Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Arrebatados en el abismo: «Decision to leave» (Park Chan-Wook, 2022)

En Quatre nuits d’un rêveur (Cuatro noches de un soñador, 1971) -una de las películas menos conocidas de Robert Bresson basada en Noches blancas de Fiódor Dostoyevski- se establecía una muy interesante relación entre el protagonista y una grabadora que usaba recurrentemente grabando sus propios soliloquios, relatos, pensamientos y maneras de ver el mundo. Usa el dispositivo como una especie de confesionario, un elemento al que dedicarle sus secretos y confesiones para que estén bien guardados. Luego, él los reproduce para escuchar sus palabras recordadas por siempre por la grabadora.

En Decision to leave (2022) la última película del director coreana Park Chan-Wook, también se lleva a cabo un tratamiento del dispositivo de grabación -el teléfono móvil- y de las pantallas digitales igual de sustancial y metafórico que en la cinta de Bresson.

Decision to leave es un film noir perfecto, con una atmósfera densa en la que la relación de cazador y presa se diluye en una bruma de misterio y secretos

El galardonado como mejor director en la pasada edición del Festival de Cannes nos brinda un film neo-noir contextualizado en la actualidad repleta de pantallas y dispositivos móviles que no acababan de convencer a Park, que se planteaba una película con las atmósferas y elementos romantizados del cine negro de los años 40. Aun así, el realizador de films míticos como Oldboy (2003) y La doncella (2013), decidió contarnos esta truculenta historia de amor ubicada en nuestro presente.

Una historia de amor entre un detective de policía encargado de los casos de homicidios más difíciles de su distrito que se enamora de la viuda de un hombre al que han hallado sin vida en el valle de una montaña de la que se cree que se ha despeñado. No obstante, el detective tendrá razones suficientes para creer que se trata de un asesinato perpetrado por alguien muy cercano a la víctima. Así comienza una tóxica relación en la que el uso del móvil y de los dispositivos tecnológicos tendrá un papel fundamental.

La belleza de las composiciones y los movimientos y trucos de cámara hacen que el espectador quede pegado a su asiento durante las dos horas de metraje

En un film que ofrece tanto, ir a lo más concreto quizá sea una de las mejores opciones para no caer en banalidades, en decir mucho sin decir realmente nada. Por lo tanto el propósito de este escrito es analizar y teorizar sobre ese especial uso del dispositivo móvil al que Park Chan-Wook dota de gran sentido y significado y que, a mi modo de entender el film, usa como metáfora del reflejo del ser humano y de su condición existencial. Otorga al teléfono de la importancia que le damos en nuestro día a día -a veces de forma dañina y excesiva, y otras veces consciente y razonada- hasta convertirlo en una extensión de nuestro ser.

El detective Hae-joon hace un uso excesivo del teléfono móvil. Para él es un utensilio indispensable a la hora de trabajar. Del mismo modo lo es su reloj inteligente. Realiza incesantes fotografías de todos los detalles que observa de la escena del crimen. Los ojos sin vida de las víctimas, los restos de sangre, los golpes, cortes, objetos… todos fotografiados, inmortalizados y guardados en la memoria de su móvil.

A su smarwatch le confiesa todos sus pensamientos y cavilaciones de sus investigaciones, igual que Jacques de Cuatro noches de un soñador. Esas grabaciones las escucha constantemente para focalizar su atención en cada detalle a través de su teléfono móvil.

El teléfono móvil: la herramienta infalible para el detective Hae-joon, es una extensión más de su propio ser

Cuando Hae-joon y Seo-rae, la viuda del escalador, se conocen, el detective no teme en fotografiar las heridas y cicatrices que ella tiene en las manos y piernas. Después se revelará que está llena de marcas con las iniciales de su marido, un hombre macabro, abusador y odiado por muchos. «¿Prefieres que te diga como murió con palabras o con fotos?» le pregunta el detective con un tono casi morboso justo antes de mostrarle con el móvil la inmortalización de los recuerdos (las fotografías) de un asesinato que ambos han presenciado. El detective al investigarlo y ella al perpetrarlo.

Entonces vemos cómo el móvil es una extensión del recuerdo y la memoria del ser humano. Una memoria que se cree infinita, pero que puede perderse y colapsarse en cualquier momento. Pero el símil no solo queda ahí. Seo-rae es de ascendencia china y a veces no comprende todo lo que le dice el detective. Del mismo modo, la viuda debe hacer uso de su lengua materna para explicar su versión de los hechos. Para ello, para solucionar esa incomunicación, hacen uso del traductor del móvil. El dispositivo escucha, registra, interpreta y emite el mensaje; igual que un ser humano.

Los personajes se fragmentan y sus imágenes se duplican a través de pantallas y dispositivos que funcionan como espejos que reflejan la realidad de sus personalidades

Del mismo modo, en muchas escenas, sobre todo las de los interrogatorios, Park Chan-Wook dispone a sus personajes y la composición de la imagen de tal forma que consigue una imagen llena de capas en la que los personajes se multiplican a través de espejos y, sobre todo, a través de pantallas de monitores. El dispositivo electrónico vuelve a enunciarse como un reflejo de los personajes, un desdoblamiento de ellos.

Como todos los seres humanos, los móviles ocultan secretos. Hae-joon necesita conocer el patrón del móvil de la víctima para llegar a conocerle como persona, llegar a su intimidad, a los resquicios y ruinas de memoria que aun quedan en el dispositivo del ser humano que fue. Hacia la mitad de la película, la relación de ambos ha trascendido todos los límites. Son víctimas de un amor desmesurado, un amor loco, románticamente tóxico y parásito. Hae-Joon se da cuenta de su error y decide cortar con todo exponiendole a su amante todo lo que realmente siente con respecto a la relación que han vivido. Ella lo graba todo con el móvil, a escondidas del detective. Esa grabación quedará por siempre en nuestra memoria y en la de Seo-rae, quien, en el clímax final del film, confesará haberlo escuchado (a través del móvil, obviamente) repetidamente hasta darse cuenta de que se trataba de la declaración de amor más pura de su amante.

El último gesto de Seo-rae, cargado de significado. Lanza un móvil, lanza su propio reflejo, se lanza a ella misma al vacío.

Llegados al punto final del film, nos hallaremos ante el reencuentro de los dos personajes unidos por un nuevo asesinato. Seo-rae, involucrada de nuevo en el homicidio es descubierta por Hae-joon ocultando una prueba vital. Gracias a un selfie de una pareja que paseaba por la costa consigue ver a su examante lanzando su móvil al mar. Seo-rae decide acabar con su móvil, con todos los recuerdos que guardaba en él, con fotos, videos, grabaciones y confesiones de amor… El gesto adelanta su trágico futuro antes de que el detective ni nadie de la sala se haya dado cuenta de la importancia y la trascendencia de la acción de tirar el móvil al mar.

En un film lleno de amor y pasión por el cine de género negro como Vertigo (Alfred Hitchcock,1958) y por filmes que buscan explorar las consecuencias del amor desde prismas diferentes del resto de directores, como es el caso de In the mood for love (Wong Kar-Wai, 2000), hasta lo más pequeño está cargado de total sentido y significado.

Como intento de afirmar la teoría propuesta, solo me queda señalar una frase del propio director sobre la trascendencia del dispositivo móvil en el desarrollo del film: «Cuando el personaje masculino chatea, sus ojos -realmente- no están mirando al teléfono, sino a la mujer. Es por eso que, a pesar del uso de la tecnología moderna, siento que estas escenas surgieron todavía más románticas que cualquier otra en la que se escribiesen cartas en la era victoriana.»

 

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