Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«The Prodigy» (Nicolas McCarthy, 2019): ¿Milles como niño huésped de un criminal?

Milles, atemorizado por sus sueños al principio de la película

The Prodigy es la nueva película de Nicolas McCarthy la cual, a nuestro parecer, posee una fuerte vinculación con el personaje infantil de Damien Thorn (The Omen, 1976) pues desde su nacimiento empiezan a suceder fenómenos paranormales que su madre atormentada intentará resolver hasta límites insospechados. Éstos rozan una brecha de moralidad entre aquello que puede resultar comúnmente como “malo” o “perverso”. Su mirada profunda y penetrante y su sonrisa entrañan una inquietud incluso a sus propios padres (spoiler alert). Es capaz de matar a su propio perro que forma parte de la familia y quien ya se había percatado de que alguna presencia extraña habitaba en el cuerpo de Milles (¿quizá, una posesión demoníaca propia del género?).

Matar a la mascota de la familia sería un claro indicador que podría atentar a rasgos psicopáticos del niño (la violencia desde la infancia resulta ser una de las causas a tener en cuenta en el desarrollo de rasgos psicopáticos, como ya indicábamos en anteriores posts como en el caso de Edmund Kemper en Mindhunter o el programa documental Evil Kin, 2013), juntamente con el episodio de ira a otro niño al que le intentó asestar una puñalada y, también, la puñalada en el cuello a su padre mientras conducía para llevarlo a un centro donde estaría interno pues era la única vía posible acordada por la pareja para el futuro de su hijo aunque parece que las razones para intentar comprender estos actos perversos radican en una presencia sobrenatural.

La madre es la que empieza a notar que Milles no se comporta como los demás, que tiene una inteligencia superior pues es capaz de empezar hablar antes de un año, a resolver puzles y distintos juegos que requieren de habilidades que, de forma habitual, necesitan más tiempo para desarrollarse. Por las noches se dedica a hablar en sueños, pero no es Milles quien habla sino la persona que habita en su cuerpo y que habla un dialecto que hablan pocos habitantes en una región de Hungría. La madre es capaz de acercarse y grabarle para mostrárselo a su psicóloga quien se pone en contacto con un compañero de profesión que ha tratado casos similares.

La dualidad manifiesta en la heteocromía de Milles y su disfraz de Halloween

Su presencia es sumamente uncanny (unheimlich) y, además, su juega con la idea del doble (Döopelganger) en tanto que, por una parte, se nos muestra una imagen infantil bondadosa aunque poco afectiva y, por otra parte, se nos transmite una imagen que choca radicalmente con el horizonte de expectativas de un hijo de esa edad (esa doble cara puede entenderse en términos genéricos como una constante narrativa que ya veíamos en la película La Huérfana, 2009). Esa dualidad la podemos apreciar físicamente en su heterocromía pero también en algunas apariciones en el espejo donde se ve un hombre adulto y en la sesión con el hipnotizador que es compañero de profesión de la psicóloga a la que Miles asiste. En la entrevista con Milles se puede detectar perfectamente la existencia de otro ser en el cuerpo de Miles (“Ya no estoy hablando con Miles”) que el guion se encarga de explicar incluso en exceso para que no puedan quedar dudas sobre aquello que le está ocurriendo al niño (“Estoy hablando con la persona que reside dentro de su cuerpo. Has venido sin ser invitado. Dime si puedes oír mi voz”).

Como resulta revelador, el elemento sobrenatural inunda el cuerpo del niño quien es capaz de hacer cosas que un niño de su edad no podría y que acaban respondiendo a que se despiertan habilidades y conocimientos de la persona fallecida cuya alma habita en el cuerpo de Miles (llama especialmente la atención el idioma, concretamente el dialecto húngaro cuyo discurso acaba siendo semejante a las posesiones demoníacas como puede ser también el uso de lenguas eslavas en la serie Damien, 2016). Se genera una identidad formada por dos almas en la que un alma de otra persona fallecida utiliza su cuerpo infantil como huésped para poder materializar a través del cuerpo y de la vida de otra persona (Milles) aquello que ha quedado inconcluso en su vida. La idea de utilizar a los personajes infantiles como huéspedes de lo sobrenatural o de almas atormentadas por el pasado no es nueva, como tampoco resulta novedosa la idea de utilizar a los personajes infantiles como médiums entre el Más Allá y un plano de realidad (tal y como sucedería con Doris, la protagonista de la película Ouija: El origen del mal, 2016).

Milles en la sesión psicológica en la que manifiesta su verdadera identidad

Así pues, tal y como sucede en La Huérfana (2009) y en The Boy (2016), se utiliza el cuerpo del niño o niña como recipiente social, es decir, como la imagen que se muestra al mundo y que es capaz de materializar y personificar intenciones perversas bajo el uso de una representación aparentemente inocente y vulnerable. En ese sentido, los personajes de Esther (La Huérfana), Brahms (The Boy) y Milles (The Prodigy) son capaces de utilizar el cuerpo y la vida de los personajes infantiles para llevar a cabo sus acciones perversas: la criminalidad viste de inocencia en ellos y se satisface de las nociones culturales y sociales que atribuimos a la infancia como bondadosa, vulnerable y como colectivo que merece una protección especial (hasta el punto de posicionarse habitualmente en un papel incluso de víctima de lo sucedido). En el caso que nos ocupa, Milles éste acaba siendo el huésped de un alma atormentada de un criminal que se dedicaba a violar y asesinar a mujeres cortándoles la mano como trofeo. Una de ellas se resistió y consiguió escapar. Para que su testimonio sirviera de ejemplo, decidió escribir un libro que acabó siendo su sentencia. El mal siempre encuentra distintas formas para manifestarse y Milles, gracias a la voluntad de su madre, acaba encontrando aquella víctima que logró escapar de las manos del criminal al que encarna lo cual acaba repercutiendo en que él pueda lograr su objetivo aniquilador e, incluso, permitir seguir repitiendo sus actos ocupando el lugar de hijo perfecto en el seno de otra familia crédula a la que engañar.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *