Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Todos los monstruos son (casi) humanos, «No Beast so Fierce» (3×06)

«No Beast so fierce but knows some touch of pity» son las palabras que lady Anne dedicará a Ricardo III  justo en el momento en que éste confesará el asesinato de su marido por amor hacia ella (bueno, eso es lo que él dice aunque ahora no venga al caso). De nuevo la literatura, y en esta ocasión William Shakespeare. Una frase que va como anillo al dedo al capítulo de esta semana de Penny Dreadful que ha pasado ya el ecuador de su tercera temporada.

La humanización del monstruo o de los comportamientos monstruosos va a constituir el centro de un episodio que supone el inicio del reencuentro en Londres de algunos de los personajes que han estado desperdigados desde el final de la temporada anterior, de esa familia como dirá Vanessa Ives que se protegen mútuamente sin hacerse excesivas preguntas en muchas ocasiones. Porque tras los capítulos dedicados a Ethan Chandler y su relación más que destructiva con su padre en el más puro estilo del western, No Beast so Fierce cierra uno de los grandes bloques de esta temporada en el que hemos conocido el backstory de nuestro frontiersman hombre lobo y también a un personaje que parece destinado a convertirse  en el sucesor del fiel Sembene, el apache Kaetenay.

Y es que si algo tiene este episodio es la despedida de algunos personajes entrañables como Ferdinand Lyle quien, antes de irse de expedición presentará a un nuevo personaje, la egiptóloga especialista en rituales, mezcla de Lara Croft e Indiana Jones, Catriona Hartdegen (Perdita Weeks) quien seguramente nos ofrecerá alguna escena de acción con algún monstruo a lo largo de los episodios que aún quedan.

La despedida de Ferdinand Lyle y Vanessa Ives

Y también veremos el reencuentro entre personajes que serán muchos y muy variados pero también alianzas un tanto insólitas y algunas de ellas más que perturbadoras. Al restablecimiento de la relación personal entre Vanessa y su monstruo perseguidor Drácula-Doctor Sweet alentado por la doctora Seward (que abre la incógnita de la auténtica personalidad de esta última y, por qué no decirlo nos hace abrigar esperanzas sobre este vampiro tan empático a veces), se añadirá la más que previsible alianza entre Victor Frankenstein y Dorian Grey quienes se han enfrentado a la sanguinaria tropa de prostitutas que ha reclutado Lily en su cruzada en contra de una sociedad patriarcal y machista con la cruel Justine -como no podría ser de otro modo dada su filiación sádica- a la cabeza en el primer caso, y a la auténtica transformación de Lily en un monstruo en el segundo.

Pero si tuviéramos que destacar algo del episodio es la reivindicación feminista ya iniciada en la temporada segunda en el momento en que Lily se independizó de sus creadores en todos los sentidos posibles, denunciando la opresión de la mujer en una sociedad dominada por los hombres que las convierten en esclavas sexuales o domésticas y que, en este episodio vemos entrenando a sus guerrilleras en el arte del acuchillamiento de los hombres, más exactamente de su castración en el mismo sentido cómo la mujer es castrada personal y socialmente por el patriarcado. Una reivindicación de la mujer ya anunciada anteriormente cuando se escenifica la detención de un grupo de sufragettes y que es puesta en escena a través de Vanessa Ives pero especialmente de Catriona: una mujer que vence al hombre en un combate de esgrima, que viste como un hombre y que bebe cognac y fuma (con Vanessa) en un pub cuyos clientes solo son hombres. No hemos podido resistirnos a poner el fotograma de este momento porque es revelador y de una modernidad pasmosa.

Vanessa Ives y Catriona Hartdegen

Como tampoco podemos resistirnos a hablar de Calibán, cuya historia desentona un poco dentro del marco general del episodio pero que muestra la maestría en el diseño de este personaje a lo largo de toda la serie. Un personaje marginal y marginado, un ángel caído: el más humano de todos los monstruos al que esperamos que John Logan dedique más momentos poéticos. Un placer, como siempre, ver la interpretación de Rory Kinnear.

Lo mejor: las expectativas que crea el episodio (y que nos ponemos contentos, al menos yo, porque algunos personajes ya no aparecerán más)

Lo peor: la rapidez del más que previsible abandono de Chandler del lado oscuro. Aunque igual no es así.

Lo más destacable: la poesía en el tratamiento del personaje de Calibán. No puedo evitar la fascinación por este monstruo.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *