Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

La grandeza del ejército y Josefina: «Napoleón» (Ridley Scott, 2023)

La última película de Ridley Scott se estrenó hace unos días, pero ya tiene a todo el mundo en su contra, sobre todo a los historiadores y a los franceses. Ha recibido muchas críticas tanto por sus inexactitudes históricas como por la elección del punto de vista de su narración. Aviso de que este artículo contiene spoilers.

Puedo decir sin que me tiemble el pulso que Napoleón es una de las películas del año (acompañando a Barbie y a Oppenheimer, obviamente) y es que Ridley Scott ha vuelto a demostrar que las películas históricas son su fuerte, su manera de contar las cosas es tan única y bella que hipnotiza. Al fin y al cabo hacer una película sobre el militar más importante de la historia no es fácil porque su imagen es demasiado grandiosa e importante. No viene mal recordar que Stanley Kubrick quiso hacer un largometraje sobre él pero no sabía como acabar algo tan grande. Me hubiese encantado ver una versión suya por el hecho de que las películas de Kubrick son totalmente atemporales. Lo que ha hecho Scott en este film es basar esta narración en las dos cosas mas importantes para Napoleón Bonaparte: el ejército y Josefina, su primera mujer.

La elección de estos dos puntos de vista tiene sus pros y sus contras: es visible como una cosa influencia a la otra, Napoleón siempre tuvo presente a Josefina, en cada una de sus batallas y en cada uno de los momentos importantes de su vida. Incluso cuando está conquistando Egipto, marcha hacia París porque se entera de que su mujer le está siendo infiel con otro hombre, así que lo deja todo por ir con ella. Esta relación llega al punto de ser muy tóxica e infantil, ya que la manera de comportarse de ambos es totalmente inmadura. Hay escenas que reflejan muy bien el matrimonio que tenían e incluso podría reducirse a las escenas de sexo, que sin decir nada, se dice todo. Esas escenas son absolutamente ridículas e incómodas de ver; no hay ni un mísero desnudo ni un nivel de picardía que atraiga al espectador, todo lo contrario. El sexo entre ellos dos es frío y solo sirve para el desahogo de él, mientras tanto ella no disfruta del acto, aunque sí de la provocación. Aunque ambos se querían mucho era un matrimonio frío y descuidado que acaba en divorcio porque ella no puede darle un heredero al trono, cosa que le reprocha en varias ocasiones y, cuando el poder ya ha podido con él, la ridiculiza mientras están cenando resultando en una batalla de comida entre ellos dos… Verdaderamente ridículo e infantil.

Josefina (Vanessa Kirby) y Napoleón Bonaparte (Joaquin Phoenix) durante una escena

En cuanto a las inexactitudes históricas que han hecho referencia los historiadores, creo que se lo han cogido demasiado literal, no hay que olvidar que es una película de ficción, en la que el director va a utilizar la historia como a él le plazca y la utilizará de manera para contar la dramatización de unos hechos. Al fin y al cabo, que hay más potente de la invasión de Egipto que una imagen de las pirámides siendo bombardeadas, aunque se hubiera filmado una batalla no hubiera tenido el mismo mensaje ni el mismo impacto, y al fin y al cabo Ridley Scott está consiguiendo que se hable de su película ya sea para bien o para mal, porque la mala publicidad también es publicidad. Además, a toda esta ola de historiadores ofendidos, se le ha añadido que los franceses critican el film por no estar hecho en francés, a lo que el director inglés respondió sin pelos en la lengua que «los franceses no se aguantan ni a ellos mismos». Simplemente brillante.

Napoleón en su coronación como Emperador.

Aunque si que hay cosas a recalcar con las que no estoy muy de acuerdo: es un biopic sobre Napoleón Bonaparte aunque no tiene la estructura de biopic en sí. Este tipo de películas comienzan con la vida del personaje, un repaso por su infancia y por lo tanto como se va a desarrollar más adelante, pero en este caso es diferente ya que se empieza en el momento de inflexión de Francia: la revolución francesa, y no solo eso sino que la primera escena de la película es la muerte por guillotina de la última reina de Francia, Maria Antonieta, con un plano detalle de su cabeza recién cortada. Algo realmente fuerte, pero que plasma la crudeza de la época. Otro aspecto a recalcar es que, al tratarse de un personaje histórico tan potente, no se llega a dar importancia a nada, todo queda en la superficie: no se enseña el método de estrategia militar que tenía Napoleón, enseñan sus batallas pero el espectador acaba un poco perdido de por que están pasando ciertas cosas; no se profundiza en la niñez de Napoleón ni en la relación con su madre, que tendría mucho que ver con su personalidad en la edad adulta, y tampoco se profundiza del todo en la relación con Josefina, y ya ni hablemos con su segunda mujer Maria Luisa -quien le da su heredero al trono-, que aparece de manera efímera en una escena. Tampoco se hace hincapié en los otros hijos de Josefina, a los cuales vemos cuando ella fallece. Entiendo que no es una película de Napoleón y compañía, pero hacer alguna referencia no hubiera estado de más, porque el espectador se pierde.

Aunque si hay algo que no se le puede discutir a Ridley Scott es la facilidad y la sutileza que tiene al grabar escenas bélicas en espacios abiertos. Las batallas que Napoleón libra en Tolón, Rusia y finalmente la de Waterloo están tan maravillosamente dirigidas que el espectador queda captado por las imágenes que van surgiendo de soldados, bombardeos, los rostros de impaciencia y nerviosismo del emperador y la posterior victoria. Además, Scott deja muy claro que, para derrotar a este hombre, para pararle los pies, hicieron falta 7 ejércitos.

Napoleón después de la batalla de Tolón.

Habiendo entrado ya en la temporada de premios, diré que, como todas las películas de grandes directores, va a estar nominada en varias categorías, pero no va a resultar ganadora de nada. Creo que va a haber un tándem divertido en la categoría de actor y actriz ya que Joaquin Phoenix estaría nominado junto a Margot Robbie, y Vanessa Kirby junto a Ryan Gosling. Napoleón y Barbie y Josefina y Ken. Vaya maravilla. Aunque si Kirby se llevara la estatuilla a mejor actriz de reparto por este film sería el equivalente de Kim Basinger ganándolo por L.A. Confidential (Curtis Hanson, 1997) ya que aunque es un personaje fuerte no es del todo oscarizable porque su actuación tampoco evoca una gran emoción. Este papel lo tendría que haber hecho Jodie Comer, quien ya había colaborado con Scott en El último duelo (2021), aunque tuvo que dejarlo por problemas de horarios. Comer hubiera estado brillante.

En conclusión, la película fue de mi agrado, al contrario que mucha gente, aunque si que me quedé con ganas de saber más sobre Napoleón, sobre su infancia, sus relaciones familiares, sobre todo con su madre porque creo que ahí está el enigma de esa personalidad tan fría, tan ambiciosa, extraña, firme, rígida, controladora… No obstante, me pareció un retrato muy bien hecho al militar francés con un final tan grandioso como él, ya que sus últimas palabras fueron: «Francia… ejército… Josefina». No tengo nada más que añadir.

Cuadro «La consagración de Napoleón» de Jacques-Louis David.
 

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