Corazón y cerebro: Amanda Rollins y Sonny Carisi de «Law & Order: SVU»
Hace un tiempo escribimos en este blog sobre una de las parejas más populares del panorama televisivo: los detectives Elliott Stabler (Christopher Meloni) y Olivia Benson (Mariska Hargitay). Un tándem que Patricia Trapero denominaría como “una pareja casi de hecho” y que, lamentablemente, “rompería” en 2011 tras el abandono de Stabler de la Unidad de Víctimas Especiales. Un acontecimiento que supuso una gran decepción para los fans de la serie y un pequeño bache para el desarrollo argumental de la misma. Sin embargo, con Elliott fuera del mapa, el personajes de Olivia Benson comenzó a sufrir una transformación radical que la llevaría a ser la jefa del departamento y a realizarse como madre soltera. Unos cambios que, aunque perfectamente lógicos, comenzaron a desdibujar las premisas iniciales del personaje y a perder cierto interés. Así, la necesidad de crear una nueva pareja “casi de hecho” que devolviera la esencia que habían dejado Benson y Stabler, supondría la aparición de un nuevo «dúo dinámico» que se ha convertido en uno de los motores de la serie: los detectives Amanda Rollins y Sonny Carisi.
Entonces, el personaje de Amanda Rollins (Kelli Giddish) se introducirá en la temporada 13 donde la trasladarán de la central de policía de Atlanta hasta la unidad de Manhattan. El aterrizaje de Rollins en la comisaría agudizará las tensiones con Olivia, quien verá amenazado su puesto como detective femenina del cuerpo, y con Cragen (por entonces jefe del departamento) quien no secundará los métodos impulsivos y poco ortodoxos de Amanda a la hora de enfrentarse a las investigaciones. Durante la evolución de la trama se descubrirán los motivos por los que “abandonó ” su trabajo en Atlanta: fue víctima de una agresión sexual por parte de su superior. Este hecho le hará refugiarse en el alcohol, a llevar una vida sin compromisos sentimentales y a terminar con una gran cantidad de deudas debido a su adicción al juego. Unos parámetros prototípicos de los personajes masculinos (sobre todo la ludopatía, una adicción poco explorada en la ficción) y que permitirán un cambio de roles de género, uno de los valores narrativos más importantes de la serie.
A pesar del escepticismo que mostrará al principio hacia algunos de los casos (otro motivo por el que chocará con Olivia) y su aparente fortaleza, Rollins mostrará una vulnerabilidad sobrecogedora debido a la carencia emocional que experimentará en su vida y que se convertirá en el motor principal del personaje. De hecho, la extrema confianza que tendrá con la gente que le muestre un poquito de afecto hará que terminen por manipularla y con consecuencias personales y profesionales negativas. El caso más representativo se dará en la temporada 14 cuando su hermana Kim, víctima de violencia doméstica, la incitará a matar a su ex-novio. Un hecho que le hará replantearse su posición en la unidad y que la convertirá en una agente implacable contra la violencia de género. Otro punto de inflexión para Rollins se dará en la temporada 17 cuando se convertirá en madre soltera (aprovechando el embarazo de Kelli Giddish). Un cambio que reconducirá el arco evolutivo del personaje y que la hará más sensible frente al maltrato infantil y las vulneraciones de los derechos maternos.
Por su parte, Dominick “Sonny” Carisi (Peter Scanavino) aparecerá en la temporada 16 como reemplazo del detective Nick Amaro y como futuro compañero de Rollins. De origen italoamericano, será trasladado del departamento de Antivicio del Bronx a la Unidad de Víctimas Especiales de Manhattan donde, gracias a su carrera de derecho, ayudará al equipo con los procedimientos legales de los casos más complejos. Empático y respetuoso con la ley, será el contrapunto ideal del personaje de Rollins quienes suplantarán a Benson y Stabler como el tándem perfecto para servir a las fuerzas de la ley y el orden. Sin embargo, ante la “frialdad” de Amanda, Carisi mostrará cierta impotencia frente a los casos a los que asisten y no podrán frenar sus impulsos emocionales. Un control que se verá fuertemente desbordado en los incidentes que mezclen abusos de poder dentro de la Iglesia Católica (especialmente los episodios 17×17-18) y la vulneración de los valores tradicionales que le marcaron de joven. Así, dichos valores serán los que motiven al personaje de Carisi quien mostrará unos estrechos lazos familiares como fruto de una educación religiosa muy estricta.
De esta manera, Rollins y Carisi serán unos personajes complementarios y que, en gran medida, uno no se puede entender sin el otro. Las carencias profesionales que tendrá Carisi para mantener la mente fría en el trabajo las aprenderá de Rollins, mientras que las carencias afectivas de Rollins se suplirán gracias a Carisi quien le ayudará con la conciliación familiar. Una compenetración personal que, por un lado, irá más allá de la simple “atracción sexual no resuelta” (de hecho, ni siquiera se apreciará una posible relación sentimental entre ambos. Esos está en los pensamientos más morbosos del fandom) y, por otro lado, cambiará una vez más el esquema de roles de género que ya se plantearían con el dúo Benson/Stabler. Esta última será la prueba de la extraordinaria habilidad del departamento de guionistas para continuar con las fórmulas que definen a la serie; al igual que la enmarcarán como un producto televisivo enfrascado en la más absoluta contemporaneidad. Otra muestra de su genialidad narrativa será la eficaz fragmentación del personaje de Elliott Stabler en las personalidades de los detectives que lo “sustituirán”: si Nick Amaro será su carácter violento, Carisi reemplazará su lado familiar y Rollins personificará su lado más canalla.
Soledad y familia. Vulnerabildad e inseguridad. Escepticismo y tradición. Emoción y razón. Corazón y cerebro. Amanda Rollins y Sonny Carisi. Dos personajes que ya han pasado a formar parte de historia de la ficción televisiva contemporánea.
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora en el grado de Comunicación Audiovisual en CESAG-Universidad de Comillas. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en la investigación en game studies y TV studies.