Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Reseña de Not That Kind of Girl, de Lena Dunham

Como llevo tiempo analizando la serie de televisión Girls, esperaba con ilusión el libro que su creadora, productora y actriz protagonista estaba escribiendo y que parecía relacionado con su serie. Al menos, esto inducía a pensar su título, que casi incluye el propio de la serie: Not That Kind of Girl; e incluso el subtítulo: «A Young Woman Tells You What She’s ‘Learned'», iniciativa que también se supone que se lleva a cabo en la serie en una doble dimensión: la de las propias imágenes, que reflejan las experiencias de la joven Hannah; y la de las palabras, en el libro autobiográfico que ésta se empeña en escribir. Estas asociaciones que yo he hecho vienen reforzadas por la indicación que aparece en la portada, en un lugar bien visible (y en mayúsculas), que dice: «Creator and star of HBO’s Girls» (en la versión española se incluye una pequeña foto de Dunham para facilitar esta conexión), por lo que es fácil sospechar que vienen fomentadas por los intereses económicos de su creadora.

Vengo detectando este mismo tipo de interés en muchas de las actitudes de Lena Dunham: procuro investigar sobre qué hay debajo de esa fachada supuestamente progre con que suele adornar todo lo que toca. Defiendo siempre que es imprescindible usar nuestro sentido crítico antes de aceptar sin más las primeras impresiones de todo tipo de producciones culturales, dada la fuerte influencia que pueden llegar a ejercer sobre nuestra sociedad. El caso de Dunham, me parece especialmente peligroso porque frecuentemente encuentro entre los comentarios de sus telespectadores y lectores confusión en relación a lo que es ser feminista, y esta creadora lleva a generar rechazo contra ello, cuando en realidad serlo no es sinónimo de lo que ella plasma en sus trabajos. Así, podemos encontrar en reseñas a su libro comentarios como: «Parece como si las feministas demostraran su valía escribiendo una memoria que gira en torno a su vagina» o «Esta veintiochoañera tiende tanto a exponer sus pensamientos privados en favor de la causa feminista, que puede comenzar por mirarse el ombligo pero pronto pasa a mostrar su colposcopia completa». No podemos entrar aquí a definir un término tan polifacético como es el feminismo, pero lo que sí hay que dejar claro es que, por supuesto, no guarda relación con esta imagen del mismo provocada por Dunham.

Por este libro suyo, a Dunham le han adelantado unos beneficios que alcanzan los 3.7 millones de dólares, que ya se ha gastado en su nueva morada, valorada en la nada despreciable cantidad de 4.8 millones de dólares. Se supone que la paga recibida es la merecida por vender detalles de su propia vida, ya que el libro se cataloga como «memoir», pero hasta este punto es puesto en cuestión en los comentarios de los lectores, que lo califican de «novela de ficción». Yo voy incluso un poco más allá y creo que llamar a este libro «novela» es hacerle mucho favor (más del que ya le hacen los comentarios de la contraportada, realizados por gente tan «imparcial» como su propio padre). No es que espere hoy día, en nuestra etapa post-post-moderna, una estructura de relato tradicional, pero, sinceramente, una cosa es usar la deconstrucción literaria (donde podríamos, quizá, incluir los capítulos dedicados a listas de cosas como «18 Unlikely Things I’ve Said Flirtatiously») , y otra es lo que yo llamaría «tomarle el pelo» a los lectores con capítulos dedicados, por ejemplo, al desglose total y específico de las calorías que ingirió cada vez que comió cada día desde el 21 al 29 de agosto de 2010, sección (o disección) que ocupa diez páginas. Episodios así de aburridos se intercalan con claros intentos de llamar la atención al describir polémicas anécdotas supuestamente autobiográficas que involucran a miembros de su familia y a otros conocidos suyos, algunas de las cuales han acabado en conflictos incluso de cariz judicial.

Hagan lo que les parezca mejor, pero (usando una expresión basada en el subtítulo del libro) una de las cosas que yo —también una mujer joven— he aprendido es que la vida es muy corta y hay que seleccionar bien en qué emplear el tiempo de que se compone. Me gustaría que este escrito sirviera para que lo optimicen, ahorrándoles leer esta «memoria». Si hay que elegir, es mejor ver la serie, donde, al menos, el foco de atención se comparte algo más con otros personajes. No obstante, quiero pensar que Caitlin Moran se equivoca cuando dice que Dunham es «lo más» («the absolute thing») «para una generación de chicas»; considero que su libro, como su serie, demuestran que, en vez de la voz de una generación, estos no dejan de reproducir meramente el eco de la voz de su egocéntrica creadora.

Datos del libro:

Dunham, Lena. Not That Kind of Girl. A Young Woman Tells You What She’s «Learned.» Fourth State: London, 2015.

 

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