Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«Vigil» (BBC, 2021 y 2023) y la consolidación del thriller contemporáneo británico

No cabe duda de que al hablar de las producciones televisivas británicas la primera palabra que se nos ocurre es la de calidad. A esta se une un concepto importante que no es otro que el hecho de que, de una manera u otra, muchas ficciones británicas siguen en nuestro recuerdo, siempre para bien; tal es el caso de series emblemáticas como The Avengers (1961),  Upstairs Downstairs (1971-1975), I Claudius (1976), Brideshead Revisited (1981) o la serie de culto Doctor Who (iniciada en 1963). A todas ellas debemos unir las series y miniseries realizadas ya en el presente siglo que confirman la enorme vitalidad de la producción británica y que ha servido para desmontar el cliché de equipararla con el género del period drama en el sentido más amplio del término, aunque títulos como Peaky Blinders, Downton Abbey y The Crown sigan siendo tres de las ficciones más vistas a nivel global. Así lo constatamos en mockumentaries (The Office), comedias negras o mordaces (Fleabag, Killing Eve, Sex Education), dramedies (Shameless), adaptaciones inusuales o contemporaneizadas (Gentleman Jack, Doctor Foster, Sherlock), ucronías o distopias (Utopia, Years and Years), acercamientos a las tecnologías (Humans, Black Mirror) o elementos sobrenaturales y terroríficos (Penny Dreadful, Taboo) a los que hemos dedicado bastantes entradas en nuestro blog.

Pero no cabe duda de que uno de los géneros que se ha consolidado de manera especial es el thriller que, sin romper sus esquemas canónicos, combina a la perfección la presentación de las investigaciones llevadas a cabo por sus respectivos protagonistas con la introspección de las relaciones entre personajes. Una combinación que ha resultado convertirse en un modelo imprescindible para la ficción contemporánea que tiene en Happey Valley y especialmente en Broadchurch ejemplos paradigmáticos a los que se une desde 2022 la serie Slow Horses donde los miembros del equipo capitaneado por Jack Lamb son espías defenestrados a los que se condena al ostracismo. En estos dos parámetros se sitúa la serie Vigil, que en España adoptó el subtítulo de «Conspiración Nuclear».

La detective Amy Silva (Suranne Jones) en la primera temporada de la serie

Creada por Tom Edge y producida por la BBC, Vigil cuenta con dos temporadas de seis episodios cada una. Situada en Escocia, la serie narra las investigaciones llevadas a cabo por las detectives Amy Silva (Suranne Jones) y Kirsten Longacre (Rose Leslie) de tal manera que la primera desarrolla sus pesquisas en el lugar donde se ha producido el caso al que debe desplazarse, y la segunda es una agente de campo que suministra las informaciones necesarias para el trabajo de Silva. Este esquema va a convertirse en la estructura esencial de la serie, un esquema que, en principio parece no aportar elementos novedosos al género. Sin embargo, dos van a ser los elementos que incorpora Vigil ya desde la primera entrega y que perfecciona considerablemente en su segunda temporada.

El espacio claustrofóbico sin escapatoria posible es el elemento esencial de la primera temporada

El primero de ellos se centra en los casos investigados. Estos se relacionan con los entramados ocultos que tienen como centro conceptual las políticas militares británicas y sus relaciones exteriores. Así, la primera temporada se centra en la muerte de un miembro de la tripulación del submarino Trident HMS Vigil, calificado en la realidad como un vanguard-class submarine que formaba parte del programa nuclear del país y cuya sede se situaba en una de las bases de la Royal Navy, la Clyde Naval Base en Escocia. Tal como comenta en entrevistas, al creador de Vigil le interesaba plantear los hipotéticos entresijos del programa Trident que teóricamente debía empezar su desmantelamiento o reemplazo en 2016 pero del que nadie sabe realmente en qué situación se encuentra en estos momentos. Para ello, Silva lleva a cabo su investigación en la nave que se convierte en un espacio claustrofóbico para ella al tiempo que desvela una estructura jerarquizada y, como no podía ser de otro modo, conspirativa que es complementada por los avances de Longacre en tierra firme. Si bien la primera temporada resulta interesante, quizá adolece de un despliegue situacional que conduzca a la acción al centrarse justamente en los efectos en Silva de un espacio sin posibilidad de escapatoria, incluyendo reclusiones involuntarias y confinamientos premeditados hacia la protagonista.

Amy Silva con la teniente Eliza Russell (Romola Garai) en la segunda entrega de «Vigil»

La estructura mencionada se reitera en la segunda temporada de Vigil en la que durante una simulación de un ataque con drones éstos son hackeados produciéndose un ataque real tanto a los soldados británicos que participaban en ella en Wudyan como a los posibles compradores árabes de esta tecnología que participaban de la simulación en Escocia junto a altos mandatarios militares. Mientras la Royal Navy es la protagonista de la primera temporada, en esta segunda el centro de sitúa en la Royal Air Force. La acusación hacia uno de los soldados responsables del dron hackeado, Silva se traslada a la base militar en Wudyan; un espacio en principio abierto pero igual de claustrofófico y jerárquico que el Trident HMS Vigil. Y es que, de hecho, Silva apenas sale de la base y cuando consigue abandonar el centro militar, lo hace escondida por miedo a las represalias del ejército.

También, en contraposición a la primera entrega, la investigación resulta mucho más dinámica y rápida además de incorporar a ella elementos como la posibilidad de terroristas encubiertos entre las tropas o de interferencia de los señores de la guerra del país. Todo ello en el caso de Silva. Pero lo más reseñable es el protagonismo que adquiere Longacre en el caso —frente a una cierta pasividad rozando con el ninguneo argumental de la primera entrega y con una embarazadísima Rose Leslie en constante movimiento— quien se convierte en un elemento imprescindible para el avance de la acción. Y si el caso Trident evidenciaba la continuidad de un programa nuclear, la segunda entrega pondrá sobre la mesa el negocio armamentístico y el mantenimiento de un orden político casi dictatorial a partir de la creación de conflictos internacionales.

Kirsten Longacre adquiere un mayor protagonismo en la segunda temporada de la serie

Pero sin duda uno de los elementos importantes de Vigil es el perfil de los dos personajes protagonistas. Así, más allá de que Amy Silva sea una investigadora de reconocido prestigio en la policía escocesa mientras Kirsten Longacre pueda ser considerada como una investigadora en formación, ambas establecen una relación sentimental en la primera temporada que se consolida como una pareja de hecho en la segunda entrega de Vigil. Una configuración que no solo visibiliza las relaciones lésbicas sino que, y de manera especial, las normaliza y naturaliza al crear una estabilidad familiar de la que participa Poppy (Orla Russell), la hija de Amy, quien asume sin ningún problema la relación de ambas y la llegada de un nuevo hermano y quien verbaliza su preocupación porque su madre tiene que ir a investigar a un país en la que la homosexualidad es castigada con la muerte. Una normalización sin estridencias que se extiende a los diálogos y puesta en escena de los momentos más íntimos entre ambas ya sean personales o incorporados en la acción; algo que es de agradecer y que es absolutamente necesario ver en la ficción televisiva. Este es, sin ningún género de dudas, el valor añadido de Vigil.

La naturalización de la relación sentimental entre Silva y Longacre es el valor añadido de la serie

En definitiva, Vigil es una perfecta muestra de la aportación de personajes novedosos al género del thriller por parte de la ficción contemporánea británica. Una serie que, como en el caso de Slow Horses, va evolucionado a lo largo de las distintas temporadas al tiempo que crea expectativas interesantes de cara a posibles nuevas entregas. La quinta entrega del equipo de Jack Lamb ya ha renovado por una quinta temporada aunque no se haya estrenado todavía su cuarta entrega, esperemos que Vigil renueve por una tercera historia. Temas para tratar, finales abiertos e historias personales no le faltan.

 

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