«¿De qué tienes miedo?»: «Watchmen» (HBO) Ep. 4-5
Seguimos en RIRCA analizando y reseñando de forma bimensual los capítulos de Watchmen: una de las series del momento de HBO. Podemos decir que la serie aún mantiene al espectador enganchado mediante un tira y afloja constante; en cuanto parece que te están dando demasiada información -que parece que le contraresta ese nivel de complejidad que exigen algunos consumidores de series- sorprenden con un nuevo misterio que dejan al aire en un dichoso y seductor cliffhanger.
El cuarto capítulo de la serie, «If you don’t like my story, write yours«(Si no te gusta mi historia, escribe la tuya), si bien no mantiene una cierta tensión constante a lo largo del capítulo, sirve para acabar de construir la subtrama de cada personaje y marcar su cometido principal en la serie. Consecuentemente seguiremos la investigación paralela de Angela Abar (Sister Night) intentando conocer en profundidad la figura de Will Reeves, ese misterioso anciano que dice ser su abuelo (como ya descubrimos en capítulos anteriores), cuál es su historia y cómo consiguió dar con ella y por qué. En esta tarea, la justiciera, buscará la ayuda de su compañero vigilante Looking Glass -quien también está indagando por su cuenta sobre la lluvia espontánea de calamares alienígenas que cayó en Tulsa,- para que éste consiga un análisis de unas pastillas que tomaba con frecuencia Will. Paralelamente, Laurie Blake seguirá buscando el culpable del asesinato del comisario de policía Judd Crawford, un hecho que le hará tener bastantes enfrentamientos verbales con Angela.
La investigación de ambas agentes de la ley las llevará a un mismo lugar, El Reloj del Milenio, una gigantesca torre donde se realizan toda clase de experimentos utilizando las más avanzadas tecnologías. ¿La propietaria de tal lugar? La misteriosa Lady Trieu, un personaje que aparece en el prólogo del capítulo rompiendo la tranquilidad de un matrimonio feliz que vive en una casa de campo al plantearles un dilema monumental: que se queden su casa y sus vidas sigan como siempre o que les venda su casa y sus tierras a cambio de un bebé (ya que el matrimonio no puede tener hijos); mostrando así el poder inconmensurable de tal personaje que toma su nombre prestado de una figura real de la historia china (en muchas ocasiones comparada con Juana de Arco) que luchó y comandó a muy temprana edad una contienda contra la dinastía china del año 226. Con todo este poder y esta carga simbólica sobre sus hombros, Trieu les abre las puertas a ambas agentes, quienes quedan anonadadas (pero sin manifestarlo del todo para guardar las apariencias) del interior de la torre, una tremenda estructura heredada del mismísimo Andrian Veidt, a quien Trieu le rinde tributo en una estatua triunfal del héroe.
En esa misión que ha llevado a Laurie y Angela a la fortaleza de una de las personas más ricas del mundo, recordarán viejos fantasmas del pasado al presenciar cómo algunas secciones de la fortaleza han sido climatizadas para contener en su interior parte de la flora propia de Vietnam, un hecho que le hará recordara a Laurie su última misión como heroína en la guarida de Ozymandias y a Angela su infancia, la muerte de sus padres y cómo conoció a su actual esposo. Pese a que ambas se vayan de la torre sin apenas respuestas, si que salen con una nueva posible adversaria que bajo esa túnica del color de la pureza, se esconde una persona inteligente y manipuladora; una verdadera heredera de la mente e imperio de Adrian Veidt, a quien, como en cada capítulo, vemos cómo va construyendo un meticuloso y costoso plan. En esta ocasión veremos como su frustración ha llegado a un extremo tan macabro que ha acabado por asesinar a todos sus sirvientes androides por quienes no siente ningún tipo de afecto.
Por lo que podemos ver, este capítulo no consigue sorprender tanto como los anteriores y más que destacar, da una leve sensación de insatisfacción, de que quizás le faltase más acción, pero debemos recordar que el plato fuerte Watchmen nunca ha sido la acción, si no las palabras y los dilemas que plantea. No obstante, sí que no olvidemos que aparece un personaje interesante y que posiblemente jugará un papel importante en el desenlace de la serie.
Que el cuarto capítulo nos dejase con ganas de más puede haber causado la sensación de que la serie no conseguiría mantener una cierta tensión en el espectador y que quizás iría bajando su nivel de atracción e interés. Contra todo pronóstico, con el quinto capítulo -titulado «Little fear of lightning» (Poco miedo a los rayos)- la serie nos vuelve a dejar anonadados con un episodio cargado de una estética de cine noir clásico. El punto de vista narrativo abandona a las dos agentes de la ley Laurie y Angela para inmiscuirse en la vida de Wade Tillman, mejor conocido como el justiciero Looking Glass. La vida rutinaria «normal» de este personaje consiste en analizar la reacción de diferentes grupos focales hacia productos, anuncios, etc., para que las empresas sepan en qué tiene interés en la población y en qué no. La vida oculta de Tillman como justiciero sí que le llena más, se puede poner su máscara y actuar tal como es -aunque la inspectora Laurie Blake, instalada en despacho del reciente difunto Judd Crawford, no le pone las cosas fáciles- trabajando en lo que le llena.
A raíz de la investigación de las pastillas que le encargó Angela, Looking Glass, se verá obligado a remover su pasado, su origen como justiciero afiliándose a la brigada especial tras la famosa Noche Blanca, su fobia a la vida extraterrestre que comenzó el día 2 de Noviembre de 1985 cuando ocurrió el desastre mundial en Nueva York relatado en el final del cómic y al principio de este episodio (en una escena donde los colores, utilización de la cámara y efectos especiales tendrán gran peso), y que le llevará a recurrir a un grupo de terapia conjunta. En este retorno al pasado propio de un film noir, Glass conocerá a su femme fatale, que le llevará a resolver una pieza de extrema importancia para acabar con la Caballería y que le llenará de valor hasta que se dé cuenta de que todo ha sido una trampa y vea con sus propios ojos la verdad del mundo en el que vive, un mundo en el que todos viven con temor a un ataque alienígena, donde Steven Spielberg basó La Lista de Schindler (1993) no en el holocausto judío sino en el desastre de Nueva York del 85, donde la gente (Will Reeves entre ellos) recurre a pastillas ilegales llamadas Nostalgia (como aquella colonia de Adrian Veidt) que contienen recuerdos del pasado… un mundo ligado a una mentira con la que Tillman tendrá que lidiar.
Para finalizar, como en cada capítulo, veremos una escena protagonizada por Adrian Veidt, y esta, en concreto, rematará el plot twist que nos dejaba la trama de Looking Glass al mostrarnos cómo el plan genio maquiavélico es escapar de su exilio, pero no deberá escapar de un lugar perdido de la tierra, si no que que tendrá que escapar de su exilio en un extraño lugar situado en una luna de Júpiter, un exilio quizás creado por el Dr. Manhattan del que aún no habrá conseguido librarse.
Así se resumen estos dos últimos capítulos retransmitidos por el momento de la nueva serie de Damon Linderlof, que aún consigue mantener al espectador pegado a la pantalla por completo, pendiente de qué pasará en el siguiente capítulo y dejándole maravillado.
Graduado en Comunicación Audiovisual en el Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez (Universidad de Comillas). Apasionado por el cine, las series de televisión, los cómics y toda forma de arte secuencial. Interesado en toda obra filosófica, transgresora e innovadora.