Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Alec Hardy y Ellie Miller, los detectives ‘hard-boiled’ de un pueblecito llamado Broadchurch

Desde septiembre de 2013 a abril de 2017, la cadena británica iTV emitiría la serie Broadchurch. Creada por Chris Chibnall, este thriller dramático obtendría un gran éxito de audiencia manteniendo a sus espectadores pegados a la pantalla durante 3 temporadas. La serie nos situará en el pueblo costero de Broadchurch – localidad ficcional ubicada cerca de la frontera escocesa – donde sus habitantes convivirán en tranquilidad hasta que una terrible tragedia conmocionará a todos: la aparición del cadáver del hijo pequeño de una de las familias más queridas, Danny Latimer. De esta manera, durante sus tres entregas se nos sumergirá en diferentes casos escabrosos siguiendo las investigaciones de la policía local, al igual que se revelarán los secretos que guardan los habitantes del pueblo. Con todas las pautas del thriller canónico (de las que derivarán clasificaciones como el ‘nordic noir’ escandinavo, el ‘thriller forestier’ francés o el ‘celtic noir‘ anglosajón que ayudarán a redefinir la ficción televisiva europea contemporánea del género), Broadchurch desarrollará su narrativa a partir de sorprendentes giros dramáticos, de la sordidez de sus temáticas y, sobre todo, de la construcción de sus personajes. Así, las habladurías y enemistades que se producirán en esta especie de «comunidad cerrada» que irán entorpeciendo las investigaciones, también se encontrarán al servicio de la evolución de los personajes. Y, en especial, de los inspectores Alec Hardy y Ellie Miller, sus dos protagonistas.

De esta manera, el tándem Hardy-Miller se convertirá en unos de los ejes principales de la serie y que se enmarcarán dentro de los roles protípicos del género ‘hard-boiled’ como dos detectives antiheroicos y atormentados por sus “demonios” personales que afectarán a sus vidas profesionales de forma directa [Avisamos que este post contiene spoilers]

A pesar de llevarse como «el perro y el gato», Hardy y Miller comparten más cosas de las que quieren admitir

Interpretado por el actor escocés David Tennant (por entonces conocido por dar vida al décimo Doctor Who), Alec Hardy será el nuevo detective que se incorporará a la comisaría de Broadchurch como jefe de la unidad para descubrir el misterio acerca de la muerte del pequeño Latimer. Un auténtico “intruso” que tendrá que aprender a integrarse para ganarse la confianza del pueblo. Así, la contraposición con el personaje de Ellie Miller (una maravillosa Olivia Colman que se convirtió en una de las actrices más queridas de la televisión británica) será inmediata, ya que ésta será una de las personas más respetadas de la comunidad e íntima amiga de la familia de la víctima. De esta manera, el pragmatismo – y aparente frialdad – de Hardy chocará de forma directa con la empatía – debido a su implicación personal – de Miller hacia los respectivos casos se convertirá en una de las constantes del arco evolutivo de la pareja durante la serie; sobre todo en su desarrollo individual. Por lo tanto, Miller se convertirá el en contrapunto perfecto de Hardy definiéndolos como el tándem ideal para combatir el crimen en Broadchurch, a pesar que su relación no sea del todo «amigable».

Siendo Alec un personaje sarcástico y poco empático frente a los acontecimientos que desarrollen las investigaciones, Ellie se mostrará como una detective decidida y maternal. Mientras a Hardy le costará mimetizarse en el nuevo entorno, Miller se convertirá en una investigadora camaleónica. Sin embargo, los diferentes casos que se encontrarán durante el transcurso de las tres temporadas supondrán una importante evolución de sus concepciones originales. En la primera entrega se nos introducirá a Broadchurch a través de la muerte de Danny Latimer y su consecuente investigación. Así, tendremos dos centros de la acción que tendrán influencia directa en la evolución de los detectives: por un lado, el pasado turbulento de Hardy y, por otro lado, la resolución del caso irrumpirá de forma directa en el futuro de Miller. A su llegada a Broadchurch, Hardy llevará sobre sus espaldas el fracaso por la no-resolución de un caso años atrás, lo que le producirá un cierta desesperación por encontrar al asesino de Latimer a toda costa, así como serios problemas de ansiedad que se traducirán en un enfermedad del corazón. Ambos componentes será vitales a la hora de construir un personaje pesimista y atormentado como elementos importantes de la narrativa ‘hard-boiled’. Por su parte, la revelación de Joe Miller como el asesino confeso de Danny Latimer supondrá un cambio radial para la concepción del personaje de Ellie y la relación con su comunidad. De hecho, parte de la segunda temporada se centrará en el juicio al marido de Miller y las nefastas consecuencias personales que tendrán en la detective.

La playa donde se encontró el cadáver de Danny Latimer se convertirá en uno de los lugares de reflexión entre Miller y Hardy.

Entonces, la T2 se situará justo después de los hechos anteriores donde Broadchurch presenciará el juicio al asesino de Danny Latimer, a la vez que Hardy reabrirá el “caso Sandbrook” no-resuelto años atrás (por supuesto, precisará de la ayuda incondicional de Miller para la investigación) Por lo tanto, esta entrega tendrá varios ejes vertebrales que afectarán a los detectives y que derivarán a un cambio de roles entre ellos. Por un lado, se nos mostrará el pasado de Hardy donde descubriremos su lado más familiar y vulnerable frente al retorno del principal sospechoso, Lee Ashworth, y su esposa Claire. Una obsesión que terminará por desvanecerse al cerrar el caso – una enorme catarsis para el personaje de Hardy – y que supondrá el componente thriller de esta temporada.Por otro lado, Miller tendrá que enfrentarse al juicio mediático de su marido al igual que afrontar las consecuencias que afectarán a su valor como profesional y al desprecio social que sufrirá. Así, la implicación personal en los casos le jugarán una mala pasada donde la feroz defensa la acusará de encubrimiento de pruebas, de vendettas personales y de fallos de procedimiento durante la investigación. Un auténtico “juicio personal” que terminará con el distanciamiento de su comunidad , en especial de su íntima amiga Beth Latimer (“¿Cómo esposa del asesino y policía, de verdad no sabías nada?”) que la transformarán en una mujer más hermética, precavida y determinante. Así, la T2 será un punto de inflexión para ambos personajes que necesitarán su mutuo apoyo para salir adelante.

Por último, la tercera entrega supondrá un paréntesis temporal donde Hardy y Miller tendrán que resolver la violación de Trish Winterman, una mujer de mediana edad agredida durante una multitudinaria fiesta. Con ambos personajes ya (re)definidos, esta temporada se centrará en la denuncia de las masculinidades tóxicas y la falta de recursos institucionales dedicados a las víctimas de agresión sexual. En este sentido, la construcción de los personajes masculinos sospechosos se configurarán a través de su comportamiento hacia las mujeres: maridos infieles, ex-parejas controladoras, acosadores obsesivos, adictos al porno y mujeriegos sin escrúpulos. Unas conductas que chocarán con los principios de Hardy y Miller quienes se convertirán en unos perseguidores implacables frente a la violencia machista.

Más allá de sus discrepancias y de sus discusiones (momentazos de comic relief que nos regalan David Tennant y Olivia Colman), Alec Hardy y Ellie Miller son una pareja que están hechos el uno para el otro (aunque sea profesionalmente hablando) Su configuración tan simbiótica consigue construir unos personajes intrigantes complejos y maravillosos, tanto en conjunto como por separado. Un tándem perfecto que va más allá de la “tensión sexual no resuelta” prototípica del género – de hecho, ni la hay – que ha pasado a formar parte de las parejas icónicas de la ficción contemporánea.

 

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