Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Once Upon a Time in Quentin’s Mind (3): «KILL BILL VOL.1» (2003)

Hoy en nuestro especial bimensual sobre la filmografía de Quentin Tarantino colabora con nosotros José Isaac Pellicer,Licenciado en Matemáticas por la UIB. Apasionado del cine, los cómics, la cultura pop y los videojuegos. Colaborador puntual en varios blogs de cine como elcinedeloqueyotediga.net o facesonthebox.comaq , con un meticuloso análisis de Kill Bill Vol. 1. Disfrutad.

La cuarta película de Quentin Tarantino. Así la presenta en los títulos de crédito iniciales ya como si fuera un sello identificativo, casi como un evento (lo cuál es en lo que se ha acabado convirtiendo cada uno de sus estrenos). Aunque en el momento en que se publique este artículo aún no hemos hablado de la que fue su tercera película, Jackie Brown, el hecho de que Kill Bill sea una historia que se separa en dos partes ha provocado que este mes publiquemos ambas partes como un todo y dejemos a Jackie Brown para el siguiente mes.

¿Qué es Kill Bill? Básicamente una carta de amor al cine oriental y una historia donde su motor principal es la venganza, a muchos niveles (la primera frase en la película es el proverbio klingon “La venganza es un plato que se sirve frío”). Desde los primeros segundos de proyección, cuando aparece el logo de la productora “Shaw Brothers” ya sabemos que vamos a ver un homenaje a esas películas de videoclub de Bruce Lee, de Sammo Hung, de Sonny Chiba (el cuál aparece en un pequeño pero destacado papel) y demás. De hecho, sabiendo los años en que Tarantino trabajó en un videoclub y se empapó de sus estanterías, no es de extrañar que se embarcara en un proyecto de este estilo, en el cuál embarcó también a Uma Thurman desde Pulp Fiction y ellos son los que se esconden detrás de las siglas “Q&U” como creadores de la historia en los créditos.

La Novia se enfrenta contra los sádicos sicarios de O-Ren Ishii: Una de las escenas más aclamadas de la cinta

En Kill Bill vol.1 seguimos viendo los rasgos significativos del cine de Tarantino y sus fetiches: desde una banda sonora con temas de una épica que han acabado quedándose grabados en la memoria colectiva (quien más quién menos acabó tarareando el dichoso silbidito), la ruptura de la línea temporal tanto con el uso de flashbacks como con el uso de escenas desordenadas, sus clásicos planos desde el maletero de un coche, su fijación en los pies desnudos femeninos o el uso de capítulos para dividir la historia en pequeñas partes (a veces, minipelículas dentro de otra con esquemas y ritmos distintos).

La película parte de una premisa inicial explicada en un prólogo en blanco y negro: el asesinato (o intento) de una novia a la que no oímos su nombre en ningún momento (oculto detrás de un pitido) a manos de un tal Bill y su escuadrón de asesinos/as con nombre de  serpientes, el Escuadrón Asesino Víbora Letal. Si no sabemos el nombre de La Novia en ningún momento en la cinta, tampoco vemos la cara del famoso Bill, dando así una imagen de mal encarnado, de ente maléfico que provoca el miedo con sólo el oír su nombre (importante es una secuencia en Okinawa donde aparece un personaje que alejado del mundo decide volver a su trabajo sólo con intuir el nombre de Bill por pura venganza personal). De Bill se nos muestra su pañuelo bordado con su nombre, su mano apoyada en su katana y su voz, lenta, meticulosa, lo cuál da más sensación de estar ante un monstruo (formidable es en ese prólogo la frase “¿Te parezco un sádico?” ante una novia ensangrentada y a punto de recibir un tiro a bocajarro).

De la Novia tenemos claro su motor: la venganza por un intento de asesinato que la postra en una cama de hospital en coma y la desaparición de su hija no-nata debido a ese acto. El hecho de que a la Novia no se le conozca el nombre vuelve a se un homenaje de Tarantino a la figura del guerrero sin nombre, el que simplemente busca su venganza. Es la venganza el tema principal de toda la historia, todos los personajes se mueven por dicho sentimiento: la Novia, el propio Bill (aunque hasta el volumen 2 no lo sepamos con claridad), el resto de Víboras ante la predilección de Bill por la Novia, incluso Hattori Hanzo, el personaje en Okinawa creador de las mejores katanas que tiene una historia pendiente con Bill también. Todos buscan venganza y se mueven por ella.

El espeluznante origen de O-Ren Ishii contado a través de una sublime secuencia anime

En los cinco capítulos en que está distribuida la película tenemos tiempo para todo: desde momentos de pura acción, como la primera lucha con la ama de casa, momentos donde Tarantino juega la baza del terror en forma de dos paletos que se dedican a violar a chicas en un hospital en coma (recordando al corte de Pulp Fiction donde aparece Zed y su grupo de depravados) o la secuencia en Okinawa, más íntima y contenida donde amplia la imagen de maldad de Bill y el hecho de que todos tienen motivos para temerle y matarle. Pero si hay dos secuencias que se podrían definir como maravillosas son la de animación sobre O-Ren Ishii y la de la Casa de las Hojas Azules. El capítulo de animación es sobresaliente, un homenaje al anime japonés más salvaje, con sangre a raudales que recuerda obras como Kite de la que bebe en muchos aspectos y que explica la particular historia de venganza de la a priori más peligrosa asesina del escuadrón, O-Ren, interpretada por Lucy Liu. Y luego el capítulo de la Casa de las Hojas Azules, con el enfrentamiento entre la Novia y el grupo conocido como los 88 Maniacos, O-Ren Ishii y su guardaespaldas Go-Go Yubari, convertido de inmediato en una de las secuencias icónicas en la filmografía de Tarantino. Es ese momento en que Tarantino pone la carne en el asador y nos dá la catarsis en forma de coreografía de artes marciales y violencia extrema (en blanco y negro en gran parte debido a que la censura pasa con mayor flexibilidad las escenas en que la sangre no aparece en rojo que en las que sí y a modo de homenaje también a cómo Tarantino veía en la TV las películas de artes marciales por ese mismo motivo). Aquí también se nota el maravilloso trabajo de la habitual en la filmografía de Tarantino Sally Menke en el montaje, con coreografías de lucha en que los planos se alternan entre primeros planos, planos generales, planos detalle (de los ojos, típicos en las películas orientales antes de un enfrentamiento que luego pasarían a ser también sellos identificativos en los spaguetti-western de Leone) y planos secuencia y cenitales que acaban aumentando la sensación de espectáculo. En ese momento uno ya se deja llevar, que la gente salte o casi vuele en las luchas deja de ser importante, lo que queremos es ver cuantas más mutilaciones mejor y a la Novia consumando su plan de venganza escrito paso a paso (dichos pasos plasmados en una libreta que para el que le interese es el orden en que se vería la película de forma secuencial). Toda la acción acompañada por unos temas musicales que realzan la epicidad aún más si cabe (destacando el tema que suena cuando la Novia entra en la Casa, Battle without honor or humanity que ya sonaba en su trailer y el Don’t let me be misunderstood que suena en el duelo final en la nieve contra O-Ren).

En conclusión (de este primer volumen de la historia de la Novia), tenemos una película que va de menos a más, centrada en la acción más desenfrenada en su parte final y jugando la baza de un enemigo desconocido y que en el siguiente volumen conoceremos en profundidad. De hecho, podríamos decir que el volumen 1 es la historia de la Novia y el segundo volumen la de Bill y sus actos (no olvidemos que el volumen 1 acaba en un maravilloso cliffhanger que sólo se entiende en la siguiente parte y cuyas connotaciones definen el carácter de Bill y su destino).

Continuará.

 

 

 

 

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