Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«El joven Sheldon»: episodios 5 y 6 de la temporada 3

No suelo hacer mención de la secuencia de apertura de los episodios de El joven Sheldon -que tienen su gracia-, pero la de este quinto –“Una piña y el regazo de la amistad masculina»- ha llamado más mi atención, al mostrar a Sheldon con elementos que recuerdan a Einstein, como su peluca blanca. Dados los gustos y tendencias del niño, hay que reconocer que el pelo blanco le va que ni pintado, ya que son más propios de alguien canoso que de un pequeño de su edad.

Y así se puede reconocer de forma evidente en el desarrollo de este episodio, en el que Sheldon se muestra encantado con la visita de -en palabras literales suyas- “el único que le entiende”, el ya recuperado -pero anciano- Dr. John Sturgis. Su madre, Mary, como conoce a su familia, los prepara para la cena que van a tener con él como invitado, y les pide que no le hagan preguntas ni comentarios incómodos. Pero será el propio anciano quien pida al resto de los comensales que pregunten cuanto quieran, dando ejemplo de los beneficios de tratar con naturalidad estos temas. La cara de la anfitriona ante lo que podía avecinarse es todo un poema, pero la “entrevista” no termina tan mal.

Sobre todo, no termina tan mal como la relación entre el entrevistado y Connie (la entrañable Meemaw de Sheldon), ya que el Dr. Sturgis, decide romperla. La original abuela no está acostumbrada a que la dejen, como ella misma reconoce. Así que, a pesar de que incluso se mostró bastante poco emocionada por la vuelta de su “amado”, aparecerá completamente desconcertada a lo largo de este episodio y del siguiente. El Dr. Sturgis, aunque enamorado también de Meemaw, se muestra más frío y calculador en su decisión, llegando incluso a sugerir a Connie que salga con Ira Rosenbloom (encarnado por Richard Kind). Este antiguo pretendiente suyo de la tienda de muebles muestra sensatez al no aceptar una segunda cita con ella tras darse cuenta de que sigue enamorada de su ex. En menos de 24 horas, se enfrenta esta señora, pues, al segundo rechazo, a pesar de que presumía de ser ella quien siempre dejaba a sus parejas. Podemos imaginar los efectos nefastos de este cambio de tendencia.

Mientras tanto, el Dr. Sturgis no rechaza el cariño que le sigue brindando el resto de la familia de su ya exnovia. Así, le veremos de nuevo cenando con los Cooper -por darle gusto a Sheldon- evento al que lleva una piña, símbolo de hospitalidad desde el siglo XVIII, como sólo él mismo y Sheldon saben y, a partir de ahora, nosotros. Cuando las preguntas que invita de nuevo a hacer el exnovio, ahora sobre la ruptura con Meemaw, se empiezan a complicar haciendo referencia a si las mujeres mayores siguen resultando sexis, por ejemplo, Mary pide a George que se lleve al Dr. Sturgis al bar. Aunque al principio George se muestra avergonzado por la actitud bizarra de su acompañante en este lugar, donde todos le conocen, todo acaba bien, con el Dr. Sturgis brindando por la amistad de George e invitando a todos a una ronda. Missy pone una de las notas de humor del episodio al comentar, al ver al anciano durmiendo la mona (de la única cerveza que se tomó, a pesar de que pidió “zarzaparrilla”) en el sofá de su casa: “¿No me dejáis tener un perro y éste todavía sigue en la casa?”

Y Missy es, precisamente, una de las protagonistas del sexto episodio, titulado “Un parasol y un brazo como un cañón”. La hermana pequeña de Sheldon representa, como viene siendo frecuente en la serie, el contrapunto de su gemelo, como queda plasmado simbólicamente ya desde el propio título de este episodio. Así, el parasol, o más bien, el paraguas al que hace referencia es el que Sheldon usa para protegerse del sol mientras pasea al aire libre por el carnaval organizado por la parroquia de Mary (además de pegotes de crema solar); mientras que el “brazo como un cañón”, no es otro que el de Missy, gracias al virtuosismo que ha alcanzado con la ayuda de su padre, a la hora de lazar pelotas de béisbol.

En relación al primer aspecto, hay que destacar varias anécdotas graciosas, que contrastan con el mal humor de Meemaw tras su ruptura sentimental. La primera es la insistencia del párroco por que Sheldon participara en una atracción en la que podían tirarle a un tanque de agua haciendo diana con una pelota, considerando que el gran interés que despertaría en los parroquianos les aportaría suculentos beneficios. Como es lógico, Mary rechaza la propuesta, y será el propio pastor quien se coloque en dicha tesitura, con un traje y aspecto general que mueven a la risa tanto como como sus «provocaciones» a los participantes. Esta iniciativa revelará el poderoso brazo de Missy, que consigue tirarlo varias hasta 7 veces seguidas.

La otra anécdota graciosa involucra a Georgie, quien, tras haberse ofrecido a colaborar en el Carnaval para estar cerca de su amada Verónica, se encuentra con que está ausente por enfermedad. Esto le llevará a tener que escuchar a una sucesión de ancianas que le cuentan sus batallitas, igual que lo había hecho antes su abuela.

Por otra parte, las buenas dotes de Missy para el béisbol la llevan a desear formar parte del equipo, cosa que pide a su padre. George, aunque inicialmente sorprendido, consciente de la valía de su hija, acaba accediendo a ir a pedírselo al entrenador, encarnado por el veterano jugador David Allen Johnson. Este la rechaza por el hecho de ser una niña, sin brindarle ni tan siquiera la oportunidad de demostrarle sus capacidades, como solicitaba su padre. La pena de Missy por este suceso llega a conmover incluso a los inconmovibles Sheldon y Meemaw, que la ayudan cada uno a su manera. La abuela deja de lamentarse por un momento y lleva a su nieta de nuevo en presencia del injusto entrenador, quien, no sabemos si por sus amenazas o por sus encantos, accede a ver cómo juega la nieta. El episodio termina, como era de esperar, bien: con Missy aceptada en el equipo, y… ¡con una cita para Meemaw y el entrenador! El episodio, así, se hace eco del reclamo de la igualdad entre chicos y chicas y recoloca a Meemaw en su línea de conquistadora nata.

 

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