La arquitectura de la mente: «The Night House» (David Bruckner, 2021)
El pasado 27 de octubre se estrenaba en España el título The Night House. Relegada a su lanzamiento directo en plataformas streaming tras ser una de las primeras víctimas de la pandemia con infinidad de retrasos en salas, el segundo largometraje de David Bruckner se puede disfrutar en el catálogo Disney + como parte de la producción de la 20th Century Fox. Así, la trama se centra en Beth (Rebecca Hall) una joven viuda que comienza a sufrir episodios sobrenaturales en su casa situada a la orilla de un lago. Convencida de la existencia de una presencia fantasmagórica que la atormenta, ésta inicia una investigación sobre los hechos que llevaron a su marido, Owen, hasta la muerte ¿Qué secretos descubrirá Beth y qué relación tienen con los misterios de su aparentemente idílico hogar?
The Night House sigue, pues, la fórmula clásica de casas encantadas yendo un pequeño paso más allá. La trama se estructura como un thriller psicológico con elementos sobrenaturales más cercanos a lo siniestro que a lo estrictamente terrorífico. En definitiva, el horror como vehículo entre lo cotidiano y los miedos internos humanos que se ha establecido como una pauta común de gran parte del cine de terror contemporáneo; más propio de las obras de autor que de los circuitos comerciales. Así, Bruckner no solo propone una escalofriante película de sustos tradicional, sino un viaje hacia la mente desequilibrada de Beth en su proceso de duelo. La pérdida y el límite entre la vida y la muerte forman parte del microcosmos de la protagonista, así como una aproximación acerca de la depresión y sus consecuencias. Algo que afecta en cuerpo y mente a Beth y que se manifiesta a través del espacio arquitectónico.
Precisamente, lo que más destaca de The Night House es el tratamiento de la arquitectura como catalizador del horror y como la manifestación física del subconsciente de Beth. Un planteamiento conceptual del Real Estate Horror (Vander Kaay, 2016) donde la casa es, no solo el epicentro y contenedor del terror, sino que funciona como elemento estético e iconográfico. El espacio arquitectónico laberíntico de la casa del lago actúa, así, como escenario liminal entre la vida y la muerte. Una especie de portal donde todos los recuerdos íntimos de Beth se encapsulan a la vez que se convierten en un espacio de pesadilla y de verdad. Una verdad asfixiante e incómoda que atraviesa toda la película. Asimismo, cada rincón, cada geometría y cada sombra se utilizan para crear una atmósfera opresiva en el terreno de lo físico y perturbadora en el terreno de lo onírico. La dramaturgia del espacio es vital en The Night House para comprender su punto de partida, así como parte imprescindible de su puesta en escena. Una forma de entender el horror, la familia y el escenario parecidas a los planteamientos de largometrajes como Hereditary (2018), Relic (2020) o The Babadook (2014). Ya sea una réplica en miniatura, unos pasillos infinitos, unas paredes represivas o, en el caso de The Night House, una idílica casa del lago; la arquitectura es el eje vertebral y simbólico que sustenta el discurso de la película.
Igualmente, más allá de sus parámetros espaciales, la cinta de Bruckner también puede ser engañosa y complaciente, hasta cierta extensión. Si bien es de ritmo pausado y utiliza correctamente los elementos clásicos del terror de sustos, también introduce ciertos componentes ocultistas que no tienen mucha cabida en el universo introspectivo que plantea. Siendo más cercana a un largometraje como la nueva re-imaginación de The Invisible Man de 2019 donde aquello que representa la realidad es más estremecedor e incómodo que lo sobrenatural, Bruckner parece encontrarse más cómodo en lo puramente atmosférico y metafórico que en buscar cierta lógica a lo ocurrido.
The Night House es un film interesante en la manera que trata el simbolismo y sus temáticas sin ser condescendiente ni estridente, a pesar de caer en ciertas fórmulas ya conocidas. Esto último no es un reproche, sino algo que beneficia a la película a largo plazo. En este sentido, es una cinta con suficientes capas de lectura y detalles argumentales que demandan varios visionados; ya sea por la confusión que puede crear o por la intriga que genera. Culminando con una estupenda interpretación de Rebecca Hall, The Night House es un estreno que destaca frente a la avalancha de cine de terror que hemos tenido este mes de octubre.
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora en el grado de Comunicación Audiovisual en CESAG-Universidad de Comillas. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en la investigación en game studies y TV studies.