Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

“Super Mario Odyssey”, el retorno de Mario a la excelencia

Nuestro ex fontanero favorito ha vuelto. Y es que Mario es uno de los iconos más representativos del mundo del videojuego, si no el más grande de entre todos ellos. No es de extrañar, pues, todo el revuelo que se ha creado alrededor de Super Mario Odissey, empezando por su ostentosa (a la par que exitosa) campaña publicitaria. El anuncio televisivo en el que Mario comparte cartel con actores reales ha contribuido a expandir la sensación generalizada de que esta vez sí nos encontrábamos ante una aventura a la altura de su protagonista. Y, a juzgar por la puntuación que le ha otorgado la prestigiosa revista japonesa Famitsu (39/40), todas las expectativas creadas estaban más que justificadas. ¿Se trata, quizás, del mejor juego de Nintendo Switch desde su lanzamiento? Su único competidor serio es The Legend of Zelda: Breath of the Wild (que obtuvo una puntuación perfecta, 40/40), aunque se trata de un videojuego de distinto género. Tal vez deberíamos abstenernos de hacer comparaciones, pero es que algunas son inevitables.

Esto es precisamente lo que ocurre con Super Mario 64 (1996), la mayor aventura en 3D (¿hasta ahora?) del buque insignia de Nintendo. Las similitudes entre ambas obras son innegables, empezando por la jugabilidad hasta llegar a los mundos y personajes que pueblan ambas aventuras. No han tardado en llegar los videos de youtube que las comparan en formato pantalla partida; Super Mario 64 a la izquierda, Super Mario Odyssey a la derecha. Solo cabe concluir que nos encontramos ante dos videojuegos prácticamente idénticos, con la única salvedad de su escala. Bien es cierto que Odyssey recicla todas las fórmulas pre-existentes, pero también que las dota de mayor magnitud, llevándolas a otro nivel.

La historia, como era de esperar, es la de siempre. Bowser ha raptado a la princesa Peach, en esta ocasión con la intención de casarse con ella a la fuerza, y a Mario le tocará rescatarla de las garras de su archienemigo antes de la culminación de la ceremonia. Nada nuevo a nivel narrativo, pues. Sin embargo, en esta ocasión el héroe tendrá compañía, y no se trata de su hermano Luigi, ni del entrañable Yoshi. El compañero de marras será en esta ocasión nada más y nada menos que Cappy, la gorra antropomórfica que viste Mario. El motivo por el cual ambos personajes aunarán fuerzas es más bien sencillo; Bowser no solo ha capturado a Peach, sino que también ha caído en su poder la hermana de Cappy, Tiara. Hasta aquí todo correcto, salvo el ligero toque sexista que se desprende de que dos personajes masculinos deban utilizar sus habilidades para rescatar a las “chicas”.  Quizás no habría resultado tan complicado invertir los roles de Cappy y Tiara. En todo caso, la actitud de Peach al final de la aventura compensa este aspecto, al menos en parte.

En esta ocasión Mario contará con la inestimable colaboración de la gorra Cappy.
En esta ocasión Mario contará con la inestimable colaboración de la gorra Cappy.

La mecánica es el punto más innovador de la aventura. La combinación de las habilidades de Mario con las de Cappy nos permite realizar todo tipo de combos y movimientos, desde los que siempre han estado presentes en las anteriores entregas de la saga, hasta algunas inéditas. Nos encontramos ante un extenso abanico de movimientos realizables, especialmente para aquellos jugadores que utilicen el joy-con (el periférico propio de Nintendo Switch, dotado de sensores de movimiento). A esto hay que añadirle la posibilidad de introducirse en el cuerpo de múltiples enemigos, obteniendo así nuevas habilidades que nos permitirán avanzar en los distintos niveles. Así, Mario puede hibridarse momentáneamente y a su conveniencia con una gran variedad de seres como setas, peces, balas gigantes o bolas de lava, por poner unos pocos ejemplos. A nivel jugable la aventura es una auténtica delicia.

Otro aspecto a destacar es la magnitud del mundo de Odyssey. Se trata de un universo de proporciones sencillamente apabullantes, compuesto por 17 mundos de lo más variopintos, desde zonas nevadas hasta desiertos, pasando por junglas. Mario y Cappy deberán navegarlos a bordo de la nave Odyssey, que da nombre a la aventura, emprendiendo así una persecución en la que Bowser marcará el ritmo a seguir. Una de las particularidades de estos mundos es que cada uno de ellos se plantea como un pequeño sandbox, donde el principal ingrediente es la exploración, con múltiples sorpresas a descubrir. Entre ellas se encuentran las monedas génericas que podremos encontrar en todos los reinos y las específicas de cada uno de ellos, que nos servirán para comprar objetos en las distintas tiendas que nos iremos encontrando. Los trajes que podemos adquirir se cuentan por docenas (aviador, científico, mejicano, bañista, y un largo etcétera), así como los elementos decorativos para la nave Odyssey, como pegatinas o pequeños souvenirs que nos recordarán nuestras andanzas por los diferentes mundos. Sin embargo, el ítem protagonista de la aventura será en esta ocasión la luna, así como en Mario 64 se trataba de la estrella. Para llegar a coleccionar todas las lunas el jugador deberá invertir largas horas, ya que muchas de ellas se encuentran cuidadosamente ocultas.

amiboo
Como ocurre con la mayoría de videojuegos contemporáneos de Nintendo, existen distintas figuras llamadas amiboo, que se pueden adquirir en tiendas y otorgan ventajas dentro del universo interactivo. Estas tres en concreto representan a Mario, Peach y Bowser engalanados para la boda.

Gráficamente el juego ralla a gran nivel, siempre teniendo en cuenta que la apuesta de Nintendo se distancia ostensiblemente de la de sus competidoras (Sony y Microsoft) a este respecto. El objetivo no es, en ningún caso el desarrollo de videojuegos con gráficos fotorrealistas. La compañía nipona apuesta en su lugar por gráficos coloridos, muy resultones, y que, en definitiva, captan la atención del ojo del jugador desde el primer momento, cediéndole el protagonismo al más puro entretenimiento. Sirva de muestra de esta voluntad la inclusión de algunos fragmentos de niveles en 2D, en los que los píxeles se apoderan temporalmente de la pantalla. Estos micro episodios emulan a las aventuras de antaño, en un auténtico guiño a los más nostálgicos, que rememorarán con cariño las largas partidas en plataformas como Nes o Game Boy.

Los fragmentos de niveles en 2D harán las delicias de los más nostálgicos.

En definitiva, Super Mario Odissey es una grandísima aventura apta para todos los públicos. Las aventuras protagonizadas por el fontanero italiano desde su nacimiento se cuentan por decenas, pero esta es sin duda una de las más excelsas.  Tal vez pueda achacársele cierta falta de originalidad en el nivel narrativo, pero lo cierto es que cuando hablamos de Mario, Peach, Bowser y demás personajes de este universo nos estamos refiriendo a arquetipos muy marcados, y que dan poco juego. Al fin y al cabo, el objetivo de un videojuego de plataformas es invitar al jugador a pasar a la acción; la historia es solo un pretexto más bien carente de interés. Tras el lanzamiento de The Legend of Zelda: Breath of the Wild y Super Mario Odissey Nintendo hace toda una declaración de intereses, revitalizando sus sagas más populares con mecánicas de juego renovadas. Sin embargo, la falta de originalidad a otros niveles salta a la vista, y esto es algo de lo que la industria del videojuego en general adolece. ¿Podrán expandirse más allá estas sagas sin llegar a despertar cierta indiferencia?

 

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