Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«Trine», no sin mi aventura medieval-fantástica indie

Desde que comenzamos a publicar post analizando el fascinante mundo de los videojuegos en el blog, mis compañeros y yo misma hemos reivindicado en numerosas ocasiones la influencia de la literatura en la construcción conceptual de algunos de sus títulos (la gran mayoría de ellos bajo un sello indie). Ya sea por la reinvención de algunas de sus figuras más populares – «The Path», «The Wolf Among Us» o «Alice: Madness Returns» – o por la apropiación de elementos estilísticos – «Child of Light», «Brothers» o «Koudelka». Por supuesto, en el caso de otras materias como el cine, sin ir más lejos, esta retroalimentación entre diferentes disciplinas artísticas también existe. En este sentido, es inevitable afirmar que la literatura – en todas sus formas: épica, lírica y dramática – es, siempre ha sido y será, una de las grandes suministradoras de historias y de modelos narrativos, por muy novedosos que estos pretendan ser.

Dentro de este contexto se enmarca el juego de que hablaremos hoy, el videojuego de la compañía finlandesa Frozenbyte lanzado en 2009 para PC y reeditado gradualmente para el resto de consolas: «Trine», una gran aventura en tierras fantásticas. Si bien la ambientación de del juego no va a resultar desconocida por ninguno de los lectores, es un claro ejemplo de la importancia de la literatura en la creación de nuevos productos audiovisuales – sean estos videojuegos o no.

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En este sentido, «Trine» será uno del largo listado de producciones que se verán directamente influenciados de la llamada fantasía épica (o heroica) que abarcará un amplio rango genérico en sí misma y que, a su vez, dará lugar a la inspiración de numerosos productos de naturaleza y consumo diferente como la novela gráfica, el cine y los juegos de rol de mesa (Warhammer y Dungeons & Dragons). Esta tipología denominada «Sword & Sorcery stories», procedente de las epopeyas clásicas como La Odisea de Homero – y explotada por autores conocidos dentro del género como J.R.R. Tolkien, Robert E. Howard, C.S Lewis, Edgar Rice Burrough, Ursula K. LeGuin, Terry Pratchett o George R.R. Martin -, donde la presencia de seres mitológicos con una ambientación ficticia de carácter medieval y la magia como recurso muy presente serán los escenarios en el que girarán las tramas.

Ni que decir que no podrían faltar las criaturas fantásticas, las batallas entre el bien y el mal y, sobretodo, la tendencia a convertir estos mundos imaginarios en reales por medio de la creación de la mitología propia del universo mágico (religión, geografía, lengua, costumbres…) Así, surgirán sagas más que reconocidas por el público gamer como «The Elder Scrolls», «Dark Souls», «Dragon Age», «World of Warcraft» o «The Witcher» (este último sacado directamente en una serie de libros “La Saga de Gerald de Rivia” de Andrzej Sapkowski); incluso, en cierta medida, títulos como los del estudio ICO o el reciente «Horizon Zero Dawn»

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Entonces, volviendo al tema que nos concierne, «Trine» se va a ambientar en un remoto y fantástico reino en donde, tras la muerte del rey y sin dejar heredero al trono, se ve sumido en un profundo caos del que las fuerzas malignas se aprovechan para sembrar el miedo y expulsar a sus habitantes. Dentro de este contexto, pronto conoceremos a los protagonistas de la historia – Zoya, una astuta ladrona; Amadeus, un aprendiz de mago; y Pontius, un leal guerrero – tres desconocidos que, coincidiendo en el peor lugar en el peor momento, se verán maldecidos por una piedra mágica conocida como el Trine que unificará sus almas. Así, los tres no tendrán más remedio que emprender una aventura a través de parajes desconocidos infestados de muertos vivientes para romper el hechizo. Por supuesto, durante el viaje, no solo estrecharán lazos entre sí, sino que se darán cuenta de que ellos tres son la clave para combatir las sombras y devolver la luz al reino.

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Durante el juego con un diseño side-scrolling con un escenario de naturaleza 2D, se alternará el manejo de los tres personajes en donde cada uno tendrá una habilidad concreta que se deben combinar para superar las plataformas, combatir a los enemigos, resolver los puzles y completar los 15 niveles que dispone el juego. Así, el mago utilizará su magia para mover e invocar objetos y poder acceder a zonas complicadas o pasar obstáculos; la ladrona será el personaje más ágil y usará un arco como arma para alcanzar enemigos a larga distancia; y, el guerrero, será el encargado de utilizar la fuerza bruta. Además, sus diferentes personalidades que se manifestarán de manera puntual a través de conversaciones aportarán un dinamismo a la historia y se empatizará en mayor grado con ellos.

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Al igual que otros videojuegos parecidos como «Child of Light» y «Brothers» – los que también recomendamos con fervor – la estructura narrativa de «Trine» bebe directamente de fuentes literarias. Si el primero utilizaría los diálogos en verso con una trama claramente inspirada en el cuento de hadas, y el segundo con una base de los patrones de las leyendas; este partirá de la tradición oral como premisa principal con la narración de las aventuras de los protagonistas como si capítulos de libro se tratase- incluso empezando por «Érase una vez…» – y acompañado por ilustraciones de la historia. Con un cuidado uso del detalle y las texturas en los escenarios en donde el jugador pasará por una enorme cantidad de lugar distintos – riachuelos, cavernas, desfiladeros, ruinas, palacios, templos… -, los cambios de luz produciendo una armonía cromática bellísima ayudarán a generar el aura mágica del universo del juego. Juntamente con la espectacular banda sonora compuesta por Ari Pulkkien que, en un juego prácticamente sin diálogo alguno, se apodera de la pantalla.

En definitiva, puede que «Trine» (y sus dos secuelas, «Trine 2» y «Trine 3: The Artifacts of Power») no demuestre una fórmula argumental novedosa que no hayamos visto anteriormente en otras producciones del género épico fantástico – tanto audiovisual como novelístico – ni una jugabilidad innovadora; pero, realmente, es una pequeña joya de un altísimo deleite visual con diversas horas de diversión aseguradas. Imprescindible.

 

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