Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

La opulencia de «The Young Pope»: El éxito del anonimato (Episodios I y II)

La entrada del Papa Pío XIII al Vaticano es triunfal, y remueve todos los cimientos del epicentro de la Iglesia, con cambios constantes de todos los aspectos. Sorrentino nos brinda unos planos y unas líneas de guión magnificas que se ajustan magníficamente a la opulencia del Vaticano, abundante de arte y belleza. Aviso de que este artículo contiene spoilers.

Durante el primer capítulo el papa deja muy claras sus intenciones, cambios significativos en las tradiciones de la Iglesia romana, pero también uno de sus mayores temores: su primer discurso como Pontífice, llegando hasta a soñar con eso, diciendo (para los católicos) auténticas barbaridades, como que la gente se ha olvidado de usar condones y de amar libremente. Cosas realmente tienen todo el sentido, pero sería un escándalo si lo dijera un papa; eso sería revolucionario pero tendría consecuencias con los más conservadores. Otro cambio representativo es que Belardo elige como asistente personal a una monja con inexperiencia -la hermana Mary-, y no a otros que le recomienda Voiello, el cardenal más experimentado de la Iglesia. Pero Lenny la elige porque confía ciegamente en ella, porque le acogió cuándo era muy pequeño ya que sus padres le dejaron en un orfanato. Es una figura maternal para Lenny y le confiaría su vida.

Pío XIII y la hermana Mary observando la réplica de la gruta de nuestra Señora de Lourdes en los jardines del Vaticano.

Durante ambos episodios, el arte está muy presente, pero Sorrentino hace ver al espectador como la Ciudad del Vaticano, ya es una obra de arte en sí, pero no puede faltar la referencia a La Piedad (Pietà) de Miguel Ángel, La Venus de Willendorf (que en realidad se encuentra en el museo de Viena), así como muchas estatuas de la virgen, retratos de papas y en el cabecero del despacho papal La Resurrección de San Francisco al Prato, de Pietro Perugino y al otro extremo de la sala El Triptico de San Juvenal de Masaccio. Es inevitable no acordarme de La gran belleza, película oscarizada del director italiano, ya que mire donde mire, hay belleza, hay cultura, hay arte, hay significado, sentimiento, pero también crítica a cientos de cosas. Además del ingenio y la actitud directa de Lenny, cuando no niega que siente aversión por los turistas, porque son algo pasajero. Y hay una frase que me llamó mucho la atención cuando él y Monseñor Gutierrez (Javier Cámara) están observando La Piedad, Lenny dice: «Al final todo se reduce a lo mismo: a la madre» y no podría ser una frase tan profunda y al mas puro estilo Sorrentino. Venimos de nuestra madre y el cariño y la educación que nos brinda queda marcado en nuestra vida, pero que la diga Lenny es ambiguo, ya que él no conoció mucho a la suya, al abandonarlo en un orfanato.

Pío XIII y Monseñor Gutierrez (Javier Cámara) enfrente de La Piedad.

Si algo caracteriza a este nuevo y joven Papa es su inteligencia y perspicacia; Sorrentino se ha encargado de crear a un Papa con todos los clichés americanos, pero que no se alejan tanto de la realidad: es chulo, pícaro, directo y roza la mala educación, que se confunde con honestidad. Y es con esa personalidad suya que empieza a hacer cambios radicales y modernos. En el segundo episodio hace uno de los actos más revolucionarios de aún su breve papado: no quiere ser fotografiado, y se justifica a su asesora de imagen: la gran mayoría de los símbolos del mundo moderno (Salinger, Kubrick, Banksy y Daft Punk) nunca se dejaron ver. Para mí, uno de los mejores monólogos de la ficción televisiva. Voiello es un ingenuo, porque se pensaba que, al ser un Papa jóven, podría manejar los hilos y tener el control de todos los aspectos del Vaticano, pero nada más lejos.

Pío XIII fumando en el despacho papal.

Además, está muy presente el fútbol, un cliché italiano, pero como siempre, es verídico. Voiello tiene una obsesión con el equipo de fútbol del Nápoles, equipo donde jugó Maradona, a quien venera tantísimo Sorrentino, y es que no puede faltar la referencia futbolística del director. Recordemos que la última película de Sorrentino (Fue la mano de Dios, 2021) es en referencia a como Maradona le salvó la vida (casi literalmente). En definitiva, los dos primeros episodios de la serie son fieles al estilo sorrentiniano, es un humor inteligente, culto e ingenioso, junto con una figura pedante y exclusiva, como si se tratara de una estrella del rock. Para quien piense que es una ficción adoctrinan del catolicismo está muy equivocado, porque se tratan muchos más temas que iré desgranando en los textos siguientes, además de ser una crítica y una reflexión constante a la Iglesia católica. Soy fan de que un director italiano haya hecho una serie sobre la figura más importante de la Iglesia y nadie le haya dicho nada. Bravo, Sorrentino.

Pío XIII durante su primer discurso.

 

 

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