Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

El género del horror y los sentidos, un texto de Angela Ndalianis.

Si hace una semana sugeríamos la lectura de TV Horror de Lowett y Abbot, esta vez recomendamos un nuevo texto de investigación de materiales audiovisuales y transmediáticos relacionados con el género del horror: The Horror Sensorium, Media and the senses de Angela Ndalianis, editado en 2012 en MacFarland.

Con una portada más que perturbadora y creepy (que hemos intentado evitar a toda costa por ser capaz de provocar pesadillas a más de uno) aunque bastante dulcificada si buscamos el libro bien como imagen en Google o en alguna página de librerías como Barnes & Nobles, el texto de esta profesora  de la universidad de Melbourne por cuyos textos siento una especial predilección  es una recopilación de trabajos que siguen una premisa inicial y unificadora: la insistencia en la creación del horror en las audiencias no solo a través de argumentos más o menos impactantes sino especialmente a través de una imaginería que, ayudada por los medios técnicos más avanzados, provoca en el espectador las mismas sensaciones que está viviendo el personaje que contemplamos en la pantalla.

¿O no le decimos sistemáticamente a la pobrecita  actriz de turno: no vayas por ahí que está el asesino/zombie/monstruo?, ¿no cerramos los ojos cuando intuimos una escena especialmente truculenta?, ¿no saltamos de nuestros asientos cuando de manera meditada y bien ubicada en el argumento interviene o aparece el maligno?, ¿o, finalmente, y casi parafraseando a Shylock de El mercader de Venecia skakespeareano, no pensamos, «¡eso debe doler mucho!» cuando algún personaje es desmembrado o agredido del modo más salvaje que un guionista pueda crear?. Pues justamente eso es el horror sensorium, la implicación emocional-sensorial (habitualmente emociones y sensaciones básicas) del espectador con el producto cultural que contempla, de manera activa, por supuesto.

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Psycho, una de las secuencias emblemáticas del género del terror

Sin dejar de mencionar en la introducción del libro -unas páginas absolutamente ilustradoras y clasificadoras, por otra parte-  la trayectoria histórica del género del terror como el género de mayor recorrido y pervivencia cinematográfica en el que se plantean no solo elementos identitarios, sino especialmente argumentos relacionados con los miedos sociales y rupturas del  orden establecido que puede ser subsanado o no, el texto de Ndalianis va a proponer un análisis de diferentes textos contemporáneos que alcanzarán no solo películas y series de televisión (como Blair Witch o True Blood) sino especialmente productos transmediáticos (Doom 3) y personajes post/transhumanos de entre los que destacará a los undead, avatares o seres expuestos a contagios víricos, armas nucleares o bioweapons que supongan algún tipo de alteración genética y, por extensión, una  alteración de su condición humana. No cabe duda de que, en estos momentos, se nos ocurre más de un ejemplo como lectores de este post. Es más, estoy convencida de que, al mismo tiempo, también estamos reviviendo nuestro estado anímico en el momento de ver las imágenes que reconstruye nuestro cerebro. Un nuevo ejemplo de horror sensorium en el que se ve involucrada la memoria emocional del espectador pero también el imaginario colectivo.

Prolegómenos a la escena más impactante de la película «Carrie» de 1976

Sin embargo, debemos reconocer que los ejemplos seleccionados por Ndalianis para configurar este texto son en cierto modo previsibles y quizá excesivamente trillados, algo que no aleja excesivamente el libro de otros de temática más o menos parecida. A pesar de ello, no cabe duda de que el principal valor del libro reside en la nueva perspectiva que abre para los estudiosos y curiosos del género  -y de otros géneros como el de acción, sin ir más lejos- y que debe centrarse en el triángulo formado por la escritura de guiones, los avances en la postproducción cinematográfica/ fomento de los efectos especiales y, finalmente, las mejoras en las salas o de los home-video que insisten en las mejoras de la proyección cinematográfica y en la creación de ilusión de realidad. O, si se prefiere, en un simulacro de la realidad sensorial. Justamente este aspecto va a ser remarcado por Ndalianis en un texto que, a pesar de tener ya cuatro años en los que la tecnología ha avanzado de manera espectacular, sigue siendo vigente en sus planteamientos esenciales. Un texto en los que la introducción y la bibliografía resultan esenciales y cuyos capítulos deben entenderse como apuntes personales de los que, independientemente de la coincidencia o no con el argumentario y conclusiones expuestas, podemos extraer ideas más que interesantes. En definitiva, un texto imprescindible para los amantes el género del horror.

 

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