Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

5 razones para ver ‘Six feet under’ (‘A dos metros bajo tierra’

Nuestro colaborador de hoy es Víctor Navarro Remesal. Doctor en Teoría del Diseño de Videojuegos y profesor de Videojuegos, cine de animación y guión en el Centro Superior de Enseñanza Alberta Giménez adscrito a la Universidad Pontificia de Comillas. Además, es experto en guión de entretenimiento y humor por la IDEC-UPF/El Terrat. Víctor nos va a dar sus cinco razones para ver Six feet Under (A dos metros bajo tierra)

1. Apocalipsis personales. Cada muerte es el fin de un mundo y Six feet under es, queda claro, una serie sobre la muerte. El fin de la vida (el fin de cada mundo) es el centro de su universo, pero nunca desde el morbo adolescente ni lo macabro de la ficción criminal contemporánea. Aquí la muerte sirve como mirador que obliga a ser honestos, como prisma desde el que reevaluar la vida. También como base a una fórmula narrativa: cada capítulo arranca con un fallecimiento y el finado se convierte en el «cliente de la semana» en la funeraria Fisher. Esta decisión crea relatos autoconclusivos dentro de unos arcos con mucha continuidad y sirve para jugar con las expectativas del espectador. Piensen en ella como el anti-CSI: si allí cada muerto es la excusa para investigar el crimen, aquí lo es para investigar la vida.

2. La intimidad. Pocos personajes hay en la ficción televisiva tan redondos, completos y humanos como la familia Fisher y su entorno. En un momento en que la televisión está dominada por tipos turbios, agresivos y nihilistas, es bueno recuperar este elenco de almas perdidas que no buscan el poder sino, en cierta medida, la paz. El dibujo de caracteres se subraya con estrategias narrativas arriesgadas: un gran uso de los silencios, muchas escenas en soledad y la decisión de quedarse con los personajes después de cada pico emocional. Six feet under otorga más protagonismo a la coda, a la consecuencia de los hechos, que a los hechos en sí.

3. El humor negro. Que el humor es la mejor manera de enfrentarse al abismo queda claro en cada capítulo de esta serie. Los momentos íntimos se alternan con los encuentros grotescos y reacciones patéticas: frente a la épica de la ficción contemporánea, Six feet under apuesta por las pequeñas miserias y los defectos y límites humanos. Hay, además, una frontera difusa entre lo humorístico, lo poético y lo sublime, demostrando que en el fondo son una misma cosa. Como las mejores comedias, la serie no entiende el humor como un género sino como una herramienta.

4. La realidad estilizada. Para tratar la realidad no hace falta estética documental. Las subjetividades de los Fisher se transforman aquí en sueños delirantes, en ensoñaciones de un lirismo abrumador, en números musicales que rompen el desarrollo de la trama… Los recursos expresivos de Six feet under no tienen complejos y conforman un código propio sin igual. Destacan, ante todo, las conversaciones que los protagonistas tienen con el citado «cadáver de la semana» o con el padre fallecido (este estupendo Nathaniel Fisher que muere en el capítulo piloto pero continúa como regular, interpretado con lustre por Richard Jenkins). Cada capítulo propone un nuevo juego formal sin enamorarse nunca del ejercicio por el ejercicio.

5. El tiempo. Decíamos arriba que Six feet under es una serie, en primera instancia, sobre la muerte. Esto no se puede negar, pero al poco de adentrarnos en su relato nos damos cuenta de algo más complejo: es en realidad una serie sobre el tiempo. El tiempo como trayecto que nunca se detiene, como espacio limitado en el que nos toca vivir, como recurso finito que acaba en el morir. Esta revelación ayuda a entender la obra tanto en lo temático como en sus estructuras narrativas: las tramas se amontonan, los arcos se desarrollan de manera sucia e intercalada, los frentes abiertos se disputan nuestra atención y lo cotidiano sigue inmediatamente después de lo epifánico o lo nuclear. Pregúntense si no acaso la vida: un viaje que no se detiene, que no podemos atesorar más que en el recuerdo. Al entender que la muerte no es sino una parte del tiempo, Six feet under apunta a un objetivo mayor: la vida, esa obligación, ese regalo.

Disfrútenla mientras dure (la vida y la serie) porque, como reza el tagline de su última temporada, «Everything. Everyone. Everywhere. Ends»

 

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