El Joker de «Escuadrón Suicida» (Una cuestión de expectativas)
El puesto número uno estaba muy alto como para superarlo, pero las expectativas que se habían generado parecían presagiar que el Joker de Jared Leto sería incluso superior a la versión ofrecida por Heath Ledger. Por ahora, la caracterización ofrecida por Cristopher Nolan sigue siendo insuperable, aunque Leto quiera hacer méritos para ser el siguiente de la lista. No lo ha conseguido y tampoco sabemos dónde colocarlo, porque, lo cierto, es que no ha tenido tiempo para demostrar mucho en esta versión del director David Goyer.
Escuadrón Suicida no es una película para el lucimiento del Joker, como sí lo es para Harley Quinn, la mejor con diferencia; más bien podemos afirmar que ha servido como tímida presentación del personaje, tímida en función de la expectación generada, según los sensacionales avances que pudimos ver hasta el día de su estreno. El Joker entra y sale de escena con total naturalidad, pero su participación no condiciona para nada el desarrollo de la historia. Desde este punto de vista entendemos que su inclusión ha sido consecuente con la idea de presentación en este renovado universo DC. ¿El problema? Bueno, realmente que nos deja con ganas de más, lo cual es buena señal, pero no es lo que esperábamos.
Quizá lo que más nos chirríe a los lectores del cómic es ese esfuerzo innecesario por construir una verdadera historia de amor entre el payaso macabro y la desquiciada Harley. El reflejo psicótico, dependiente, enfermizo y violento, ese sí pertenece a su vínculo; algo subsanable de haber tenido la dichosa calificación R que sí contó Deadpool. Si nos vamos a los resultados de una y otra y la crítica desmesurada contra la primera, no entiendo por qué no arriesgaron más en Escuadrón Suicida. ¡Es una película de villanos! ¿Cuándo sino era momento el de hacerlo? Si somos optimistas esperamos ver muchísimo más de este Joker en la próxima película de Batman.
Con lo que sí nos quedamos es con su estética, más modernizada y distanciada de sus predecesores, pero que se inspira claramente en la versión del Joker de Grant Morrison, el macabro payaso de Scott Snyder y el que caracterizó César Romero en los años 60. La sonrisa metálica y los tatuajes acentúan todavía más su personalidad, una decisión artística y conceptual arriesgada que no terminamos de saber si ha funcionado como se esperaba. Muchos ya la detestan, mientras que otro valoramos ese intento de renovación y ofrecer algo diferente. El trabajo de interpretación de Jared Leto resulta cuestionable porque le falta tiempo de desarrollo, ahora solo necesita los minutos necesarios que tanto reclamamos para cumplir con las expectativas que desde DC han estado generando.
Periodismo, divulgación y docencia.
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