Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Ballers: El lado más frívolo del deporte de élite

Ballers es una producción de la HBO que cuenta con una temporada de diez episodios y para la que ya se ha confirmado una segunda. Esto último es algo que me resulta francamente sorprendente. Se trata de una serie que toma el fútbol americano como pretexto, pero que poco a nada tiene que ver con la práctica de este deporte. Spencer Strasmore—interpretado por Dwayne Johnson, más conocido como “La Roca”—es un ex jugador de élite ahora retirado y reconvertido en asesor financiero cuyo cometido es el de atraer a jóvenes estrellas de la NFL a las redes de la compañía para la que trabaja—Anderson Financial—tirando de sus numerosos contactos.

Como iba diciendo, al tema deportivo se le da completamente de lado. Toda la acción se centra en el decadente modo de vida de una serie de jugadores y sus respectivos séquitos, así como en los intentos de Strasmore y su colega Joe—interpretado por Rob Corddry—de conseguir suculentos contratos que enriquezcan a sus clientes y a sí mismos. La financiera es la única dimensión del deporte de élite que aquí se plasma, y se ensalza el modo de vida supuestamente glamuroso de la Miami que habitan estos personajes. Fiestas, escándalos mediáticos, infidelidades y todo tipo de lujos son algunos de los ingredientes de Ballers.

El lujo es una constante en la serie.
El lujo es una constante en la serie.

Los representados por Strasmore se comportan en numerosas ocasiones como auténticos borregos, y el rol que ejerce este es similar al del padre que debe darle la papilla a su bebé, o todavía mejor, cambiarle el pañal. Pero es que además lo hace con gusto, al reconocer en ellos a su yo del pasado. Estos personajes son caricaturas que únicamente parecen preocuparse por aumentar sus ingresos y festejar, y son incapaces de demostrar cualquier comportamiento que se acerque siquiera a la nobleza que en ocasiones se le atribuye al deporte. Tal vez sean capaces de ello, pero si es así los creadores optan por omitir este aspecto.

El personaje de Joe sirve de apoyo al de Strasmore en todas sus negociaciones.
El personaje de Joe sirve de apoyo al de Strasmore en todas sus negociaciones.

Y aunque si bien es cierto que son muchas las producciones que se encargan de ensalzar este y otros valores del deporte—quizás rebasando la raya por el otro lado al ofrecer una imagen transfigurada y excesivamente romántica, que tampoco resulta fidedigna—Ballers arrasa con todo eso para poner el foco de atención sobre todo lo demás. Esta es una fórmula que ya ha funcionado en clave cómica en otras producciones como Blue Mountain State, pero lo que realmente chirría aquí es que si la serie pretende provocar la risa a través de lo absurdo de las situaciones en las que sus personajes se ven envueltos, francamente no lo logra. Dicho de otra forma, fracasa como comedia; las situaciones no son lo suficientemente absurdas, y en ocasiones no sabemos si se supone que debemos reír o llorar.

Pero no tan sólo eso, sino que también resulta una tarea titánica para el espectador sentir una cierta cercanía con los personajes. En ocasiones a lo largo de la trama se hace un intento por tocar temas sensibles que puedan arrastrar al público a empatizar con Strasmore u otros personajes, la típica estrategia que suele funcionar a la hora de afianzar más de una producción y lograr esa conexión con la audiencia que permita su éxito y continuación. Pero la serie tampoco convierte precisamente un touchdown a este respecto, ya que cuando surge un conflicto este se ve resuelto con rapidez, de tal modo que no tenemos tiempo de conectar con él. El mensaje parece ser que si eres rico y famoso todo tiene solución, y todo es reversible. Es el sueño americano.

Resulta un misterio por qué se cancelan unas series y otras, en cambio, siguen adelante. Más de una vez nos hemos lamentado por la cancelación de una serie que prometía, o por el precipitado final de alguna otra que no conseguían mantener sus índices de audiencia y no podía, por tanto, prolongarse por una temporada más. Al llegar al final del último episodio de Ballers no sentí esa preocupación, y aun así me dirigí a internet para descubrir si se había confirmado una segunda temporada. Como ya he anticipado, la respuesta es afirmativa. Y bajo mi punto de vista la única explicación para justificar esto es el tirón que tiene este deporte en Estados Unidos.

 

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