La quiebra de la identidad: «Perfect Blue» y «Black Swan»
Siguiendo el post de la semana pasada, en el que comentaba la influencia de una de las películas del maestro del anime Satoshi Kon, Paprika, con Inception, uno de los éxitos más aclamados del director británico Chritopher Nolan; hoy pretendo analizar otro caso el que una obra minoritaria y no muy reconocida – utilizando los términos «minoritaria» y «no muy reconocida» con el permiso de todos los mangakas y anime-cinéfilos, claro está – como es otro film de Kon, Perfect Blue, en una de las películas más interesantes de los últimos años como es Black Swan (Cisne Negro en España) de uno de los directores contemporáneos más sugestivos, Darren Aronofsky.
Pero, antes de empezar, os pondré en el contexto de producción. Perfect Blue (1997) supone el debut en la dirección de largometrajes de Satoshi Kon tras trabajar como creador de cómics, guionista y fondista. El film llega a Occidente siguiendo la estela de Akira (Katsuhiro Otomo, 1989) y Ghost in the Shell (Mamoru Oshii, 1995), cuestionando el falso concepto de que la animación era un medio de entretenimiento infantil. En 1998, un año después de su estreno, Darren Aronosfky, fascinado por la cinta, compra los derechos del guión – por aproximadamente 60.000$, casi nada comparado con la cantidad de beneficio que sacaría Aronofsky de ello – para, supuestamente, hacer un remake en imagen real . Pero, Aronosfky solamente acabará por recrear una escena en Requiem for a Dream – calca la escena de la bañera plano por plano – como homenaje al film de Kon.
Pero, a pesar de que Aronosfky niega la influencia de Perfect Blue en su cinta, curiosamente, guardan extremos paralelismos – incluso, me atrevería a decir que más que Paprika e Inception – tanto a nivel narrativo como a nivel visual.
Las similitudes entre ambos films van desde el nombre de las protagonistas – Nina en Black Swan y Mima en Perfect Blue – hasta a nivel argumental: ambas protagonistas se enfrentan a problemas de identidad debida a la presión por triunfar artísticamente, llegando a confundir la realidad y la ficción y apareciéndoles sus alter egos/dobles.
A parte de a nivel temático, las cintas de Kon y Aronofsky, mantienen una estructura narrativa casi idéntica, con las mismas situaciones y giros dramáticos: ambas protagonistas reciben la oportunidad de prosperar artísticamente (protagonista en El Lago de los Cisnes/paso de un ídolo pop a actriz); sufriendo una crisis de identidad muy extremo hasta que el alter ego se apodera de ellas (aparición de su doble/némesis – el cisne negro y personalidad ficticia MeMima); culminando con un clímax donde se revela la auténtica naturaleza de la protagonista (se revela la verdadera Nina/Mima como su némesis) y culminando en una muerte («suicidio»/muerte de Rumi). La única diferencia es que la película de Aronosfky propone una estructura narrativa basada en El Lago de los Cisnes, – casi literalmente hablando si se analiza con profundidad – mientras que Perfect Blue no sigue ninguna lógica concreta más allá que su discurso interno; lo que hace que Black Swan se acabe configurando como una historia – igual o más – compleja que se aleja de la premisa original del guión de Kon y siguiendo su propio camino.
Incluso en la construcción de los personajes secundarios también encontramos paralelismos en cuanto a su función dentro de la trama: la representación del sueño frustrado y del deseo de poseer el éxito de la protagonista (Rumi/la madre); la representación del deseo sexual y la masculinidad perversa (fanático/director) y la representación de la némesis de la protagonista (Lily/MeMima)
A nivel visual, se refleja el descenso a la locura de Nina y Mima con una serie acciones y recursos parecidos en ambos films, que mantiene una estética parecida y una planificación casi exacta – lo que hace cada vez más complicado asumir que Aronofsky no haya tomado la cinta de Kon como referente. Primeramente, ambos utilizan la multiplicación del punto de vista para transmitir el sentimiento de las protagonistas. Para ello, no es extraño encontrar en ambos films elementos utilizados como símbolo universal de la duplicidad y de paso a otra dimensión como es el uso de espejos, cristales, ventanas, monitores de TV, peceras y, en definitiva, todo aquello que refleje la imagen de las protagonistas. El metro también es un espacio recurrente en ambos films, como representación del mundo caótico que simboliza la ciudad y la multitud.
El montaje de las películas también se utiliza como recurso que es usado como expresión de la confusión mental, con un ritmo acelerado y, a veces, trepidante, incluso en secuencias en las que apenas hay acción física. De hecho, la escena climática es, posiblemente, la que más similitudes guardan las dos películas – pero, para saber a lo que me refiero, tendréis que ver ambos films…
Que conste, que mi intención con este post – y con el anterior sobre Paprika e Inception – no es desprestigiar a dos directores tan creativos de la talla de Nolan y Aronofsky. De echo, tanto Inception como también lo hará Black Swan, y lo he reiterado varias veces en ambos post, tomarán distintos caminos de sus predecesoras hasta convertiste en películas completamente diferentes en contenido, estilo y finalidad. De hecho, otra de las «obsesiones» de Satoshi Kon es la búsqueda de la identidad personal – que, también encontraremos en Millenium Actress, Tokyo Godfathers e, incluso, en Paprika. Por tanto, tampoco es de extrañar que un cineasta como Aronofksy que también trata esta misma temática – sino véanse The Wrestler, Noah o The Fountain, en menor o mayor medida – tome como referencia a este autor.
Lo único que quiero decir es que, cuando directores consolidados como Darren Aronofsky o Christopher Nolan deciden tomar una obra que, por muy «minoritaria» y «no muy reconocida» que sea, como base y construir su discurso a partir de ella, eso debe significar que debe valer la pena tenerla presente en nuestra filmografía, ¿no?
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora en el grado de Comunicación Audiovisual en CESAG-Universidad de Comillas. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en la investigación en game studies y TV studies.