Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Arquitectura de la memoria: el cine de Marguerite Duras

«Escribir es intentar adivinar lo que uno escribiría si escribiese». Marguerite Duras se sumergió en la escritura, se abandonó a ella y al mundo y escribió a la memoria, al amor, al dolor y a la soledad. Escritora, dramaturga, directora, guionista y productora de cine, es considerada una de las grandes escritoras en lengua francesa del siglo XX. Nacida en abril el año 1914 en Gia Dinh, una ciudad cercana a Saigón que por aquella época pertenecía a la Indochina francesa. Este año conmemora el 25 aniversario de su muerte y, aunque su figura destaque por su brillantez con las palabras, no debe ser olvidada su labor cinematográfica.

Marguerite Duras en el rodaje de su película «Nathalie Granger» (1972)

Publicó su primera novela en el año 1942. Su producción literaria, plagada de trazos autobiográficos, la convirtió en uno de los principales nombres de Le nouveau roman debido a la ruptura de las formas comunes de la narrativa. Fue a finales de la década de los 50 que Marguerite se introdujo en el cine, en un inicio como guionista. En el año 1958 René Clement dirigió el film de la novela homónima Un dique contra el Pacífico. El libro, ambientado en Indochina, narra la decisiva compra por parte de su madre de unos arrozales que sufrirían la inundación del mar. Los actores fueron Anthony Perkins, Silvana Mangano y Alida Valli. En el momento en el que Marguerite acudió al cine y vio plasmada su propia infancia en la gran pantalla, tomó la decisión de rodar sus propias películas.

Pero no por ello abandonó sus colaboraciones como guionista. Alain Resnais le pidió un guion, texto que se convertiría en la película Hiroshima, mon amour (1959), el primer largometraje del cineasta y uno de los comienzos de la Nouvelle Vague, por su montaje y temática vanguardista. La película se rodó en 1958. En esta se nos presenta una actriz francesa (Emmanuelle Riva) que viaja a Hiroshima a rodar una película sobre la paz donde conoce a un arquitecto japonés (Eiji Okada) con el que tendrá un apasionado encuentro. 

Dos ciudades, dos amantes y dos tiempos. Ella le relatara su pasado en su ciudad natal, Nevers. Recuerda a un soldado alemán al que amó y que murió en la guerra. “Luché por mi cuenta, con todas mis fuerzas, cada día, contra el horror de no comprender ya en absoluto el por qué de recordar. Y como tú, he olvidado…”. El film discurre en dos líneas: el presente en Hiroshima y el pasado en Nevers. Dos situaciones que acaban por confluir entre la memoria y el olvido, relacionando lo colectivo que es la guerra con el drama particular del personaje de Emmanuelle Riva. 

Ya en esta cinta es observable el empleo de diálogos repetitivos, obsesivos, característicos del estilo literario y cinematográfico de Duras en el que la musicalidad visual se impone a la narrativa lineal.

En el año 1967 dirigió su primera película, La Música, a la que se le sumarían Destruye, dice ella (1969), Amarillea el sol (1972), Nathalie Granger (1972) y La mujer del Ganges (1974). Hasta que en 1975 rueda India Song, su más celebrado film por el que sería nominada en el Festival de Cannes. Este está impregnado de recuerdos de su adolescencia en Indochina y pasajes de sus novelas Un dique contra el Pacífico y El Vicecónsul. Una noche su madre encontró a una mendiga en el jardín de su casa, la mujer le entrega una niña, abandonándola. La joven Marguerite le construyó una cuna y se hizo cargo de ella. Una mañana la encontró muerta en esa cuna. Sus gritos de angustia se escuchan, lejanos, en la película. Son de la mendiga, de la niña o de la propia Marguerite. Los acompaña un vals de Carlos d’Alessio.

India Song es una bellísima cinta, pero tediosa por momentos. De ritmo lento y complicado, fue escrita inicialmente para el teatro, publicada en 1973 y filmada entre los años 1974 y 1975. Situada en Calcuta en 1937 cuenta la historia de amor de Anne-Marie Stretter (Delphine Seyring), la viuda del embajador de Francia y el vicecónsul (Michael Londsdale). La película se compone de un diálogo a cuatro voces (dos masculinas y dos femeninas) de las que desconocemos su procedencia. Ninguna de las voces recuerda con exactitud la historia, pero tampoco han logrado olvidarla por completo.

Una voz en off describe la atmósfera de la lujosa mansión en la que los personajes deambulan como fantasmas

Es observable la consolidación de muchos recursos característicos de la filmografía de Duras como la discontinuidad narrativa y monólogos reiterados leídos por una voz en off. A los que se suman el uso sistemático del fuera de campo, de imágenes estáticas en las que los personajes parecen estar enmarcados en planos fijos que dotan a la cinta de un carácter teatral y de planos-secuencia que a veces son cortados de manera abrupta.

En 1985 filma Los Niños, su última película. El cine de esta brillante escritora francesa junto con el de algunos directores constituye uno de los aportes más relevantes al cine vanguardista y experimental contemporáneo. Duras elaboró un cine de bajo presupuesto, pero de gran notoriedad estética, en el que las imágenes y sonidos irrumpen con gran originalidad y belleza, capaz de constituir con poesía la arquitectura de la memoria. 

 

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