Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Concluida la quinta temporada de Girls

Según todos los pronósticos, esta quinta temporada ha sido la penúltima, como se suele decir sobre las copas, ya veremos si con el mismo sentido. Pues, dado que parece ser que se acerca el final de la serie, da la impresión de que Lena Dunham ha querido que no falte de nada en la misma. Nada de lo que ella considera importante, o de lo que habían echado en falta telespectadores y comentaristas críticos en temporadas anteriores -¡qué casualidad! Al menos, esta ha sido mi sensación con cada episodio que he ido viendo. ¿Que se critica a las chicas de inmaduras y de mantener relaciones inestables?: Dunham le monta un bodorrio a Marnie; ¿que no se pone énfasis en relaciones distintas a las heterosexuales?: lía a Hannah con la profesora de yoga y hace a Elijah protagonizar uno de sus episodios; ¿que dicen que sólo aparecen desnudos de chicas (especialmente de ella misma)?: saca un desnudo integral de Desi, el marido de Marnie; ¿que no hay suficiente variedad étnica?: sitúa un episodio completo en Japón… y así sucesivamente.

Pero, no penséis que el tutti-frutti antes expuesto ha conseguido que esta quinta temporada haya resultado muy novedosa con respecto a las anteriores, ya que permanecen ciertas constantes. Por ejemplo, aunque Marnie se haya casado, sigue mostrándose con tan poca madurez como siempre, pues no tarda en hartarse de Desi y divorciarse a los pocos días de la boda. Antes de separarse, ella sigue dejándose guiar por el instinto sin más: encuentra a Charlie, su ex-novio, con una pinta de yonqui increíble, pero no tiene reparos en irse de inmediato a la cama con él; luego sueña con Ray y decide automáticamente «ir a por él». Instinto básico. Muy básico. Otra constante: los continuos desnudos siguen sin tener una finalidad, y la Dunham sigue mostrando su predilección por los diálogos entablados desde el trono del váter, donde vemos sentada, por ejemplo, a Marnie. La variante es que, aunque el cuerpo de Hannah sigue mostrándose sin tapujos literalmente, ahora aparecen también así los de otros personajes, como Desi -mencionado al principio- o Jessa y Adam, tras protagonizar una terrible pelea con la que concluyen su relación (da miedo pensar que los jóvenes que vean la serie puedan ver normales este tipo de «discusiones», que constituyen verdaderos casos de violencia doméstica). Otra constante: la comunicación interpersonal esperable entre personas amigas, sigue brillando por su ausencia. En esta temporada se hace aún más evidente con las diversas ocasiones en que los protagonistas, carentes de auténticos amigos-confidentes, aparecen contando sus intimidades, por ejemplo, a los dependientes de las tiendas, que los escuchan sin el más mínimo interés (como es de esperar por parte de un completo desconocido); a antiguas conocidas bajo el efecto de los porros (fase de la artificial exaltación de la amistad); o en exposición pública en un concurso de monólogos. Y, ¿cómo no?: escenas de sexo. ¿Variante en ellas? Pocas. Quizá el predominio de coches en cuanto al setting y el hecho que alguna de ellas se usa como pago por un favor recibido. Sí: han leído bien. Lo hace Hannah a Ray, por recogerla en la carretera tras dejar a su novio. ¿Y Dunham va de abanderada del feminismo? No comment.

Como vemos, resulta difícil señalar alguna novedad relevante de esta temporada, pero alguna hay. Por ejemplo, puede resultar increíble, pero Hannah pasa a un plano muy secundario (casi inexistente) en algún episodio, por ejemplo el sexto, donde aparece, además… ¡vestida! Otra es que en esta temporada, Jessa deja de ser un personaje tan plano en cuanto su imagen negativa y fría, para mostrar que también tiene algo de conciencia y corazón. Ya en el primer episodio de la boda, resulta de gran ayuda para sacar la ceremonia adelante. Después, aunque ésta sucumbe a los «encantos» -no sé cuáles- de Adam, el ex-novio de Hannah, al final termina con él porque dice valorar más su amistad con Hannah -que tampoco he visto tan evidente en temporadas anteriores, pero bueno… «nunca es tarde si la dicha es buena». Y también la vemos ayudando a Adam a cuidar de su sobrino -un bebé- tras haber sido abandonado por sus padres. Choca ver a esta pareja pensando en los demás y ayudándoles, pero parece que con estos episodios se está tratando de rehabilitar en cierta medida las características negativas con que se había venido «adornando» a estos personajes -aunque no dejan de ser muy violentos.

Pero, a pesar de estos últimos «brotes verdes», en cuanto a su contenido, no se puede negar que esta serie es cada vez más «dramedia», con especial énfasis en la primera parte del «blending»: deja un poso amargo, triste; nadie parece feliz, ninguna relación sale bien… Da la impresión de estar encerrada en un círculo vicioso del que es difícil escapar -recordándonos al más puro estilo naturalista. Esta circularidad viene marcada, además por el hecho de que en el último episodio, Hannah parece volver a retomar su vocación de escritora, empezando por participar en el concurso antes citado. ¿Servirá esto para seguir dando vueltas de nuevo, o dará lugar a giros diferentes? En mi opinión, es difícil que la serie cambie de rumbo, pues su conductora -como su protagonista- parece carecer de una clara hoja de ruta. Yendo así por la vida -o por las pantallas- es muy difícil no ir dando tumbos y no acabar ofreciendo una sensación, simplemente, de mareo.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *