Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

El perfecto midpoint: «m4ster-s1ave» (recap 6)

Por primera vez podemos referirnos a un episodio de Mr. Robot con tres adjetivos: tranquilo,  intimista y soprendente. Porque la sorpresa -y la confusión en el espectador- es la primera reacción que tenemos al iniciarse este nuevo episodio que suponíamos que engancharía bien con el ataque sufrido por los miembros del FBI en China, bien con los preparativos del equipo formado por Darlene y Angela quien debe convertirse en hacker en un tiempo record.

Pues bien, nada de ello sucede. Frente al enormemente angustioso episodio anterior y en un arranque de genialidad hiperreal, nos encontraremos con la emisión de un capítulo del gran éxito cómico de estética de los años 90 que la cadena USA Network emite los miércoles por la noche: la sitcom Mr. Robot protagonizada por la familia Alderson que en el episodio de esta semana va a pasar un día de vacaciones. Ni que decir tiene que la enorme disección entre las acciones que se llevan a cabo y el contenido de los diálogos no tiene una finalidad cómica, bien al contrario, servirá para diseñar las relaciones básicas familiares habitualmente destructivas (del mismo modo y siguiendo ciertamente los clichés del género como en la mítica Married …with children) y también para reforzar el mundo esquizofrénico en el que se mueve Elliot.  Un mundo que, tal como reza la canción de esta producción, se está volviendo loco.

Pero la sitcom también tendrá una finalidad dramática muy precisa, que no es otra que la preparación a los momentos más personales  de la relación de amor-odio establecida entre Elliot y su padre del que se va construyendo de manera paulatina su pasado. Una relación de amor-odio que desde este episodio entrará en una nueva fase que, esta vez sí, ocupa en centro de la temporada. O, si se prefiere, supone el midpoint de la historia.

Angela se convertirá en hacker en un tiempo record

Un midpoint que se extiende al resto de tramas de la serie y que confluirá en la investigación policial llevada a cabo por el FBI con una particularidad: todas ellas supondrán la humanización de los personajes. Así, el plan de hackeo a la policía tramado por Darlene y su escasa banda, mostrarán a una Angela inexperta y con la autoestima por los suelos que, gracias a sus constantes afirmaciones positivas, consigue resolver más o menos su tarea de la cual parece salir reforzada. Por su parte Darlene, el cerebro gris de la operación, será diseñada como una caricatura de la gran hacker contemporánea, Lisbeth Salander, al verla aparecer en la pantalla con una peluca rubia y gafas de sol a ritmo de música disco. Evidentemente nos referimos a la Lisbeth Salander de las secuencias finales de Millenium dirigida por David Fincher. Un nuevo guiño del episodio al cine como anteriormente lo fuera la fantástica sitcom a la televisión. Finalmente, Dominique Dipierro se enfrentará a la ocultación de la verdad sobre el ataque llevado a cabo por la Dark Army por parte del FBI pero también a las consecuencias cotidianas de un colapso económico global: el cierre de la tienda del barrio regentada por Ahmed quien no puede hacer frente al negocio.

Un episodio, unos planos y un mundo que están dominados por un logotipo: el de E-corp.

Lo mejor: la sitcom, sin ninguna duda. Y el respiro que nos han dado los guionistas.

Lo peor: una cierta tendencia a la previsibilidad de las situaciones que rompe un poco la definición de la serie.

Lo más destacable: la perfecta gradación del argumento, todos los midpoints son excelentes.

 

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