Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Diseccionando «Westworld»

Es innegable que la serie Westworld, creada para HBO por Jonathan Nolan y Lisa Joy despertó en el momento de su estreno una gran expectación. Saber cómo se plantearía en una serie la propuesta fílmica hecha en 1973  por Michael Crichton junto con las más que espectaculares fotografías del rodaje y el elenco que formaba la serie levantó pasiones. Y debemos decir que la primera temporada de Westworld no defraudó en absoluto al presentar un mind game en toda regla —como no podía ser de otro modo dada la trayectoria de Nolan— en el que los juegos temporales y la hiperrealidad provocaron más de un quebradero de cabeza al espectador y muchas más elucubraciones —o «flipadas» absolutas— en el fandom. Un fandom que en los últimos tiempos parece querer convertirse en guionista y marcar las líneas argumentales y trayectorias de personajes como a cada uno le viene en gana según sus gustos personales.

Así, mientras la (re)construcción de los timeline de las dos temporadas emitidas hasta el momento han ocupado a los seguidores de la serie,  la fuerte carga teórico-científica que suele acompañar a los guiones de Nolan —y en este caso de Joy también—  y las inevitables connotaciones éticas de Westworld han llamado la atención de los investigadores de la ficción televisiva. Un interés que ha dado lugar a algunos papers individuales y, por el momento, a tres volúmenes colectivos que proceden a la disección de la serie de HBO. Dos de ellos tendrán como base los elementos filosóficos de la serie, otro, sus aspectos relacionados o relacionables con la psicología.

El primero en aparecer en el mercado es el volumen editado por Blackwell en formato e-book en la misma semana del estreno de la segunda temporada de la serie en abril de 2018 y unos meses más tarde en formato papel. Con el título Westworld and Philosophy. If you go looking for the truth, get the whole thing, y coordinado por James B. South y Kimberly S. Engels, el texto forma parte de la colección dedicada a las relaciones entre la filosofía y la cultura popular que cuenta con más de 60 títulos que incluyen ficción televisiva, música y videojuegos.

Con la participación de 22 investigadores de ámbito internacional (estadounidense y europeo), el volumen aborda la primera temporada de la serie desde siete perspectivas distintas que darán lugar a cada una de las secciones del texto. La primera de ellas se dedicará a la idea del juego en la serie («You said this place was a game») insistiendo en la presencia del concepto de simulación lúdica de los personajes y centrándose de manera especial en la separación entre guest y host y en lo que significa en este mundo hiperreal el convertirse y/o jugar a ser cowboy.  La segunda sección («You´re only human, after all») incidirá en la significación de lo humano así como en la construcción de la personhood enmarcada en las más reciente aportaciones de la filosofía y de la cartografía posthumana.

Logan y William a su llegada a «Westworld»

Las secciones tercera y cuarta («We can’t define Consciousness because Consciousness doesn’t exist», «Choices hanging in the air like ghosts») van a tener como elemento común la reflexión sobre la idea de consciousness y del libre albedrío/elección de los humanos y de los hosts del parque temático. Dos grandes temas que atraviesan la serie y que tendrán una aplicación parcial de las teorías de los filósofos del lenguaje, del posible acercamiento existencialista a algunos personajes y de la omnipresente figura de Alan Turing en este tipo de narrativas.  La quinta parte (I’ve always loved a great story…lies that told a deeper truth»)  pasará revista a las metanarrativas de Westworld que inciden en los aspectos cibernéticos de la serie así como la creación de la semiosis de la virtualidad como elemento recurrente de los trabajos de Jonathan Nolan. Sé que queda un poco mal decirlo pero este último aspecto lo desarrollo yo misma al ser seleccionada mi propuesta por los coordinadores del volumen.

La realidad (post)humana de Bernard

Finalmente, las últimas secciones  («I choose to see the Beauty», «You cant’t play God without being acquainted with the Devil») serán ciertamente misceláneas dedicándose a la relación de la serie con la idea de Belleza clásica a la que no son ajenas ni la desnudez ni su equiparación con el canon de la tragedia griega; así como a la reflexión acerca de la creación de realidades virtuales y su relación directa o tangencial con la aparición de totalitarismos científicos.

Un volumen, pues, que intenta evitar la repetición conceptual de los trabajos que lo integran gracias a una escrupulosa coordinación y un esquema de constantes revisiones —puedo dar fe de ello— que seguían la premisa inicial de «hablar de filosofía a través de la serie» en un lenguaje riguroso pero al mismo tiempo asequible.  Una premisa que, desde mi punto de vista como lectora, no sigue el volumen recientemente editado (2019) por Open Court con el títuloWestworld and Philosophy, Mind Equals Blown bajo la coordinación de Richard Greene y Joshua Heter.

La segunda temporada de Westworld no consta en ninguno de los volúmenes

El volumen de Open Court inició su andadura un poco más tarde que el de Blackwell; de hecho, los call for contributions se hicieron públicos cuando el texto coordinado por South y Engels ya iba por su tercera corrección de originales. A partir de aquí, su aparición en los mercados —ignoramos los motivos— se fue atrasando hasta este año, ya emitida la segunda temporada de Westworld. Un retraso y un estreno que lamentablemente no supieron —o no pudieron— aprovechar los editores que se hubieran marcado un tanto importante incorporando trabajos sobre la recién finalizada temporada y que lo hubiera distinguido de los otros textos motivos de este post, especialmente de sus contenidos. Y es que resulta difícil no repetir propuestas temáticas cuando la idea madre del volumen es la misma: Westworld y la Filosofía.

Al igual como sucede en el texto de Blackwell, el volumen de Open Court se dividirá en secciones que, en este caso, responderán a espacios o conceptos de la serie: The Maze, Mariposa Saloon, The Prairie, Main Street y The Mesa Hub. Con un total de 25 aportaciones de investigadores exclusivamente estadounidenses (salvo una estudiosa británica), las partes del libro responderán hipotéticamente a los epígrafes-frases que las enmarcan: «If you can’t tell the difference, does it matter if I’m real or not?», «When you are suffering, that’s when you’re most real», «Everything in this world is magic, except for the magician», «The only thing wrong with the seven deadly sins is that there aren’t more of them» «Some people choose to see the ugliness in this world. I choose to see the beauty, to believe that there is an order to our days». Un repaso a las secciones del texto y recordando las anteriores nos dan un resultado más o menos semejante en cuanto a desarrollo de las distintas investigaciones; sin embargo, en buena medida los trabajos van a presentar un argumentario constante y repetitivo de tal modo que el lector va a tener el impulso de dejar de leer el volumen ya en la primera parte del mismo. De esta manera, y restar valor a los distintos estudios, asistiremos a una narración monotemática centrada en la descripción de las acciones de la serie, y normalmente siempre las mismas, por una parte; y al encaje forzado de los personajes en un planteamiento filosófico, por otra parte. Justamente el resultado deviene todo lo contrario del volumen de Blackwell: se habla de filosofía y se calza la serie. Porque, aunque sepamos que Jonathan Nolan siente una especial debilidad por parlamentos explicativos y a veces soporíferos de las teorías que utiliza, ¿de verdad creemos que a la hora de escribir los guiones y construir a sus personajes tuvo en cuenta si encajaban en el conocimiento corporeizado de Merleau-Ponty, la guerra justa de San Agustín o la pugna entre la filosofía socrática y la platónica?

El canon de la belleza es uno de los temas de estudio en la serie

Dentro de este panorama repetitivo deseamos destacar cuatro aportaciones interesantes que se desvían de su tónica general: la reflexión acerca de los estados de hipnosis aplicado a los personajes de la serie (cap.2); el debate entre el orden y el caos y su relación con los hosts y los guests (cap.8); la idea de la elección de opciones posibles y su relación con los conceptos de libertad y de determinismo (cap.15) ; y, finalmente, la diferenciación entre robots y clones desde una perspectiva platónica además de deleuzeana (cap.21). Cuatro trabajos que aportan nuevas perspectivas dignas de continuidad.

Para finalizar, el volumen Westworld Pshychology, Violent Delights coordinado por Travis Langley y Wind Goodfriend para la editorial Sterling (2018) va a tener una factura totalmente diferente. En un formato ágil en el que encontramos insertados recuadros explicativos de conceptos utilizados en las distintas aportaciones del texto así como ejemplificaciones de experimentos relacionables con los personajes, el volumen se centrará esencialmente en los distintos elementos que ayudan a la comprensión de la personalidad de los integrantes de la serie. Dividido en cinco partes, cada una de ellas desarrollará un aspecto común a varios personajes. Así, la primera parte, Choice, reflexionará acerca de la posibilidad o no de elección en las inteligencias artificiales, de la teoría de la disonancia y de la elección del camino del mal en los humanos.

Uno de los capítulos del libro se dedica al Man in Black y la evolución del mal

Como sucediera en el volumen de Blackwell, la segunda parte, Games, insistirá en la «gamificación» de la serie . La tercera sección, Perspective, se dedicará a la percepción temporal de personajes y audiencias,  a la transformación de la personalidad en experiencias tildadas como de «ultimate vacation» y, finalmente, a las relaciones especulares entre humanos y no humanos. La cuarta sección, Narrative, incidirá en cómo los bucles temporales se relacionan con la construcción del héroe en la serie, además de reflexionar acerca de los conceptos de masculinidad y del rol de la mujer en narrativas del western. Finalmente, Voice, cerrará el volumen hablando de la construcción y búsqueda de la propia identidad en un entorno violento. Un planteamiento, en definitiva, altamente enriquecedor.

De características muy distintas, los tres volúmenes aparecidos hasta el momento sobre la serie Westworld son de obligada lectura y deben considerarse como textos en muchas ocasiones introductorios y especialmente efímeros desde el momento en que la serie todavía no ha finalizado. Sin embargo, a pesar de que ninguno de ellos se dedica a la segunda temporada de la creación de Nolan y Joy, lo cierto es que las aportaciones no han perdido validez en ninguno de los casos y estas apenas sufrirían variaciones. Eso no dice mucho en favor de la segunda temporada de Westworld. Esperemos que esta conclusión un tanto drástica ya no sea válida para la tercera entrega cuyo estreno sitúan los cronistas en 2020.

 

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