«Sex Education» (Netflix, 2019): terapias sexuales clandestinas y descubrimiento identitario
La idea de tener un terapeuta sexual en el instituto no resultaría quizá demasiado novedosa. No obstante, ¿qué sucedería si dos compañeros de instituto llevan a cabo sesiones de terapia sexual clandestinas? Más bien, ¿qué sucedería si uno de éstos dos compañeros no ha perdido todavía su virginidad? Esta es la premisa narrativa básica desde la que parte la nueva serie de Netflix Sex Education (2019), donde los outsiders son los que ahora ocupan el papel protagonista dentro del marco de un instituto que refleja las distintas ideologías que pueden encontrarse en la sociedad, así como tendencias hacia la consideración de la xenofobia, la homofobia, el bullying, el ciber acoso, el abandono familiar, la sexualidad y la efervescencia propia de la adolescencia (avisamos de posibles spoilers).
Ciertamente, Sex Education no resulta innovadora completamente, pues cumple con algunos clichés y convenciones de la serialidad juvenil centrada en narrativas de instituto o el melodrama teen: las Cheeleaders de fondo animando a los jugadores, los casilleros y la cafetería, los clubes de música, de teatro, el prototípico baile de fin de curso americano. No obstante, sí puede resultar curioso el punto de partida: Otis Thompson es un chico virgen y con pocas habilidades sociales que se enamora de la que es su compañera de terapia sexual clandestina en el instituto, Maeve. Además, Otis es hijo de Jean Milburn, una famosa terapeuta sexual quien intentará descubrir los indicios de sexualidad de su hijo, además de tomar una experiencia traumática como objeto para su próximo libro.
La serie demuestra que pese a que las nuevas generaciones tienen un mayor acceso a la información (también con respecto a disponer de mucha información sobre sexualidad, género, terapias, protección, así como de información sobre enfermedades sexuales o gran cantidad de webs de pornografía), el sexo se puede seguir enmarcando en una nebulosa de tabú social en la que los jóvenes parecen saber todo respecto al sexo pero necesitan saber discriminar la información que está a su disposición desde una mirada crítica o, simplemente, con una mirada experimentada de una persona que puede ofrecer un buen consejo al respecto.
Sex Education nos ofrece un espejo en el que mirarnos, personajes bien construidos con los cuales podemos sentirnos identificados y problemas que forman parte de la cotidianeidad. Además, la nostalgia puede generar empatía en un espectador adulto y puede resultar también un punto atractivo de la serie: es el redescubrir de la sexualidad y los inicios en la experimentación de las relaciones, tanto interpersonales a nivel de amistad como a nivel sexual y amoroso. Se hace eco de las diferentes orientaciones sexuales pese a los sectores más conservadores o religiosos de una sociedad todavía conservadora a través del valiente personaje de Eric, un joven afroamericano que es uno de los dos gais del instituto y cuya familia es religiosa y conservadora. Una lección, sin duda, a destacar de este personaje es aquel consejo que su padre le dio al ver que a él le gustaba travestirse: chico, adolescente, de color y gay eran sólo algunos de los rasgos que definían a Eric y por los cuales podía estar socialmente estigmatizado. Por ello, el consejo que su padre le dio es que fuera valiente, pues necesitaría aprender a vivir en un mundo de críticas donde él iba a contracorriente, en el que se alejaba de la norma establecida.
Una idea de negocio sería encontrar una carencia en el mercado y ofrecer una solución o un servicio al respecto con un fin lucrativo: Otis y Maeve saben que en el instituto hay decenas de parejas e individuos con problemas sexuales muy diversos que estarían dispuestos a pagar por ir a una consulta y hablar de sus problemas. Debido a esa gran idea, Maeve puede pagar el alquiler pues se trata de una chica marginal, muy inteligente, pero con serios problemas familiares: una madre drogadicta, un hermano que está metido en problemas relacionados con la droga lo que acaba resultando en una chica con una fuerte coraza, que ha sido injustamente tratada por hacer grandes favores sexuales a medio instituto (lo cual es una mentira difundida y totalmente alejada de la realidad).
Todos los personajes adolescentes que se nos presentan adquieren uno de los grandes aciertos de la serie: desarrollar el personaje del adolescente más allá de su estereotipo para dotarlo y mostrarlo como personas complejas, con muchas dudas e inseguridades que conciernen, especialmente, a la búsqueda de la identidad, a la aceptación de uno mismo, a la experimentación y al planteamiento del inicio en las prácticas sexuales con naturalidad, lo cual se plasma de manera bastante satisfactoria en las variopintas situaciones presentes en las dinámicas de instituto y sin censurar escenas de sexo adolescente. A pesar de que éstas se muestren, no dejan de ser una mera pantalla quizá atractiva de lo que entraña todo ello: más allá del sexo que se nos muestra, se pretende priorizar en el aspecto emocional de los personajes a fin de naturalizar situaciones que forman parte de la vida misma.
Doctora en Filología por la Universitat de les Illes Balears (2022) y, anteriormente, becaria predoctoral con una tesis centrada en personajes infantiles creepies, discursos de maternidad contemporánea, New Horror y narrativa transmedia. Máster en Lenguas y Literaturas Modernas (especialización en estudios literarios y culturales, UIB); Máster en Formación del Profesorado (Lengua y literatura, UIB) y Posgrado en el uso del cine como recurso educativo (UNED). Interesada en las representaciones audiovisuales infantiles y las maternidades contemporáneas, además de la aplicación del audiovisual y la narrativa transmedia como recurso educativo.