Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

El noir francés o el «thriller forestier», a propósito de «El Bosque» (2017)

Parece que el noir francés está de moda. Las cadenas en streaming como Netflix o temáticas como Calle 13 , al igual como sucediera con el llamado nordic noir, han apostado en sus programaciones por la ficción criminal europea y en especial por la franco-belga con series como Le mystère du lac de Jerome Cornuau (2015) o la casi antología Meurtres à  —Aveyroy, La Rochelle, Lozère, Alpilles y Aigües Mortes — de Claude Michel Rome (2014 a 2017) además de la reciente Zone Blanche de Mathieu Missofa (2017) disponible en Amazon prime video. A ellas se une desde la semana pasada en Netflix La forêt (2017)  producida por Carmafilms bajo la dirección de Julius Berg y guión de Delinda Jacobs; tanto uno como la otra tienen como elemento común en sus carreras la constante presencia de la ficción criminal con trabajos como Mata Hari (2016-2017) y  Falco (2015) en el caso del primero; y de la serie policial-forense RIS, Police Scientifique (2006-2014) en el caso de la segunda.

Y también como en el caso del nordic noir perfectamente reconocible por su cromatismo frío —como no podía ser de otro modo— generado por el entorno geográfico y sus personajes moralmente ambiguos y emocionalmente torturados o conflictivos, el noir francés va a tener unas características determinadas y repetidas. Algo evidentemente lógico dado que, de no ser así, no podríamos considerarlo como una especie de subgénero con identidad propia. Así, en Francia y en Bélgica tendrán lugar misteriosas desapariciones habitualmente de jóvenes o se cometerán atroces crímenes que deberán ser resueltos y que tendrán como escenarios esenciales los bosques que rodean comarcas específicas. De ahí que las ficciones negras francesas hayan sido calificadas como de «thrillers forestiers». Los profusos bosques  serán los catalizadores de la «Francia profunda» escondiendo terribles misterios que afectarán a las vidas de los habitantes de las regiones y departamentos franceses y, con Twin Peaks como gran precedente, van a poner en evidencia sus miserias, sus secretos, sus miedos, y su vida tras los visillos.

Samuel Labarthe como Gaspar Decker y Suzanne Clément como Virginie Musso
Samuel Labarthe como Gaspar Decker y Suzanne Clément como Virginie Musso

La Forêt nos presentará la desaparición y posterior asesinato de la joven Jennifer Lenoir (Isis Guillaume) en el Bois de Fays  al que seguirán las desapariciones de Océane Rouget (Inès Bailly) y Maya Musso (Martha Canga Antonio).  La investigación será llevada a cabo por la gendarmería de Montfaucon encabezada por Gaspar Decker (Samuel Labarthe) y Virginie Musso (Suzanne Clément), madre adoptiva de Maya. Este breve sumario no hace más que reafirmar la canonicidad del argumento desarrollado en la serie. Así, resulta más que evidente que el eje central de la serie va a centrarse en las relaciones entre los personajes implicados en la investigación que irán desfilando a lo largo de los seis episodios de la misma y que, de nuevo de manera previsible, se agruparán en dos bloques: los personajes que, de manera voluntaria o fortuita, ayudan al avance de las pesquisas, y los personajes que se convertirán capítulo a capítulo en posibles agresores hasta la resolución final del caso. De nuevo nos encontramos ante esquemas previsibles.

Sin embargo esta previsibilidad no impide que el espectador se quede enganchado a la pantalla para descubrir gradualmente los elementos que configuran el puzzle del asesinato. Porque es innegable que en todos los episodios pasa algo nuevo, se incorpora una nueva información que ayuda al diseño argumental: la frustración de Virginie ante el desmoronamiento de su matrimonio con Vincent (Fréderic Diefenthal) cuya relación parecía modélica; las extrañas visiones de la profesora Eve Mendel (Alexia Barlier) cuya conexión con el bosque como entidad se remonta a su infancia como enfant sauvage y cuyas intervenciones resultan ser en muchas ocasiones chirriantes; la inexplicada ascendencia de Virginie sobre su amigo de la infancia, el violento Thierry Rouget (Patrick Ridremont); las díscolas personalidades de Océane y Maya ante desestructuraciones familiares de distinta índole; el desconocimiento de buena parte de la vida privada pasada del comisario Decker; o, la desaprovechada intervención de los vecinos de Montfaucon en la creación de estados de vigilancia ciudadana o, hablando llanamente, de creación de fake news ante la aparición de los respectivos sospechosos.

Eve Mendel (Alexia Barlier) mantendrá una extraña relación con el bosque
Eve Mendel (Alexia Barlier) mantendrá una extraña relación con el bosque

Sin embargo, muchas de las relaciones se sacrificarán en la serie en favor de la acción investigadora. De esta manera, y a pesar de que el enganche a la pantalla no sufre excesivamente por ello o que podamos llegar a empatizar con las situaciones vividas por los personajes, echamos en falta una cierta dosis de emotividad. Una afirmación que no implica que los actores no sepan transmitir lo que les pasa en momentos muy precisos —especialmente en el caso de Virginie, la madre policía que pasa por las situaciones más impactantes de la serie, no así en el caso de Eve, un personaje que resulta a veces incluso molesto— sino que el espectador se queda siempre con una pregunta sin responder que no es otra que la de «¿por qué?» y su variante de «¿qué me he perdido o me has hecho perder por el camino?», algo que se nota y mucho en el precipitado final de la serie, Dos preguntas que implican la necesaria retrospección de cada uno de los personajes y sus backstories que apenas se esbozan en la serie y que supone, desde nuestro punto de vista, un matiz negativo a la calidad del diseño de los mismos. Y es que cuando uno se queda con ganas de saber más de un personaje, o el guión no está del todo bien construido, o el personaje es solo un esbozo sin demasiado sentido,  o se prepara una nueva temporada de la serie. Ya que la última no es la respuesta correcta, la solución  a ambas cuestiones parece evidente.

La familia Musso al casi completo bajo la atenta mirada de Gaspar Decker
La familia Musso al casi completo bajo la atenta mirada de Gaspar Decker

Y dos preguntas que también pueden trasladarse al bosque. Porque el espacio que da título a la serie y que debería convertirse en el centro neurálgico de la misma, su psicogeografía, va a pasar casi desapercibido al no alcanzar ese halo de misterio exigible a todo bosque que se precie y que no creará ni la dirección de fotografía, ni el argumento, ni las incursiones de lo hipotéticamente fantástico en algunos episodios, sino que se conseguirá a través de la música de Etienne Forget, la auténtica creadora  de la tensión que requiere cualquier ficción criminal con pinceladas de misterio extrasensorial.

Sin embargo, y a pesar de que la lectura de este post resulte agridulce y que algunas críticas a La Forêt hayan sido auténticamente demoledoras, la serie merece una oportunidad, no tanto en sí misma como por el hecho de ser uno de los productos de esta especie de subgénero del thriller que está indudablemente en auge, que está evolucionando y que está suministrando muchos y muy variados productos de calidad distinta pero que intentan crear un espacio con identidad propia dentro de la ficción televisiva europea. Solo por eso, insistimos en que La Forêt se merece nuestro visionado.

 

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