Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Kalinda Sharma, o los vínculos entre mujeres en la televisión actual

Hace algo más de un año mi compañera Meritxell Esquirol dedicó dos publicaciones en este blog a la serie The Good Wife  (CBS 2009-2016). Uno explicaba su fascinación por el personaje principal, Alicia Florrick; el otro presentaba a la actriz Archie Panjabi, que en la creación de King & King encarnaba a la no menos interesante Kalinda Sharma. Esquirol nos recordaba algunos de los papeles protagonistas y secundarios de Panjabi, y describía a Kalinda como “un personaje brillante, inteligente, tenaz”. Ahora que la serie ha terminado (suspiro de pena a coro, por favor), creo que Kalinda merece su propio post en este espacio nuestro de (entre otras cosas) celebración de la televisión de calidad. Intentaré reducir los spoilers al mínimo por si alguien no ha visto o no ha terminado de ver la serie, lo prometo.

Desde sus inicios, The Good Wife  trató, más que de ninguna otra cosa y como bien explicaba Esquirol, sobre el poder. Alicia Florrick aprendió, a base de luchas más o menos sangrientas, a manejar y a ampliar su cota de poder como esposa, como madre, como abogada, como mujer y como animal político. Junto a ella, a mayor o menor distancia según las tramas y también según esos mismos flujos de poder detrás de las cámaras, según parece, estuvo durante años Kalinda Sharma, la investigadora principal del bufete de abogados que le dio a Alicia su gran oportunidad. Y, de otras formas y con otra medida, Kalinda también era una mujer poderosa.

Desde mi punto de vista como fan de la serie y como analista de televisión con perspectiva de género, hay dos cuestiones fundamentales en el desarrollo del personaje de Sharma: por un lado, su habilidad como investigadora; por el otro, su relación con Alicia. Ambos asuntos se pusieron en primer plano de diferentes momentos de la producción de la CBS; los dos se manejaron (no siempre para gusto del público espectador) como los temas frágiles pero fundamentales que eran.

Respecto a la habilidad de Kalinda para hacer bien su trabajo, cabe decir que se apoyaba en una extraordinaria capacidad deductiva, un altísimo poder de seducción y un control absoluto del miedo físico y psíquico. Sharma sabía buscar pistas, relacionar detalles, atar cabos sueltos, entrar en lugares prohibidos, conseguir pruebas imposibles y defenderse de competidores y enemigos cuando y como hiciera falta. Le gustaba trabajar sola pero sabía aprovechar las habilidades y conocimientos ajenos, y cuando alguien la amenazaba (ya fuera un sospechoso, un “poli” duro o un ex-marido criminal), no solía salir bien parado.

 kalinda en acción

Sobre el vínculo de Kalinda con Alicia Florrick se han escrito muchas líneas, algunas de ellas muy amargas. No voy a entrar aquí en sub-tramas recientes ni en desenlaces definitivos para evitar los spoilers como he prometido, así que voy a quedarme con su muy particular amistad. Y voy a hacerlo porque creo que es una rara avis que una serie de televisión coloque la amistad entre mujeres como punto de interés en su argumento y en la evolución de sus personajes (con conocidas y muy diferentes excepciones, como Sex and the City  o Gilmore Girls).

En The Good Wife Kalinda tomó algunas decisiones realmente duras. Algunas afectaron a su vida personal, casi todas a su carrera profesional. En la mayoría de ellas, de una manera u otra, estaba implicada Alicia. Y a lo largo de los años de la serie, que manteniendo su calidad tuvo picos y valles como todas, la mayor parte de esas decisiones demostraron que Kalinda valoraba más su relación con Alicia que cosas o personas aparentemente fundamentales para ella. Desde recuperar a la hija de Florrick cuando ésta la creyó desaparecida y no decir que lo había hecho, pasando por apartarse de casos para evitarle dolor a Alicia tras una revelación muy íntima, hasta dejar de priorizar su bienestar material y/o emocional para protegerla, Kalinda demostró su lealtad y su capacidad de sacrificio por otra mujer. Su vínculo creció en distintas direcciones, y chocó con “Santa Alicia”, con su marido, con el de la propia Kalinda, con Cary, con Will, con los prejuicios, con la ambición y con los fantasmas del pasado. Se alimentó de complicidad, éxitos inesperados, derrotas compartidas, risas, tensión sexual, confidencias y alcohol (impagables esas escenas de ambas tomando tequila mano a mano). Y finalmente, llegó a un punto en el que…

las dos

Lo siento, no romperé mi promesa: tendrán que verlo.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *