5 razones para ver «Younger»
En los años noventa Darren Star nos llevó a varios escenarios urbanos llenos de gente guapa y popular en series que marcaron una época, como Beverly Hills 90210 (FOX 1990-2000), Melrose Place (FOX 1992-1999) o Sex and the City (HBO 1998-2004). Desde entonces no se ha apartado mucho de las grandes ciudades estadounidenses ni de las mujeres y hombres blancos, exitosos y estupendos. Su última oferta en este sentido es Younger (TV Land 2015- ), que acaba de renovar para una quinta temporada, siempre en el marco de una cadena especializada en comedia. Estas son algunas razones para acercarse a la serie, que en España puede verse a través del canal TNT.
- La premisa: Liza Miller (Sutton Foster) es una mujer entrando en los cuarenta que se encuentra de frente con los más arraigados prejuicios de nuestra sociedad al intentar volver al mercado laboral después de mucho tiempo dedicada a su familia. Tras varios fracasos, se hace pasar en una entrevista por una recién licenciada de 26 años y consigue poner de nuevo en marcha su carrera. Esta idea, difícil de digerir en la realidad, da pie en la ficción a reflexionar sobre los roles de género en el trabajo y en el cuidado, sobre las exigencias desiguales para hombres y mujeres en su profesión y sobre el peso de la edad sobre un sexo y el otro.
- Las relaciones entre mujeres: Como ya ocurriera en Sex and the City y como se ha comentado aquí en publicaciones anteriores, en Younger el foco narrativo es claramente ginocéntrico, tanto para bien como para mal. Starr explora una vez más las tensiones de los vínculos femeninos, mostrando ejemplos de sororidad (si bien aquí de corte más bien postfeminista, como los analizados por Alison Winch en Girlfriends and Postfeminist Sisterhood), competitividad, construcción de familias alternativas, relaciones madre-hija, patrones románticos tanto hetero como homosexuales con mujeres como protagonistas, placer y sexualidad desde el prisma femenino, jerarquías laborales con ellas en el punto de mira e ilustraciones de políticas corporales diferentes (aunque no demasiado diversas).
- El marco narrativo: Liza y sus colegas trabajan en una editorial, y cada episodio nos da una buena excusa para conocer algunos de los entresijos de ese mundo, si bien más desde una perspectiva empresarial que puramente literaria. Aun así, es interesante ser testigos del proceso de creación de un best-seller, de los esfuerzos de los personajes apasionados de las letras por sacar adelante una edición o una traducción, de la vida agridulce de los autores y autoras que son “fichados” por el jefe de Liza, o de los debates intergeneracionales sobre qué es de interés para cada tipo de público lector. Si Sex and the City daba alegrías a las aficionadas a la moda, Younger nos regala algún guiño a quienes nos movemos entre libros cada día.
- El humor: Aunque a menudo cae en estereotipos manidos como el 99,9% de las series de televisión que podemos ver en nuestras pantallas, Younger de vez en cuando tiene “momentazos” de humor que merecen la pena. Casi todos llegan de mano de los personajes más maduros, y algunos son de corte feminista sin complejos. Impagable la escena del incidente de la copa menstrual de Kelsey Peters (Hillary Duff), heredera directa de un “problemilla” con un diafragma que vimos en Sex and the City. Ambas demuestran que la solidaridad femenina puede no tener límites.
- La mejor amiga: Y con esta etiqueta me refiero a la confidente de más edad de Liza, no al personaje pizpireto y un poco cansino de Duff mencionado en el punto anterior. La artista Maggie Amato, mujer liberada y bohemia que no vive como las divas del mundo editorial de Manhattan, es una de las joyas de Younger. Interpretada por la perturbadora Debi Mazar, es un ejemplo de figura femenina empoderada que toma sus decisiones más allá de la presión del éxito económico, del amor romántico tradicional o de las expectativas marcadas por el género o por la fecha de nacimiento. Un episodio siempre es mejor si Maggie está en él.
