Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

De actores y personajes: Kaitlyn Dever en cinco papeles

En este artículo vamos a dedicarle un espacio a una actriz que es una de las intérpretes más prometedoras del panorama actual. O depende de cómo se mire, Kaitlyn Dever ya se puede considerar como una actriz consagrada si se hace un repaso a su filmografía a pesar de sus 25 años. Desde nombres como Clint Eastwood o Kathryn Bigelow a cineastas independientes como Lynn Shelton o Jason Reitman, Dever siempre ha destacado por mostrar una auténtica fuerza interpretativa y por encarnar roles que demandan una madurez superior a la que se espera de su edad. De los nombres de actrices emergente menores de 30 años como Zendaya, Florence Pugh o Anya Taylor-Joy, sin duda, Kaitlyn Dever merece un lugar destacado por su versatilidad y potencial.

Lo que destaca de la trayectoria de Kaitlyn Dever es la búsqueda de proyectos que, como ha expresado la actriz en varias ocasiones, “den voz a aquellos que no la tienen. Todos ellos personajes solitarios que reclaman su espacio en un entorno que les resulta hostil – o al menos, inhóspito de navegar –  como forma de su compromiso social y emocional con las historias en las que ha participado que se mantiene hasta la actualidad. Desde sus inicios a los 12 años en Justified hasta, seguramente, sus últimos proyectos: el videojuego Open Roads (Fullbright, 2022), quien presta su voz junto a Keri Russell, y Rosaline (2022), una comedia que narra el amor de Romeo y Julieta desde el punto de vista de la ex-pareja de Romeo. Viendo las elecciones de su carrera se podría deducir la compresión que tiene Dever acerca de los personajes que interpreta y su significación a la hora de generar debates críticos con la sociedad. Hoy hablamos de cinco de sus papeles más relevantes que ejercen como representación de temáticas globales a pesar de su individualidad. [Contiene spoilers]

Jayden Cole en Short Term 12 (2013)

Kailtyn Dever era conocida como «la chica de Short Term 12»

El primer gran papel por el que es reconocida Kaitlyn Dever es el de Jayden Cole en Short Term 12. Siendo la segunda película de Destin Daniel Cretton y filmada en apenas 20 días, la trama se sitúa en una casa de acogida para adolescentes problemáticos tutelados por el Estado hasta su reinserción social o su regreso al hogar. El film sigue las trayectorias de los jóvenes internos, así como las vidas de los profesionales que gestionan el lugar. Kaitlyn Dever tenía 15 años cuando filmó la película obteniendo el apodo entre sus compañeros de profesión como “la chica de Shor Term 12”. Un apodo que, lejos de ser despectivo, se convirtió un gran halago para Dever como signo de admiración de la industria y de jóvenes intérpretes que ya la veía como un referente a seguir.

Así, conocemos el sitio bajo la mirada de Jayden, quien llega a la casa de acogida tras un altercado familiar. Siendo una joven reservada y malhumorada, su tozudez y poca comprensión de la utilidad de este tipo de centros – sobre todo de las actividades para reforzar relaciones entre adolescentes – la convierten en una interna difícil de tratar y encerrada en su mundo. Un “mundo” que habla más de ella de lo que se pueda imaginar. Su arte se convierte en un refugio donde poder expresar su dolor y sus traumas a través de relatos que, a lo largo de la película, comparte con la supervisora de lugar, Grace (Brie Larson), y el espectador. Así, la historia del pulpo y el tiburón sirve como metáfora del maltrato familiar – que no se verbaliza, pero del que se intuye un abuso sexual y psicológico por parte de su padre – y como reflejo del desamparo emocional en la que se encuentran los adolescentes en estas situaciones. Un desamparo que también tienen los trabajadores de los centros cuya falta de herramientas institucionales impide la ayuda a los internos que, como Jayden, se devuelven desprotegidos al espacio del abusador.

Karen Malloy en Detroit (2017)

Una noche fatídica en el Motel Algiers de Detroit en 1967

Tras varios roles interpretando a adolescente problemáticas en Men Women & Children (2014) y Outside In (2017) – a excepción de Booksmart (2019) – Kaitlyn Dever se adentra en los conflictos de la edad adulta. Su primer papel de este tipo se materializa en Detroit dirigida por Kathryn Bigelow que relata los violentos disturbios sucedidos en la ciudad en 1967 enfrentando a los residentes afroamericanos con los cuerpos de policía en uno de los episodios más trágicos de EE.UU. Siendo la tercera colaboración entre Bigelow y el guionista Mark Boal, Detroit se centra en los eventos ocurridos en el Motel Algiers donde se encontraron varios cuerpos sin vida de civiles negros desatando un escándalo focalizado en el racismo y la brutalidad policial. Así, Kaitlyn Dever da vida a Karen Malloy, una de las dos mujeres blancas que se encontraban en el motel durante la redada.

Si bien el epicentro del discurso del film constituye la vulneración descarada de los derechos civiles de la comunidad afroamericana a través de violentas torturas y humillaciones, también tiene cabida la violencia sistémica hacia las mujeres en las pequeñas secuencias en las que aparecen Karen y su amiga, Julie Anne Hysell (Hannah Murray). Así, las interacciones entre la policía y las chicas también forman parte de la representación racista de la cinta: éstos consideran repugnante que unas mujeres blancas tengan relaciones sentimentales con afroamericanos; incluso, considerándolas como prostitutas. Por tanto, se articula la ideología de supremacía racial, por un lado, y patriarcal, por otro lado. Un pensamiento que se traduce en vejaciones y mofas de índole sexual como tocamientos, abusos verbales o, directamente, desnudándolas. Unas escenas tan difíciles de contemplar como de filmar las que, gracias al estilo documental de Bigelow, llegan a cobrar vida frente al espectador. Algo que supone un punto a favor de la película donde el actor Will Poulter era el único en conocer lo que iba a suceder. Un rodaje intenso en el Dever expresó la extrema complejidad en la improvisación y de mantener la continuidad en la narración de la historia.

Marie Adler en Unbelievable (2019)

La historia de Marie Adler se conoció en 2015 con el artículo «An Unbelievable Story of Rape»

Unbelievable es un título con doble lectura: por un lado, se refiere a la capacidad que demuestra la propia protagonista (“ella no es creíble”) y, por otro lado, la indignación del público tras conocer la historia real de Marie Adler (“no puedo creer lo que pasó esta chica”). La miniserie de Netflix sigue la investigación de dos detectives (Merritt Wever y Toni Collete) que buscan a un violador en serie. Esto les conduce hasta Marie Adler, una joven que denuncia una agresión sexual años atrás, pero cuyas autoridades la acusaron de mentir. Un trágico caso real que destapó la negligencia de la policía y el claro desinterés por la persecución de los delitos sexuales. Así, la serie dramatiza el caso donde se mezcla el thriller con la consciencia social. Sin ser una narrativa simplista sobre la violación – más bien todo lo contrario – se exploran las consecuencias emocionales de las víctimas sin regocijarse en su dolor, mientras se reflexiona sobre la violencia estructural sobre las mujeres.

Kaitlyn Dever interpreta de manera muy delicada a Marie Adler quien experimenta constantes cuestionamientos sobre lo ocurrido y cómo se tiene que sentir: desde el brutal primer interrogatorio, hasta los reproches sobre su comportamiento de amigos y familiares, pasando por el ataque en medios de comunicación. Algo que le hacen revivir el trauma y que la aísla socialmente en su transposición de “mujer-objeto”, tanto en el momento de su violación como en las consecuencias de no creerla. La falta de empatía de las instituciones con las víctimas se personifica en Marie Adler como un fallo de la sociedad, y no solo del sistema judicial, el que en ningún momento le pide disculpas. Dever ejerce, aquí, la responsabilidad de dar vida a una persona real para “hacerle justicia” y crear conversaciones críticas con el público. En la serie, cada detalle es preciso y meditado; como también lo es la interpretación de Kaitlyn.

Toni en Monsterland (2020)

Toni cuida de su hija en «Monsterland»

Tal vez, su colaboración en la antología de terror Monsterland es el papel más desconocido de Dever. En el primer episodio (Port Fourchon, LA) interpreta a Toni, una madre soltera que tuvo a su hija en la adolescencia y que intenta mantenerla con pocos recursos. Su responsabilidad como madre choca constantemente con sus deseos de llevar una vida sin su hija. Su marido abusivo le abandona, trabaja sin parar, no tiene tiempo para ella, le están privando de su juventud y de su libertad; una libertad que sí se le ha permitido al padre de la criatura. Entonces, aparece el elemento sobrenatural: un ladrón de cuerpos que se apodera de la identidad de las personas. Toni aprovecha la ocasión para dejar a su hija a cargo de una familia adinerada que pueda cuidar de ella.

Kaitlyn Dever se adentra, así, en un personaje que actúa como monstruosidad cotidiana y que, como ella dice le planteó dilemas sobre el amor incondicional materno y la falta de empatía que se genera hacia estas mujeres. Un pensamiento que atraviesa el episodio donde la maternidad representada como algo utópico, sacrificado y de obligación social se cuestiona dando paso a la monstruosidad maternal. La “mala madre” que antepone su individualidad a consta del bienestar de sus hijos – precisamente, The Lost Daughter de Maggie Gyllenhaal (2021) recalca la misma temática. Pero, en este caso, la maternidad es cuestionada en un entorno de clase baja y de precariedad donde Toni no tiene ninguna garantía de estabilidad económica ni social ni emocional. Una forma de cuestionarse la romantización de la maternidad donde la conexión con lo monstruoso nos obliga a ver reflejada nuestra propia moralidad como espectadores.

Betsy Mallum en Dopesick (2021)

«Dopesick» es la primera nominación de Kailtyn Dever a los Emmys

Al igual que Unbelievable, Dopesick es otra miniserie que tiene un peso importante en la carrera de Dever. No solamente por el reconocimiento a una trayectoria que se ha gestado durante años – la nominación al Emmy que se merecía por su papel como Marie Adler le llegó por Dopesicksino en su búsqueda por visibilizar los problemas reales de la sociedad. Siendo una de las ficciones más relevantes de 2021, la serie centra su discurso en la crisis de opiáceos que aún sigue vigente en Estados Unidos. En la serie, Kaitlyn Dever encarna a Betsy Mallum, una joven minera que sufre de dolor de espalda crónico que, en un intento por restarle sufrimiento físico, se le receta dosis de unas pastillas experimentales que la inducen a una adicción con fatales consecuencias.

Durante los episodios, asistimos a la rutina de Betsy mientras combate su adicción para llevar una vida funcional que se convierte en su drama diario aislándose de su entorno más cercano. Así, el personaje actúa como reflejo de las víctimas colaterales del OxyContin en la población. Especialmente, en familias de clase obrera y en zonas rurales con precariedad laboral y con riesgo a exclusión social. Una fiel representación de lo que resulta la vida de un adicto y que se traslada en escenas impactantes y de extrema crudeza: desde el abandono familiar, hasta la legalidad de sus acciones para sobrellevar su dependencia e, incluso, llegando a la prostituirse para conseguir fármacos. Dever se sumerge emocionalmente hasta tal punto que, en algunas escenas, parece que va a dañar su integridad física – hay una secuencia que se golpea tan fuerte con un armario que parece que se va a romper un brazo – al servicio de contar esta historia. Ella misma afirma: “I have to give everything I have to these characters because the story means so much more than me. Una muestra más de su compromiso como intérprete y del valor social que atribuye al arte y que no parece abandonar.

 

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