Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Viaje a la oscuridad. Empieza la segunda temporada de «Westworld»

Reconozco mi nerviosismo ante el comienzo de la segunda temporada de Westworld. Un nerviosismo motivado por la curiosidad ( y, por qué no decirlo, el temor) por saber cuál sería la continuación de la serie tras el cierre —en muchos sentidos— de la primera entrega de HBO y del tiempo que se tomaron sus creadores, Jonathan Nolan y Lisa Joy, para preparar la temporada siguiente. Los trailers y posters que anunciaban que «Chaos takes control» no podían ser más atractivos y sugerentes; y lo cierto es que el primer episodio confirmó las expectativas creadas por la campaña promocional.

Porque el primer episodio, Journey into Night, es hipnótico; empezando por los títulos de crédito, diferentes a los presentados en la primera temporada pero que, como ellos, nos avanzan las posibles líneas temáticas o aspectos que desarrollará la serie. Y es que, a pesar de que los comentarios aparecidos en blogs y publicaciones más o menos especializadas en los que empiezan a desarrollarse lineas temporales y otros pensamientos filosóficos de los seguidores, al hablar de  Westworld siempre tenemos que utilizar el término de «posible».

Sin ningún tipo de ruptura con los acontecimientos finales de la primera entrega ni con sus momentos iniciales, Journey into Night comenzará con un diálogo entre Dolores y Bernard que invertirán sus papeles de interrogador-interrogado semejante al esquema propuesto por Alex Garland en Ex Machina entre Ava y Caleb y que no es otro que la segunda parte de The Imitation Game de Alan Turing. En este caso un diálogo entre máquinas acerca de su propia naturaleza y de la frágil separación entre realidad y memoria prostética. Justamente esta será una de las líneas avanzadas en el primer episodio y que tendrán dos grandes protagonistas: Dolores Abernathy y Bernard Lowe. La primera construyendo su propia historia de la que sigue siendo una parte importante Teddy, el segundo debatiéndose entre su pertenencia a dos mundos.

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Maeve rescata a Lee Sizemore

Un planteamiento repetitivo que resultará ser el elemento esencial de «recap» de la primera temporada que se integrará de manera perfecta en la narración. En ella se reconstruirá el itinerario de la primera entrega, The Maze: el regreso de Maeve al centro de control del parque temático donde «recogerá» a Lee Sizemore y a Héctor como guía y guardaespaldas respectivamente en la búsqueda de su hija; la supervivencia de Bernard y de Charlotte Hale ante la rebelión de los «hosts» y su intento de salida del mundo caótico en el que se encuentran; la supervivencia también de William-The Man in Black y su encuentro con el joven  Robert Ford quien le anuncia que le tiene reservado un nuevo juego, un nuevo nivel de la ¿última? narrativa creada por Robert; y, finalmente (por ahora) el importante papel que se asigna a Paul Abernathy, el padre de Dolores que fue desactivado —teóricamente— por un hipotético fallo del sistema aunque, en realidad, sea un auténtico posthumano consciente… y rebelde.

La Delos Corporation en su intervención en Westworld

Si la rebelión de los posthumanos será el cierre de la primera temporada, también será parte del inicio de la segunda como su continuación lógica. El desembarco literal de Delos en Westworld en una operación paramilitar y preventiva en toda regla cuyas imágenes bien pudieran ser extraidas de cualquier informativo, abrirá el camino hacia un relato inmerso de lleno en la ciencia ficción posthumana canónica en las que las máquinas se enfrentan a los humanos (o a la inversa); pero también abrirá el camino a la relación de la serie con el relato propuesto por Michael Crichton en su icónica película de 1973. La destrucción de las instalaciones del parque aislarán a las personas (guests y hosts) que están en ellas y, por tanto, «facilitarán» el juego de cacería entre ambos; pero también implica la ruptura de las diversas zonas que coexisten en el parque (que ya hemos intuido o visto en la temporada primera, como es el caso del «Shogunworld») y que se relacionarán a lo largo de esta temporada.

Bernard con uno de los nuevos personajes de la serie, los «Drone Hosts»

Una ruptura de muros que se anuncia extensible al mundo exterior y en el  que «posiblemente» jueguen un papel importante los nuevos posthumanos de Westworld, los «Drone Hosts» que tendrán una imaginería  corporal absolutamente canónica. Una perfecta combinación, en definitiva, de esquemas híbridos entre planteamientos narrativos clásicos y de los llamados «puzzle films» (y, en la actualidad de lo que se denomina la «disonancia narrativa»). Una integración perfecta en un comienzo magnífico que no nos decepciona, bien al contrario, deseamos ver cómo siguen —y se complican— las historias que nos ha empezado a ofrecer Jonathan Nolan y Lisa Joy.

 

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