Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

El juego metaficcional o la (re)creación de otras realidades: «Irma Vep»(HBO, 2022)

El pasado 25 de julio finalizaba la emisión de Irma Vep, la miniserie en ocho episodios escrita y dirigida por Olivier Assayas y producida por HBO. Una miniserie que, de manera inmediata se liga a la película  de Assayas del mismo título, estrenada en 1996 y protagonizada por Maggie Cheung en la que se escenificaba la trastienda del rodaje de una versión de Les Vampires, la película por entregas dirigida por Louis Feuillade entre 1915 y 1916 y producida por Gaumont, cuyo personaje central es la misteriosa y magnética espía-ladrona-hampona Irma Vep. Un personaje interpretado por la actriz Musidora, convertida posteriormente en imagen de la mujer fatal además de ser la musa del movimiento surrealista francés. Sin embargo, la propuesta de Assayas de 2022 va a ir más allá de la mera autoreferencia para construir un juego metaficcional extremo —que ya trabajó en menor escala en otros films como Clouds of Sil Maria (2014)—  que no solo reflexiona acerca de la construcción ficcional cinematográfica sino que es un  ejercicio estilístico en el que se requiere la complicidad del espectador. Un esquema que también apreciamos en producciones más o menos recientes como One cut of the dead (Shinichiro Ueda, 2017).

Tal como sucede en el film de 1996, el argumento de Irma Vep se inicia con la llegada a París de Mira Harberg (Alicia Vikander), una actriz cuya cotización está en alza por haber protagonizado blockbusters de acción y que quiere dar un cambio de rumbo a su carrera. Por ello acepta la propuesta de René Vidal (Vincent Macaigne), un director francés de trayectoria profesional errática y con serios problemas personales, para encarnar a Irma Vep para un formato televisivo en ocho episodios  y que es una reconstrucción de la película de Feuillade. Y es aquí donde se reparten las cartas de este gran juego metaficcional: HBO produce y emite una miniserie en ocho episodios en la que asistimos al rodaje de una miniserie de ocho episodios dirigida por un director que ya realizó una película sobre Irma Vep que sirve parcialmente de referencia, y que reconstruye casi fielmente la película de Feuillade en ocho episodios. Así, el juego metaficcional se va a entremezclar con lo que Roland Barthes llamaría «biografema» de tal manera que Assayas no solo va a construir un producto nuevo sino que va a ampliar el universo de Irma Vep que, como él mismo comenta en entrevistas recientes, forma parte de su existencia. Algo que no implica un componente autobiográfico en la miniserie sino una indagación y/o revisión del propio trabajo creativo.

«Les Vampires» de Feuillade es una de las bases de la miniserie

Un mecanismo intertextual que ya se aprecia en los magníficos títulos de crédito con un estilo de cómic diseñados por Stéphane Manel, acompañados de la música de Mdou Moctar («Ya Habibti» del álbum «Afrique Victime», Matador Records 2021) que remarcan la personalidad oculta —como una supervillana bajo una máscara— y casi esotérica/ritual del personaje central de la miniserie. Algo que se va a acompañar por un tono de comedia que tendrá en el personaje de René Vidal a uno de los centros esenciales para su construcción. Y es que, independientemente del rodaje de la miniserie protagonizada por Mira, la propuesta de Assayas va a centrarse en la relación de dependencia que se establece entre ambos, o , si se prefiere, en la complicidad creativa y personal entre un director y su actriz, en la que buscan una reconstrucción personal. Así, René Vidal es un director que pasa por horas bajas y que tiene una fijación por el personaje de Irma Vep, protagonizado en su momento por su exmujer la asiática y parcialmente omnipresente Jade Lee. Vidal se mueve entre la emoción y la pasión por su trabajo y su personalidad neurótica que intenta controlar con sesiones de terapia. Justamente será con su terapeuta con la que establecerá una debate emocional acerca de la creación cinematográfica como proceso. Y también lo hará con Mira, cuyo nombre es un remedo de Irma, con quien conecta conceptualmente en la comprensión del cine como traslación de mundos extracotidianos y, por tanto, como entrada a mundos virtuales y fantásticos.

René Vidal (Vincent Macaigne) se mueve entre la emoción y la neurosis

En estos parámetros se moverá también el personaje de Mira, la actriz sueca que pretende dar un vuelco a una carrera excesivamente comercial y quien, en un guiño a la propia personalidad de Alicia Vikander y de nuevo con referencias metaficcionales, comentará que está cansada de que se la considere como una actriz hollywoodiense por su participación en blockbusters. Además, Mira está, en el momento de aterrizar en París, en una situación personal delicada. El inicio de las relaciones con Vidal será meramente profesional para convertirse posteriormente en una especie de mentorización bastante peculiar: Vidal introducirá a Mira en el mundo mítico de Irma Vep a través de las reflexiones acerca del cine pero, especialmente, al sumergirla en la figura de Musidora cuyas memorias y documentales ella revisa y casi memoriza sistemáticamente. De nuevo se pone en marcha el mecanismo metaficcional aplicado a la construcción del personaje: si Musidora es Irma Vep y Mira se transforma en la actriz de Feuillade, asume el rol fantástico/fantasmagórico de Irma en un proceso bidireccional. Así, la dicotomía Mira/Irma se hace efectiva no solo porque habrá, durante la miniserie, ciertos re-enactments de fragmentos de las memorias de Musidora relacionadas con su implicación en el rodaje de Feuillade —que serán interpretadas también por Alicia Vikander— sino porque el vestuario de Irma Vep va a convertirse en la auténtica piel de Mira. El traje de la protagonista de la nueva versión de Les Vampires sirve, pues, para la evolución del personaje que va desde un simple juego personal a la entrada en el mundo fantástico del personaje/persona. a través del director de la producción. Un proceso que resulta sanador tanto para Mira como para René Vidal.

El vestuario es esencial en el proceso metaficcional del personaje de Mira/Irma

El planteamiento conceptual de la propuesta de Assayas se complementa con una puesta en escena dinámica y, como no podía ser de otro modo, intertextual. De este modo, cada uno de los episodios de la miniserie se corresponden con los episodios de Les Vampires de Feuillade que Assayas ordena o, tal como comenta en una entrevista reciente concedida a «The film stage», pone un poco de racionalidad a la «irracionalidad» de Feuillade; de hecho, elimina dos de los episodios del original francés compuesto por diez capítulos —«El criptograma rojo» (episodio 3) y «Satanás» (episodio 9)— ofreciendo una mayor coherencia narrativa a la historia de Les Vampires. Pero, en realidad, eso es lo de menos porque lo importante es la reivindicación de un cine, el de la época muda, más creativo y arriesgado al no existir tantos referentes para los guionistas o directores. Una reivindicación constante en Irma Vep y que se muestra a lo largo de cada uno de los episodios de la miniserie de HBO en la que asistimos a la reconstrucción prácticamente literal de los momentos emblemáticos del film de 1915. Una reconstrucción en algunos momentos enloquecida no por los personajes en sí mismos sino por los actores que comparten el reparto con Mira y, de manera especial, del más que anárquico y provocador Gottfried (Lars Eidinger) quien interpreta a Moreno, el oponente visceral de «Les Vampires» o de Edmond Lagrange (Vincent Lacoste) quien interpreta al periodista Philippe Gérand iniciador de la trama del film de Feuillade a quien cuestiona por no dar profundidad a su personaje. Finalmente el propio Feuillade, al igual que los trabajadores de su film, aparecerá en la miniserie encarnados por Vincent Macaigne/René Vidal y los actores que forman parte de su rodaje. De nuevo, la mise en abîme se extiende a lo largo de Irma Vep que debe ser considerada como un producto estructurado en capas compactas y difícilmente separables unas de otras.

Gottfried/Moreno con Mira/Irma en un momento de la reconstrucción del film de Feuillade

La miniserie de Olivier Assayas es una obra maestra que, paradójicamente, ha pasado desapercibida para las audiencias. Lejos de ser un producto sesudo —como pudiera parecer en una primera instancia por la complejidad narrativa que presenta— Irma Vep es extraordinariamente ágil, seduciendo al espectador desde el primer momento y haciéndole partícipe de un juego fantástico cuyas normas va estableciendo paulatinamente. Unas reglas simples y comprensibles para un producto de enorme calidad conceptual y estética presentado en un tono de comedia que lo acerca a las audiencias contemporáneas. Una miniserie que, además, tiene el mérito de despertar la curiosidad por películas emblemáticas de la historia del cine —en este caso, del cine mudo europeo— cuya importancia en la evolución de este arte es innegable y también, por qué no reconocerlo, mayoritariamente desconocido o eclipsado por los grandes nombres estadounidenses. Una miniserie de las mejores producidas por HBO que merece más de un visionado. Una miniserie imprescindible.

 

 

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