Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«The Witcher 3: Wild Hunt», ¿El mejor RPG de la historia?

En la primavera del pasado año los polacos de CD Projekt RED nos trajeron el mejor juego de 2015. Se trata de The Witcher 3: Wild Hunt. En la era del juego online, resulta refrescante que un RPG que se centra exclusivamente en un potente modo compaña todavía sea capaz de hacer las delicias de millones de jugadores. Esto deja de manifiesto que en el mundo de los videojuegos hay más público que aquel dedicado a los shooters de corte online. Tras un largo proceso de desarrollo y años de espera The Witcher 3 nos deja con la impresión de que poco o nada negativo puede decirse sobre él; este videojuego es una obra maestra lo miremos por donde lo miremos. Tal vez sea incluso demasiado perfecto. Pero, ¿Cuáles son las claves del éxito del tercer capítulo de las andanzas de Geralt de Rivia?

En primer lugar me gustaría destacar la importancia del elemento narrativo. No olvidemos que esta trilogía de videojuegos se basa en la saga de novelas épicas del también polaco Andrzej Sapkowski, y, por lo tanto, la historia es el pilar principal sobre el que se sostiene este videojuego. Si no hubiera historia sencillamente no existiría tal juego. The Witcher vendría a ser el Juego de Tronos de los videojuegos, y, de hecho, es más que probable que la inmensa mayoría de seguidores de una saga lo sean también de la otra. Cabe destacar que The Witcher 3: Wild Hunt cuenta con más palabras que cualquier obra escrita por George R. R. Martin. ¿Atrae entonces una historia bien parida a los aficionados a los videojuegos? Rotundamente sí, y quizás esta sea una de las grandes claves de su éxito, en una época en la que la épica vuelve a estar de moda.

Por supuesto que uno puede jugar a cualquier RPG saltándose los diálogos y las cut scenes con contenido narrativo y avanzando a trompicones, aunque no sería esto lo más recomendable, y en tal caso resultaría indispensable apoyarse en una guía de juego que nos indique como avanzar ejecutando las acciones necesarias para no perdernos en el proceso. Y aunque omitan uno de los componentes más indispensables y atractivos de la experiencia de un juego de rol, hay quienes prefieren jugar de este modo, centrándose únicamente en el aspecto visual y en la acción, que están en boga en unos tiempos en los que cada vez menos gente disfruta del placer de la lectura. En todo caso, The Witcher 3 tiene mucho que ofrecer en estos otros apartados.

El juego alcanza cotas de excelencia gráfica nunca antes vistas en el género, mejorando lo visto en sus dos antecesores, y se mantiene un sistema de combate muy adictivo en el que resulta indispensable la preparación previa a la batalla, debiendo tener en cuenta la especificidad de la contienda que debemos afrontar para elaborar la estrategia más efectiva en cada caso. En otras palabras, no es lo mismo combatir a un soldado humano, que a un vampiro o un espectro. Debemos considerar los efectos de cada magia o signo (aard, igni, yrden, quen y axii) sobre nuestros rivales, y elegir entre espadas de plata (para combatir monstruos) y acero (utilizadas contra humanos y no-humanos), o incluso armas a distancia, además de tener en cuenta todos los apoyos que podamos utilizar, como runas, aceites de espada, pociones, bombas o mutágenos, entre otros.

Sin embargo, preparar a Geralt como si de un pokémon se tratara no parece justificado. No se trata de un gladiador que debamos dopar al máximo para que rinda en sus múltiples enfrentamiento, así sin más. No podemos obviar el hecho de que somos partícipes de la progresión de un personaje en el marco de una historia, y si nos saltamos este apartado tan solo podemos disfrutar de una experiencia parcialmente satisfactoria. A medida que avanzamos por el vasto mundo de The Witcher, ya sea en Temeria, Skellige, Vellin, o cualquiera de sus muchas otras localizaciones nos encontramos con personajes dotados de una impresionante inteligencia artificial, que nos ofrecen gran riqueza a nivel de diálogos, pero también en lo tocante a la representación de distintas culturas, regiones, arquitecturas e incluso acentos (si lo jugamos con los diálogos en su versión original), que toman elementos prestados de Gran Bretaña, Irlanda, Escandinavia, o de países del este como la propia Polonia para configurar un mundo de lo más variopinto.

Las cacerías sirven para conseguir recompensas, trofeos y puntos.
Las cacerías sirven para conseguir recompensas, trofeos y puntos.

Cabe destacar además la gran variedad de misiones de las que consta el juego, que se dividen en primarias y secundarias, y que rompen con la linealidad de la trama. Así, podemos decidir apartar temporalmente las misiones principales (y, a su vez, nuestro avance en la narrativa central) para dedicarnos a cazar diferentes tipos de criaturas que hayan estado causando estragos en los numerosos pueblos o ciudades del mapa, o ayudar a algunos NPCS (personajes no controlables) con distintas tareas que nos quieran encomendar. La posibilidad de elegir entre múltiples cursos de acción en un mundo abierto es otra de las características definitorias de The Witcher. Si nos encargan, por ejemplo, acabar con un bandido, una vez lo hagamos este tratará de convencerlos de que le perdonemos la vida, ante lo cual sólo nosotros deberemos decidir que hacemos. Este sistema presenta un dilema ético para el jugador, ya que a menudo resulta francamente complicado decidir cuál de las acciones es la más o menos virtuosa. Esta es una de las grandes enseñanzas del juego a este nivel; no existen ni el blanco ni el negro, sino el gris. Hagamos lo que hagamos siempre estaremos tomando partido y, por lo tanto, beneficiando a unos al tiempo que fastidiamos a otros.

El jugador a menudo debe tomar partido en los conflictos que se le presentan.
El jugador a menudo debe tomar partido en los conflictos que se le presentan.

Además de todo esto, la experiencia incluye el adictivo mini juego de cartas gwent (similar a juegos físicos como magic), que va a ser expandido y desarrollado como juego aparte, con nombre Gwent: The Witcher Card Game, y que se ha anunciado recientemente en el E3 de Los Ángeles. Se trata de un proyecto prometedor que está llamado a rivalizar con el popular Hearthstone de la desarrolladora Blizzard. Aunque este sea un elemento de juego secundario, contribuye a ofrecer alternativas al título, de tal modo que cuando el jugador desea relajarse y dejar de lado por un tiempo las misiones que debe afrontar Geralt puede acudir a una taberna y probar su fortuna y habilidades como estratega jugando a las cartas.

El juego de cartas gwent es altamente adictivo.
El juego de cartas gwent es altamente adictivo.

Las lindezas de este título son interminables. No en vano muchos ya se han atrevido a calificarlo como el mejor RPG de la historia. Sin embargo, la mayoría seguiremos pensando en The Legend of Zelda: Ocarina of Time o Final Fantasy VII como merecedores de tal galardón, pero, ¿no nos estaremos agarrando, tal vez de modo irreflexivo, a la nostalgia de tiempos pasados, de una infancia perdida en el tiempo? ¿Qué se requiere para sobrepasar esa fase? Quizás no lo hagamos nunca, es posible que los clásicos cuenten con el privilegio de ser considerados los mejores únicamente por haber sido los primeros en llegar, pero hay que reconocer que The Witcher 3: Wild Hunt ha hecho méritos para entrar por lo menos en el pódium. La única pregunta que queda en el aire es si el proyecto de llevarlo a la gran pantalla fructificará o no.

 

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