Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Más allá de la heist movie: la (de)construcción de los personajes. «Triple Frontier» (J.C. Chandor, 2019)

El 13 de marzo J.C. Chandor volvía a las pantallas —esta vez gracias a Netflix—  con su nueva película,  Triple Frontier. Cuatro años han pasado desde el estreno de su último film, A most violent year, en los que el cineasta ha ejercido como productor de cortometrajes y largometrajes como So good to see you (Duke Merriman, 2016), Viper Club (Maryam Keshavarz, 2018) y Monos (Alejandro Lanes, 2019) en los que apreciamos las constantes temáticas no exentas de una fuerte crítica social  y de la indagación exhaustiva de cómo el entorno (de)construye a personajes aparentemente fuertes e incluso prototípicos.

Triple Frontier narra la historia de cinco soldados estadounidenses de operaciones encubiertas que se reúnen para robar el dinero que el narcotraficante Gabriel Martín Lorea (Reynaldo Gallegos) guarda en su finca; sin embargo, lo que se prometía una acción fácil y rápida se transformará en una huida con un cúmulo de obstáculos para los cinco hombres. Hasta aquí, el resumen argumental se ajusta al más que canónico esquema de las heist movies en las que una banda organizada y especializada planea y ejecuta una acción (normalmente un robo a un más-que-villano) que suele tener un grado de sofisticación elevado, se encuentra con obstáculos aparentemente insalvables y, finalmente, resuelve felizmente su misión. Las variables de este argumento son múltiples y los nombres y títulos posibles también yendo desde la saga Ocean masculina y femenina o los miembros de The Italian Job hasta las entregas protagonizadas por la banda de los «cuatro jinetes» de Now you see me, pasando por películas icónicas como A fish called Wanda (Charles Crichton, 1988), Inside Man (Spike Lee, 2006) y las recientes Baby Driver (Edgar Wright, 2017), Widows (Steve McQueen, 2018) o The Old Man and the Gun (David Lowrey, 2018.

El grupo de operaciones encubierta liderado por Santiago «Pope» García

Pero el esquema canónico de un robo va a trastocarse definitivamente en el film. No esperábamos menos de Chandor, ni tampoco de dos nombres que aparecen en los títulos de crédito: Kathryn Bigelow como productora y Mark Boal como productor y autor del guion. Un tándem inseparable que, a lo largo de su colaboración cinematográfica, ha puesto sobre la mesa no solo los momentos históricamente más oscuros de los Estados Unidos sino cómo estos afectaban directamente a las actuaciones y emociones de los personajes. En este sentido, Chandor, Bigelow y Boal van a tener perspectivas semejantes. El primero en su retrato de la crisis, la soledad y la supervivencia en Margin Call, A most violent year y All is lost; la segunda en The Hurt Locker, Zero Dark Thirty y Detroit;  y el tercero en las historias compartidas con Bigelow que acabamos de mencionar así como en el guion del videojuego Call of Duty, Advanced Warfare (2014) y en la magnífica In the Valley of Elah escrita y dirigida por Paul Haggis (2007) basada en la demoledora historia de un padre que busca a su hijo tras su regreso de la guerra de Irak aparecida como artículo en 2004 en la revista «Playboy Magazine» con el título de Death and Dishonor. Dos nombres, por otra parte, incuestionables en la película ya que Boal empezó el borrador de Triple Frontier en 2009 para que la dirigiera Bigelow. En definitiva, los tres tienen perspectivas complementarias que se palpan en la producción de Netflix.

Así, Triple Frontier va a diseñar a cinco personajes totalmente diferentes en cuanto a trayectoria vital pero que se unen en el proyecto propuesto por Santiago ‘Pope’ García (Oscar Isaac), estratega y líder nato, especializado en la lucha contra el narcotráfico en Sudamérica y especialmente obsesionado con Lorea a quien ha perseguido durante años ayudado por su confidente Yovanna (Adria Arjona) a la que quiere salvar de la persecución del narco y ofrecer una vida mejor para ella y su hermano. Justamente este liderazgo hará que la propuesta del robo al narcotraficante sea secundado por el resto de los componentes del equipo con los que García ya había compartido acciones bélicas: Tom ‘Redfly’ Davis (Ben Affleck), soldado ya retirado y con problemas familiares; William ‘Ironhead’ Miller (Charlie Hunnan) seguidor de un férreo código de honor y protector de su hermano, el boxeador-perdedor Ben (Garret Hedlun) quien desea un futuro mejor; y, finalmente, Francisco ‘Catfish’ Morales (Pedro Pascal), compañero de las acciones de García que ha aprendido a priorizar las cosas importantes en su vida y que se ve hasta cierto punto arrastrado a unirse a la misión por el entusiasmo del resto de sus compañeros. Unos personajes con nicknames en absoluto gratuitos.

Tom ‘Redfly’ Davis (Ben Affleck)

La configuración de los personajes será esta en la primera parte/ primer acto de la película donde la acción va a tomar protagonismo, pero eso no es  Chandor, ni Boal. Sí lo es el desarrollo de las consecuencias del asalto y la huida de los cinco soldados en la que van a enfrentarse a obstáculos constantes en un entorno físico árido y tremendamente hostil. Unos obstáculos extremos que, a pesar de que son superados físicamente, no hacen más que poner en evidencia las debilidades y carencias de los personajes. La referencia a películas como The Treasure of the Sierra Madre (John Huston, 1948) o A simple plan (Sam Reimi, 1997) resulta inevitable porque en todas ellas, y también en Triple Frontier, los obstáculos, en lugar de servir como superación personal, ponen en evidencia lo peor del ser humano. De este modo, los espacios abiertos que deben atravesar los personajes se convertirán en claustrofóbicos para ellos siendo el detonante de una transformación esencialmente antiheróica: ‘Pope’ resultará ser un fracasado, la ambición desmesurada de ‘Redfly’ le convertirá en bestia, ‘Ironhead’ verá cómo su sentido del honor militar con todas sus implicaciones se deshace, Ben —el único que no tiene nickname— comprobará lo negativo de su primera experiencia en «juegos de guerra»; y ‘Catfish’ reafirmará su fuerte instinto de supervivencia. Quizá sea este, el único personaje que no sufre una transformación tan estrepitosa aunque, como para el resto de sus compañeros, los obstáculos superados (o no) en la geografía  sudamericana suponga el final de su viaje personal, redentivo para algunos de ellos, demoledor para otros.

Santiago ‘Pope’ García (Oscar Isaac)

Si bien Triple frontier no resulta ser una de las mejores películas de Chandor, no cabe duda de que sigue sus constantes temáticas, un hecho que puede asimilarse perfectamente al concepto de autoría. Como en sus producciones anteriores, la crisis, la soledad y la supervivencia van a aparecer en el film. Quizá no aparezcan de una manera tan contundente como en su primera cinta, Margin Call en la que asistíamos a enfrentamientos constantes entre los personajes, cosa que no se da más que puntualmente en Triple Frontier; ni de una forma tan destructora como en A most violent year donde los espacios claustrofóbicos devoran a sus habitantes. Aún así, Triple Frontier no decepciona en absoluto y sigue poniendo en evidencia el cuidado que ponen tanto su director como su guionista en la construcción de unos personajes que no son literarios, sino que muestran toda su humanidad o carencia de ella en unas circunstancias extremas. Seguramente por este motivo las películas de J.C. Chandor nos resultan siempre muy cercanas.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *