Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«The Naked Director»: una reflexión sobre el sexo (y el porno) en Japón bajo la mirada de Toru Muranishi

El 24 de junio se estrenaba la segunda temporada de la serie The Naked Director. Una producción cuyo sugerente título me despertaba curiosidad desde hace tiempo por dos motivos esenciales. Primeramente, al tratarse de una serie de imagen real japonesa con el sello original de Netflix; y segundo, al estar ambientada en la industria pornográfica en los años 80. Dos conceptos, el de serie japonesa y el de porno, que en principio me llevaron a pensar en lo excéntrico que podría ser el producto en su conjunto y en lo interesante que podría resultar la visión de algo todavía tan tabú como es el sexo en la sociedad nipona. Así, The Naked Director es una serie que se desprende de forma muy hábil de las preconcepciones y prejuicios que se tienen sobre la imagen de las ficción japonesa.

Con dos temporadas en su haber y basada en una historia real, la serie se centra en el auge y caída de Toru Muranishi (Takayuki Yamada), unas de las figuras más relevante de la industria cinematográfica japonesa para adultos de los años 80 y 90 y considerado como “el emperador del porno”. Durante 16 episodios nos adentramos en la mente perversa y excéntrica de Muranishi el que intentó realizar una auténtica revolución sexual en Japón con sus videos pornográficos a través de su desenfrenado estilo a la hora de filmar desafiando el conservadurismo de la sociedad de su país. En este sentido, The Naked Director se debe contemplar como una producción que subvierte las convenciones de la ficción televisiva nipona arriesgándose a tratar el deseo sexual y representar el sexo como algo natural fuera del encorsetamiento que aún sufre Japón. Algo que se hace evidente si repasamos la trayectoria de la representación de la identidad sexual en la ficción nipona, ya sea en imagen real o en anime: lo relacionado con lo romántico y la sexualidad se construye de manera platónica o todo es una auténtica fantasía erótica y perversa a través de personajes travestidos, homosexualidades escondidas y turbiedades hentai. En definitiva, dos caras de la misma moneda que parecen no encontrar un término medio. Así, The Naked Director es inteligente en reproducir este punto intermedio entre la fantasía y la realidad de la significación de la industria pornográfica en Japón y en elaborar un retrato de la filosofía de Muranishi y sus anhelos de “vender el deseo”.

Toru Muranishi y Kaoru Kuroki aparecen en la televisión pública japonesa promocionando sus videos para adultos y reivindicando la libertad sexual

Por tanto, la serie es un reflejo y una crítica a la identidad japonesa donde la industria del porno actúa como vehículo para reflexionar sobre la represión social y la construcción sistémica y cultural del país. En este sentido, entre la excentricidad, los diálogos explícitos y las escenas de sexo desenfrenadas y un tanto gráficas – propias y normales de este tipo de temáticas, dicho sea de paso -, en The Naked Director tiene cabida la toma de conciencia sobre aquello que implica la industria pornográfica como la misoginia, la ilegalidad, la explotación y, en especial, la censura en todo los sentidos del término. Algo que ya se ha tratado en ficciones como The Deuce (HBO, 2017-2019), Adult Material (BBC, 2020) o Boogie Nights (PT Anderson, 1997) donde los entresijos del porno destapan la crueldad que hay tras ella, pero que sirve como medio para centrarse en la extrema vulnerabilidad y complejidad de los personajes que se mueven en este entorno. Estas posturas se reivindican a través del personaje de Kaoru Kuroki (Misato Morita), una actriz que utilizó el porno como activismo de la liberación sexual femenina y de lucha contra la represión patriarcal en los 80 y 90. Un desarrollo del personaje que va en paralelo con el de Muranishi y su obsesión con cambiar la opinión pública del cine para adultos y revolucionar la industria desde dentro.

Kaoru Kuroki y Junko son los principales personajes femeninos de la serie que reivindican su derecho a ser ellas mismas. La primera a través de su placer sexual, la segunda a través de su talento que permanece a la sombra de sus compañeros varones.

Asimismo, los conflictos políticos y económicos de la época actúan como telón de fondo de una industria en auge donde el canibalismo corporativo, la corrupción policial y los bajos fondos también influyen en el éxito de la compañía del “emperador del porno”. La T1 se centra, pues, en el nacimiento del concepto cinematográfico de Muranishi convirtiéndose en un genio incomprendido a ojos de la sociedad, pero que cuenta con un séquito de seguidores que comparten su visión: el productor Kawada (Tetsuji Tamayama); los aspirantes a cineastas Mitamura (Tokio Emoto), Rubgy (Takewari Goto) y Junko (Sairi Ito); las reconvertidas en actrices Naoko (Ami Tomite) y Miyuki (Yuri Tsunematsu); y el pandillero yakuza Toshi (Shinnosuke Mitsushima). Unos personajes secundarios que cogen más peso en la T2 y que representan cada una de las temáticas que se desarrollan en la serie. Uno de los elementos más importantes que actúa como hilo conductor es la burla de la estricta censura japonesa que obliga a los protagonistas a trabajar en la clandestinidad y que conduce a la sordidez y violencia de la segunda entrega. Así, mientras la primera parte de la serie es más erótico-festiva con abundantes escenas de sexo – ninguna gratuita dentro del contexto argumental –, la T2 toma un rumbo más intimista y emotivo centrado en los personajes y en los comienzos de la digitalización de los 90 que se convierte en la obsesión de Muranishi hasta llevarlo a una crisis creativa.

La soledad de un genio incomprendido y obsesivo

The Naked Director es una serie sorprendente, irreverente e impecablemente filmada que aprovecha el lado morboso de la temática pornográfica para hacer reflexionar al espectador sobre la identidad social japonesa, a la vez que es un reflejo nostálgico de la época y explica una parte importante de la historia del cine para adultos. Una producción transnacional que conecta fácilmente con el público occidental y con un desfile de personajes empáticos que nos muestran el mundo de luces y sombras de la industria y nos habla del éxito, del fracaso y de la amistad. Además de unirse a la lista de ficciones contemporáneas que desmenuzan la relación entre el sexo, la sociedad y su representación en la televisión sin ningún tipo de tapujo para dar pasitos hacia su normalidad.

 

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