Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Desenmascaramientos y reapariciones, «Flicker» (AHS Hotel, 5×07)

Llegamos al ecuador de la temporada con el séptimo episodio de AHS Hotel, Flicker. Después de superar los dos intensos especiales de Halloween y del esperadísimo regreso a la Murder House, es hora de reposar de los pertubadores acontecimientos que se han ido sucediendo entre las paredes del Hotel Cortez. Esta vez, los hechos principales nos situarán la mayor parte del tiempo fuera del establecimiento y se nos desvelarán los secretos y las verdaderas intenciones de varios personajes. Pero, vayamos por partes.

El episodio tendrá como punto de partida el descubrimiento de un pasadizo oculto en una de las áreas más castigadas del Hotel Cortez mientras se realizan reformas bajo las órdenes del nuevo dueño del establecimiento, Will Drake. Este inesperado hallazgo, no solo supondrá un problema para los planes de The Countess en su codiciado futuro, sino que reaparecerán fantasmas de su pasado que reabrirán ciertas heridas que ella creía haber cerrado para siempre y que tendrán terribles consecuencias. Si en todos los posts escritos hasta ahora reiterabamos ese halo de misterio que rodeaba al personaje de Lady Gaga, en estos últimos dos episodios parece que los guionistas se les ha agotado la paciencia y han focalizado todos sus esfuerzos en revelarnos el pasado de The Countess casi de manera íntegra. Si en el capítulo anterior se nos descubría su amor incondicional y fervente hacia la terrorífica criatura que ella misma escondía dentro de la habitación 33, en Flicker se nos revelará, al fin, el origen de la condición vampírica de la condesa y el cómo acabó instalándose en el Hotel Cortez.

Las sedientas criaturas que aparecerán del misterioso nuevo pasadizo oculto desbloquerán, de alguna, manera la vida pasada de The Countess, retomándonos a su juventud cuando aún era solo Elizabeth en 1925. Allí veremos a una inocente joven seducida por el glamour del mundo del cine y que terminará enamorándose de uno de los galanes de la época, el actor italiano Rodolfo Valentino, que le adentrará en un juego pasional conjuntamente con su esposa Natacha Rambova.

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Rodolfo y Natacha serán los primeros grandes amores de Elizabeth

Flicker nos enseñará una dimensión completamente desconocida de The Countess hasta ahora – y, en este sentido, una nueva faceta de Lady Gaga como actriz, la que está realizando un estupendo trabajo. Por una parte, veremos a una apasionada y feliz Elizabeth enamorada de Rodolfo y Natacha y a una joven ilusionada con enormes sueños por delante; pero, también, descubriremos a una chica despechada y hundida que acabará lanzándose en los brazos del primer hombre que le muestre un poco de afecto, que no será otro que el magnate James Patrick March, diseñador del Hotel Cortez. Será así como Elizabeth se convertirá con los años en The Countess: adquiriendo los perversos gustos de su marido por la sangre y aprendiendo a fingir y a guardar sus verdaderos sentimientos para sobrevivir.

Como ya nos tienen acostumbrados Murphy y Falchuck, sus producciones están llenas de referencias a la cultura popular y a hechos históricos de Estados Unidos, así que, no es de extrañar que aparezcan personajes reales en la antología. En el caso de Hotel, no solo aparecerá Rodolfo Valentino y su mujer Natacha, sino que la cosa va más allá. Bajo el interesante planteamiento de la inmortalidad del cine – en una clara autoreferencia a una de las temáticas principales de esta temporada -, que tanto han teorizado entendidos en la materia, Hotel propondrá una descabellada teoría: que la «conversión» de Elizabeth se verá afectuada por el propio Valentino, que a su vez, fue contagiado por el cineasta alemán F.W. Murnau, director de Nosferatu. Aquí se realizará un ejercicio muy particular de metacine donde se pedirá la complicidad con el espectador, los que muchos han encontrado una pasada de vueltas. Para aquellos, ahí dejo una reflexión: si Stevie Nicks puede ser una bruja… ¿porqué Valentino y Murnau no pueden ser vampiros?

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John se encuentra con el primer sospechoso de los asesinatos que está investigando

Por otro lado, el episodio tendrá como segunda línea de acción la investigación personal de John para cazar al brutal «Asesino de los 10 Mandamientos». Después de las (supuestas) alucinaciones y acontecimentos extraños que él mismo experimenta en el Hotel Cortez y que (casi) le hacen perder la cabeza por completo, John decide internarse en un hospital psiquiátrico para averiguar los motivos de su nuevo estado mental/paranóico y, así, evitar causar más daño a su familia. Sin embargo, a pesar de su clara disposición para mejorar, John utilizará la excusa del internamiento para infiltrarse en el hospital donde se encuentra encerrado el primer sospechoso de ser el asesino en serie que tanto ansía atrapar.

Para su sorpresa, John tendrá una conexión especial con el sospechoso que le hará tomar decisiones extremas y, como no podría ser de otra manera, le hará regresar al sitio que ha intentado dejar atrás pero del que ninguno de nuestros personajes consiguen – ni conseguirán – escapar: el Hotel Cortez. Está claro que, a partir de ahora, veremos a un John diferente al que entró por primera vez en la habitación 64. Su obsesión casi enfermiza por encontrar respuestas – ya sean resolver los insólitos hechos del hotel o atrapar al asesino – le harán replantearse su código moral y su propia indentidad y le obligarán a abandonar su lado más racional y analítico. Porque, si algo podemos anunciar, es que las máscaras detrás de las que los residentes del Hotel Cortez se han disfrazado durante mucho tiempo se están consumiendo y todos los personajes se están viendo forzados, nos solo a enfrentarse a su pasado, sino también a aceptar su nueva condición oculta y oscura.

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Hay unos nuevos inquilinos en el Hotel Cortez…

Lo mejor: La sorprendente química entre Lady Gaga y Evan Peters; y, sinceramente, la conversación de John con la niña en el hospital. La contundencia de los diálogos, una puesta en escena inusual y formidable, juntamente con las brillantes interpretaciones de Wes Bentley y la niña (Jessica Belkin), hacen que sea una de las escenas más notables del episodio. Porque, a veces, una escena sencilla y bien ejecutada es mejor que las secuencias espectaculares y con mucha acción.

Lo peor: que en los últimos dos episodios la serie se está focalizando demasiado en desvelarnos el backstory de The Countess y se está olvidando del resto, comenzando a  diluirse el planteamiento inicial y el vínculo entre todos los personajes del Hotel Cortez dentro de la trama. Esperemos que recupere el ritmo tan bueno con el que arrancó la temporada y no siga el rumbo tan inconexo que acabó tomando Freakshow. Y, personalmente, he echado mucho de menos a Sally en los dos últimos capítulos.

Lo más destacable: insisto en el enorme trabajo del departamento de fotografía y diseño de producción en esta temporada – las secuencias del tango y del relato de Murnau son espectaculares de forma. Esta vez, se han superado a sí mismos con Hotel.

 

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