Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

El retorno de ‘The Walking Dead’

The Walking Dead volvía con fuerza hace unas tres semanas con la segunda parte de su quinta temporada. Ha pasado de ser la serie pionera en trasladar la metáfora zombie a la televisión, a ser una entre varias que tratan el mismo tema (IZombie, Zombie Nation, e incluso Resurrection), a pesar de que siga siendo, con mucho la más popular.

Como muchos productos basados en una obra anterior, The Walking Dead ha tenido que distanciarse necesariamente del guion establecido para encontrar su propia personalidad. Si la primera temporada enfocó su atención en la construcción de los personajes y la tensión narrativa que propiciaba el fenómeno postapocalíptico, la segunda echó el freno y se volvió mucho más reflexiva. Encerrados en la granja de Herschel, con cierta tranquilidad para poder respirar, en esa segunda temporada se ponían sobre la mesa temas como la legitimidad de acciones como el suicidio o el aborto.

La tercera temporada llegó con aires nuevos, y, todo hay que decirlo, sin la presencia del productor y creador de la serie, Frank Darabont. El resultado fue un arco argumental mucho más dinámico, donde los personajes se enfrentaban a un grupo de supervivientes organizados y dirigidos con mano de hierro por el ‘Gobernador’, en una pequeña aldea, Woodbury, con ansias de utopía pero que finalmente se revelaba como la tiranía de un déspota que no tiene escrúpulos a la hora de sacrificar al resto de desconocidos supervivientes para que medre su comunidad. El final de temporada, con el enfrentamiento entre el Rick y el Gobernador, dejó al grupo de personajes más mermados que nunca, separados y buscando cada cual un refugio para seguir adelante.

En la cuarta temporada, fuimos observando el avance de la diáspora de personajes, que terminan volviéndose a reunir en Terminus, un supuesto refugio de supervivientes. Así, esa temporada se despidió de forma impactante, con un grandioso cliffhang que dejó a los personajes encerrados a merced de una pequeña comunidad que había superado el último tabú para poder sobrevivir: alimentarse de seres humanos.

Y por fin llegamos a la quinta temporada, que nos sorprendió dando carpetazo a este arco argumental de un solo capítulo: sin duda, las implicaciones de la maldad límite de los antagonistas habrían dado mucho más juego, pero los productores decidieron seguir adelante con la trama, moviendo rápidamente a los personajes y volviéndolos a reunir. De alguna forma, es un nuevo comienzo para los personajes, por más que no está completo el grupo de supervivientes: encuentran a Abraham, un ex soldado que está llevando a Washington a un científico que dice tener la cura para la plaga zombie. Por otro lado, el personaje de Beth despierta en un hospital de Atlanta, donde se han hecho fuertes un grupo de supervivientes. Allí coincide también con Carol, que en una incursión es atropellada y llevada allí. El Grady Hospital Memorial ser revelará también no como un sitio salvo, sino como otra fuente de tensiones internas a punto de desestabilizarse.

A finales de año pasado, llegábamos a la pausa navideña de esta temporada, con un mazazo importante para los personajes. La nueva andanada de capítulos (ayer se emitía el décimo capítulo, el tercero después del descanso) llega con la reaparición de antiguos personajes y la con incertidumbre, siempre presente, del destilo poco halagüeño de sus personajes.

 

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