Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

5 razones para ver «The Diplomat» (Netflix, 2023)

Hace apenas unos días se estrenaba en Netflix la nueva serie de la plataforma: The Diplomat (2023). La producción ya se ha convertido en uno de los éxitos de público de la plataforma con unas altas cifras de espectadores y ya desatando los rumores de una posible renovación para una segunda entrega. La serie cuenta con el sello de la productora y guionista Debora Cahn quien, tras pasar por el writer’s room de reconocidas producciones como The West Wing, Grey’s Anatomy y Homeland, se adentra en el intricado mundo de la diplomacia internacional. Una serie que no debe confundirse con la miniserie británica con el mismo nombre – lanzado en la filial de la BBC, Alibi Channel – también estrenada en 2023 y protagonizada por Sophie Rundle. Mientras este último se estructura como un thriller canónico (y bastante insulso, la verdad) de persecución policial y la resolución del caso entre las embajadas británicas y los mossos d’Esquadra barceloneses, esta The Diplomat contiene una mezcla de géneros inusual para este tipo de proyectos, pero con un contundente poso. Hoy os damos 5 razones por las cuales os vais a enganchar a la nueva serie de Netflix.

1. ¿Quién es Kate Wyler? Tras el ataque a un portaaviones británico, el gobierno de Estados Unidos envía por designación del Presidente a la experimentada embajadora Katherine Wyler (Keri Russell) a Londres para resolver las diferencias entre ambos países. Una nueva posición en la que Kate no se sentirá nada cómoda debido a la falta de entendimiento entre las partes y las, para ella ridículas e incomprensibles, maniobras de aquellos que tienen más jerarquía que ella. En este sentido, The Diplomat gira en torno a dos grandes epicentros argumentales: por un lado, la investigación del atentado para determinar su origen y, por otro lado, las dinámicas de poder entre Estados Unidos, Reino Unido y las naciones implicadas de manera indirecta. Ambos ejes tienen en la serie una estrecha relación con la embajadora Wyler como nexo común mientras intenta lidiar con las vicisitudes personales y profesionales que le depara su nuevo destino de trabajo. Así, lo más interesante de la serie se focaliza en el punto de vista de Kate y la importancia de representar a mujeres en puestos de poder y de significación socio-política.

La embajadora Wyler rinde tributo a los oficiales fallecidos en el atentado

2. Las narrativas anti-terroristas. Una de las temáticas predilectas de la ficción norteamericana tras el 11S sigue siendo la lucha contra el terrorismo yihadista desde sus varias facetas. Muchas son las series que ya se han adentrado de lleno en la materia a través de diferentes aproximaciones: desde el peligro de la amenaza terrorista en 24 (2002-2014), la seguridad nacional y el enemigo en casa en Homeland (2011-2020) o la islamofobia en Sleeper Cell (2005-2006). A medida que los conflictos armados evolucionan en la contemporaneidad, también lo harán las narrativas. Así, la representación de la War on Terror en el cine va a cobrar muchas formas en las que destacan cineastas como Paul Greengrass y Kathryn Bigelow en sus magníficas Green Zone (2010) y Zero Dark Thirty (2012), respectivamente, que abandonan la idea de patriotismo americano para dar una reflexión crítica acerca de las armas de destrucción masiva y las torturas a partir del US Patriot Act. The Diplomat constituye uno de los acercamientos al intrusismo del terrorismo islámico en Europa a raíz de los conflictos armados en Oriente Medio y la ocupación militar de Estados Unidos. En esta parte más cercana al thriller político conspirativo, la serie centra en las ideologías de los diferentes países que culpan mútuamente de lo sucedido o que, directamente, sigue estrategias diplomáticas para crear conflictos por puro interés socio-económico. En este sentido, se empiezan a asomar las improntas de las políticas militares de Trump y Biden y la invasión rusa de Ucrania.

3. El baile de la política. Sin embargo, más allá de aquello enmarcado dentro del thriller en la lucha anti-terrorista, la serie también despliega su narrativa centrada en las dinámicas de la diplomacia internacional de una manera amena y con mucho sentido del humor; algo que se agradece y que no es muy usual en esta tipología de temáticas. Más allá del atentado, la embajadora Wyler tiene que enfrentarse a los conflictos diarios del cargo que ocupa: conflictos de interés con políticos de ideología opuesta, malentendidos burocráticos, asesoramientos in extremis o demostrar su talante y carisma frente al público. La serie combina de forma comprensible todo el lenguaje técnico de la complejidad política y diplomática con el entramado personal de Kate y su evolución profesional. Así, una de las líneas argumentales se centra en la imagen de la embajadora y en la manera de encaminar las trayectorias políticas basadas en el atractivo de la figura mediática y no tanto en la manera de negociar y resolver enredos políticos. El choque entre la forma de encarar la diplomacia en zonas de conflictos armados y en Europa Occidental también centra parte de la trama. Kate, experta en tratar con la política exterior en Oriente Medio, no encaja con la ostentación y la comodidad europea.

La pomposidad y el glamour de la imagen pública de los Wyler no atrae en absoluto a Kate quien debe aparentar una desbordante simpatía que no posee

4. La guerra de los Wyler. Igualmente, otro de los ejes de The Diplomat es la turbulenta relación de Kate con su esposo Hal (Rufus Sewell), también embajador, quien la acompaña de manera forzada a Londres. Hal actúa como uno de los principales focos de conflicto de la serie ya que se inmiscuye en los temas de su esposa generando tensiones gubernamentales que ponen en entredicho a la embajadora Wyler. En este sentido, la forma en la que Kate interpreta la diplomacia choca con cómo la vive su egocéntrico y manipulador marido quien disfruta de su momento de gloria y exprime los logros (y también las derrotas) de su mujer. Los desencuentros entre ambos ponen sobre la mesa ciertas formas de entender la política – sobre todo, el contraste entre lo público, lo privado y lo profesional – así como una manera de reflexionar sobre el matrimonio dentro de un contexto de dinámicas de poder.

5. Keri Russell y los demás. Finalmente, es relevante destacar a su estupendo reparto que cuenta con grandes nombres de la televisión actual y cuya química es imprescindible para crear el tono de la serie. Empezando por su protagonista, Keri Russell, a quien la hemos podido disfrutar en cada una de las tres últimas décadas y demostrando sus diferentes facetas: desde su lado más sensible y dulce en Felicity (1998-2002), serie creada por J.J.Abrams y Matt Reeves por la que se dio a conocer; hasta su lado férreo e impasible como Elizabeth Jennings, espía de la KGB infiltrada en suelo americano en The Americans (2013-2018). Asimismo también destacar dos nombres de intérpretes británicos importantes que son dos alicientes para la serie: Rufus Sewell y Rory Kinnear. Ambos con un perfil discreto, el primero destaca con sus apariciones en cine como Hamlet (1996), Dark City (1998), The Holiday (2006) y The Father (2020); mientras el segundo ha dedicado gran parte de su carrera a producciones teatrales y televisivas británicas. Por su parte, Sewell alcanzó cierta visibilidad como John Smith, el obergruppenführer de la SS, en la magnífica serie The Man in the High Castle (2015-2019); mientras que Kinnear destaca por sus roles en series como la criatura de Frankenstein en la espectacular Penny Dreadful (2014-2016), la distópica Years and Years (2019) o el impactante episodio piloto de Black Mirror, «The National Anthem«, en el que también interpretaba al Primer Ministro británico. En definitiva, los tres nombres reconocibles de The Diplomat son grandes intérpretes que valen la pena reivindicar.

 

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