor de ética moral en la universidad de Sidney y alma gemela de Eleanor que le ayudará a convertirse en mejor persona; Tahani Al-Jamil (Jameela Jamil), una filántropa y egocéntrica aristócrata británica; Jianuy Li (Manny Jacinto), un sabio monje budista en pleno voto de silencio; y Janet (D’Arcy Carden), el sistema operativo que controla que todo funcione en el “Good Place”. A medida que avancen los episodios, se irán revelando las naturalezas antiheróicas de los personajes. Así, la dinámica entre estos seis personajes principales será primordial para el discurso y el tono de la serie; además de la extraordinaria química entre los actores que los interpretan. Un detalle importante también será la diversidad racial de sus protagonistas, tal como podréis observar en la imagen anterior.

5. El humor. Al igual que en el resto de series en los que Michael Schur coordina los guiones, The Good Place cuenta con un humor ágil, fresco y mordaz – práticamente, cada frase es un chiste – con una enorme cantidad de referencias a la cultura popular. La descarada parodia a la serie icónica de los 60′, The Prisoner, es un claro ejemplo de ello. Además de mezclar de manera muy inteligente los momentos más serios, con los chistes negros y las situaciones absurdas.

En definitiva: The Good Place sorprende, divierte, enseña y hace pensar ¿Qué más se puede pedir?

 

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