Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«Generación 56k» (Netflix, 2021): la nostalgia como motor narrativo

La nostalgia es el motor narrativo de una de las nuevas series de “Netflix”, titulada “Generación 56k”. Este título hace referencia expresa al modelo de módem 56K de finales de los ‘90 el cual emitía un sonido característico al conectarse a la red y que marcó la generación de treintañeros en los que se centra la serie. Así pues, es una vuelta a la infancia en la que un grupo de amigos (Daniel, Sandro y Luca) descubrieron la llegada de Internet lo cual les abrumó y condicionó, también, la elección de su profesión futura. Si bien tuvieron una visión emprendedora por ver la oportunidad de ganar algo de dinero grabando disquetes y vendiéndolos al resto de amigos del barrio, en el futuro se formarían para acabar trabajando los tres en la misma empresa de Nápoles y con un proyecto común: el desarrollo de Apps con la intención de hacerse ricos.

Si bien uno de ellos ya está casado, el resto campa a sus anchas por el universo Tinder, aunque ocultando su verdadera identidad detrás del móvil por su inseguridad al intentar mantener relaciones cara a cara. Tal es así que a Daniel se le tuerce una cita y por ello recurre a Sandro y a Luca para que le saquen de esa situación incómoda en una cita en la que se siente “atrapado”. Resulta que uno de los amigos le envía un mensaje falso para que tenga la excusa perfecta para poder justificar su partida.

Los viejos amigos en la actualidad

Daniel acumula un largo expediente de amores desafortunados, Daniel no se da por vencido y sigue buscando “la mujer de su vida”, el estilo romántico italiano impregna la personalidad del personaje cuando descubre que ha hecho un “match” con una joven con la que queda en una cafetería y tienen una cita memorable. Resulta que la chica con la que ha estado no es su “match” de Tinder, sino una chica que tiene pareja y que está pasando por un mal momento de la misma y que se encontró “casualmente” con ese chico y pasaron una gran velada. Si bien ese “accidente” resultaba ya típico de las comedias románticas el elemento más relevante es que la identidad de la chica es ya conocida: sorprendentemente es una compañera de clase de la infancia que la llamaban “Satanás” y de la cual Daniel estaba perdidamente enamorado.

Se reencuentran gracias a Tinder, la plataforma de encuentros y de “flechazos” de diferente índole que durante los ocho episodios de alrededor de media hora de duración servirán como telón de fondo del inquieto Daniel y la dudosa Matilda. Si bien Daniel deposita unas grandes expectativas en ella porque cree que sigue siendo la misma niña a la que amaba a escondidas tras los pasillos de la escuela, Matilda ya no es esa niña, sino que ha construido su vida adulta al lado de una pareja que no cumple con sus necesidades y que no encaja con su modo de ver la vida.

El reencuentro entre Matilda y Daniel

Existe un vaivén lúdico entre las escenas del presente caprichoso con el pasado nostálgico en que se rememoran los walkmans, los recreativos con el “Street Fighter” y las mágicas cintas VHS, además de las llamadas telefónicas al fijo (lo cual ya empieza a ser parte de la historia) entre amigas, mientras los padres, hermanos y vecinos cotillean. Se ensalza también esa inocencia perdida en la que los padres de Daniel y Matilda se preocupaban por cómo dotar a sus hijos de estrategias suficientes para que se enfrentaran a los besos, las caricias y a los encuentros sexuales, todos ellos iniciados con ritos como el juego de la botella que hace de la serie un entrañable viaje a la nostalgia en la que la audiencia puede encontrar sus propios recuerdos, embellecidos con los bonitos paisajes veraniegos de Italia y, concretamente, de la isla de Procida.

La serie romántica no ofrece una gran novedad a nivel de género, pero su combinación de clichés envuelta en ese aire italiano nostálgico y uno de sus mensajes principales, el de luchar por lo que creemos y lo que queremos hace de ella, un contenido universal. No obstante, vale la pena darle una oportunidad a esta ficción italiana que no defraudará a la audiencia más nostálgica.

 

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