Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

La catarsis del personaje: «h1dden-pr0cess.axx» (recap 10)

En los últimos recaps de la serie nos preguntábamos si en realidad habían sido necesarias para el desarrollo de la acción y, especialmente de los personajes, las divagaciones mentales de Elliot y su relación con su padre en la estancia en la cárcel. Pues bien, tras el visionado de los dos últimos episodios emitidos de Mr. Robot sinceramente creemos que la respuesta era negativa. No, no eran necesarias, bien al contrario -y aquí hablo desde un punto de vista absolutamente personal-  sirvieron para entorpecer o retrasar sin excesivo sentido un magnífico desarrollo de personajes. Porque este es el sentido de la propuesta narrativa de esta semana: un esquema cuyos ejes centrales serán dos personajes, Elliot y Dom Dipierro, en torno a los cuales se irán acoplando el resto de caracteres de la historia y en los que convergerán los elementos esenciales de la acción.

En una estructura narrativa paralela o, si se prefiere, de simultaneidad de los elementos esenciales de la historia, el episodio de esta semana se iniciará con dos confesiones esenciales para la comprensión de algunos personajes que contarán/recordarán al espectador los motivos de sus comportamientos o de sus sentimientos. El primero de ellos será Phillip Price, el todopoderoso propietario de E-Corp, quien desde su literal torre de cristal aislada de la plebe se dedica  -y se ha dedicado toda su vida-  a manejar a personas y países como piezas de un juego de cartas, un juego en el que las líneas se (re)diseñan constantemente de acuerdo con la idea de poder económico, político e ideológico. La segunda será Joanna Wellick quien convencerá a Elliot para que hackee el móvil que alguien le ha hecho llegar (supuestamente su marido, ya en el primer episodio de la temporada) y así poder descubrir dónde se encuentra el desaparecido Tyrell.

Elliot intenta encontrar a Tyrell Wellick

La centralidad de Elliot en el «caso Wellick» es evidente como también lo es en el desarrollo simultáneo de dos monólogos absolutamente esclarecedores, el de Darlene y el de Angela,usados con la misma finalidad dramática,en este caso absolutamente catártica, que acabamos de apuntar hace poco. De nuevo dos espacios cerrados: un hospital en el que Darlene y Cisco han llevado a un agónico Vincent servirá para oír de labios de la hermana de Elliot una historia de desamor familiar (ligada en algunos momentos a la sitcom del episodio sexto) y de admiración hacia su hermano Elliot, el especial, el líder, algo que ella confiesa no ser; y un vagón de metro servirá para el (re)encuentro de dos hermanos-amigos-del-alma-enamorados-desde-niños, una Angela decidida a confesar su culpa en el espionaje al FBI y un Elliot consciente de haber llevado al caos a todas las personas a las que quiere. Quizá la primera toma de conciencia real de un Elliot sin desdoblamientos de personalidad y totalmente alejado de la influencia (¿negativa emocionalmente hablando?) de su divided self.  

Dos confesiones que nos conducen directamente al segundo centro del episodio, el de Dom Dipierro. Un personaje por el que sentimos una especial devoción y que está perfectamente diseñado. Bueno, entendámonos, un personaje del que apenas sabemos nada y que construimos por sus acciones como no podría ser de otra manera pero especialmente por lo que no conocemos de ella e intuimos e incluso construimos a partir de la interpretación de la magnífica Grace Gummer. Pues bien, si la semana pasada comentábamos la convergencia de los elementos del thriller de la serie en este personaje, el episodio de esta semana va a acabar de confirmarlo: su cerco a Ángela ha tenido consecuencias tal como hemos visto, se ha conseguido identificar a Cisco y su relación con los vídeos de la F-society y, en los últimos segundos del episodio va a encontrar a Darlene y a intentar detenerlos a ambos.

El magnífico personaje de Dom Dipierro

El nuevo y sorprendente  twist final  cambiará el rumbo (el cómo lo sabremos la semana que viene en la que se supone que acaba la temporada) de la historia y de los personajes. Un rumbo que esta semana hemos de etiquetar como de «espectacular».

Lo mejor: la construcción narrativa del episodio. Nuestros lectores comprenderán por qué a veces ponemos títulos relacionados con el storytelling en nuestros posts.

Lo peor: seguir con la sensación de que se han desperdiciado seis episodios en un debate interno falto de interés entre Elliot y Mr. Robot.

Lo más destacable: nuestra reconciliación con la serie en los últimos episodios.

 

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