Bajo la superfície: «Calle Cloverfield 10» (2016)
En marzo de este mismo año se estrenaba en España la cinta Calle Cloverfield 10 anunciada como una (supuesta) continuación del film Monstruoso (Matt Reeves, 2008), en la que una enorme criatura sin identificar arrasaba la ciudad de Nueva York. Dirigida por el debutante Dan Trachtenberg, producida por J.J. Abrams y con la apariencia de un simple blockbuster de temporada, Calle Cloverfield 10 ha resultado ser una de las sorpresas del 2016 alabada por los críticos y con una respuesta muy positiva del público que – como yo misma – se esperaba un film más prototípico (y, aprovechando este paréntesis, se ha convertido en una de mis favoritas de lo que llevamos de año) Sin embargo, me parece que muchos caímos en la trampa y pecamos de conformistas. Si bien el film que lo precede, Monstruoso (Cloverfield en original) – que, como habréis podido comprobar, la película que nos concierne este post comparte título con su antecesora – ya fue una revolución en su momento debido a la arriesgada propuesta estética y a los múltiples niveles de lectura de la misma, en cierta manera se podía deducir que Calle Cloverfield 10 no sería un film convencional y donde las apariencias engañan. Pero, vayamos por partes.
Comenzando por un extraordinario prólogo en el que una mujer decidida a huir de lo que parece una relación turbulenta con su pareja y en la que se echará a la carretera sin rumbo marcado, la trama dará un giro (prácticamente) inesperado que truncará los planes de la protagonista. Tras un accidente de coche, Michelle (Mary Elizabeth Winstead) se despertará encadenada en una celda bajo la atenta mirada de su captor, Howard (un espeluznante – e irreconocible – John Goodman). Por lo tanto, la premisa es (aparentemente) sencilla: la chica en apuros tendrá que huir de las garras de su malvado secuestrador. Hasta aquí, todo correcto. No hemos revelado más de lo que muestran los trailers. Pero, recordemos que en 10 Cloverfield Lane NADA es lo que parece.
La película va a ser un espejismo absoluto en todos los sentidos. Lo que empezará como una ruptura de pareja, se convertirá rápidamente en un thriller de secuestros, pasando por teorías post-apocalípticas y… bueno, el cómo termina mejor lo descubrís vosotros mismos. Un cambio constante de género y de tono que, aunque puede sonar un poco desconcertante de partida, funciona de manera muy orgánica y coherente. A los jugueteos con el género – y a sus respectivos clichés, por supuesto – se le añaden los elementos narrativos que ayudan a proporcionar una tensión palpable en la atmosfera del film. Ambientada, prácticamente en su totalidad, en un solo espacio, a Michelle y a su captor se incorporará Emmett (John Gallagher Jr.), un joven al que también “recogerá” Howard. Así, se iniciará un diálogo entre los tres personajes aislados de cualquier contacto con el exterior que – entre confidencias, sospechas y reconciliaciones – servirá de eje central para la evolución de la trama y de los propios personajes, quienes irán revelando su verdadera naturaleza, sea ésta positiva o negativa, a medida que trascurre la trama. En una cadena de acciones/elementos que se mueven más en el terreno de lo (in)verosímil pero que, todo cobra sentido al final, el guión atrapa al espectador con sus giros argumentales y el planteamiento contradictorio de sus personajes sumiendo al espectador en un mar de dudas constante. ¿Quién es víctima y quién es verdugo? ¿En quién puedes confiar? ¿Quién dice que los monstruos no pueden ser también humanos? ¿Son Emmett y Michelle refugiados o prisioneros? ¿Es Michelle una «damisela» o una «heroína» en apuros? ¿Es Howard el único que tiene secretos? En definitiva: ¿qué es verdad y qué es mentira?
Sin embargo, resulta muy complicado analizar Calle Cloverfield 10 sin referirse a su tremenda secuencia final – aquellos que ya han disfrutado la película entenderán el porqué. Tranquilos lectores, que spoilers no haré ninguno. Y es que, en su mayor medida, será en esa secuencia final (y, más concretamente, los últimos planos) en la que se concentrará la tesis y la valentía de la propuesta y con una escena final muy reveladora y significativa. Si Monstruoso será una traslación del pánico colectivo frente a una amenaza externa real promovido tras los ataques del 11 de septiembre al World Trade Center de Nueva York; Calle Cloverfield 10 focalizará su narración en la proliferación de una sociedad paranoica preocupada por un posible invasión/ataque inminente y, sobretodo, la obsesión por la seguridad y prevención de los mismos. A pesar de que ambas presentan estilos completamente diferentes, tanto una como la otra mantendrán una tesis común: utilizarán escenarios distópicos para generar una lectura – más o menos evidente para el espectador – sobre la cultura post 11-S y el miedo a lo desconocido. La primera, se centrará en lo general para, en la segunda, centrarla en lo particular.
Entonces, ¿es Calle Cloverfield 10 una precuela? ¿Una secuela? ¿Y si mejor hablásemos de una antología? ¿En qué medida tiene relación con Monstruoso? Para esta última respuesta tendréis que ver la película. No nos extrañemos si dentro de unos años apareciese otra cinta con la palabra «Cloverfield» en el título. Sea como sea, de una cosa estoy segura: tal y como lo hizo su antecesora, 10 Cloverfield Lane podría llegar a convertirse en una película de culto para los amantes del género. Si no lo ha hecho ya…
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora de cine de animación y videojuegos en CESAG-Comillas. Interesada en la investigación en game studies y TV studies. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en todo aquello que tenga relación con la construcción estética y dramatúrgica del espacio en la ficción televisiva, cinematográfica y en los videojuegos.