Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Nombres propios (in memoriam): Douglas Wilmer

Pocos se habrán enterado de la noticia, pero en el pasado mes de abril falleció uno de los actores de reparto más relevantes del panorama televisivo y dramático inglés de los años sesenta y setenta: Douglas Wilmer. El conocido actor británico falleció dejando atrás una carrera cinematográfica y televisiva sin la que no se entendería parte del canon audiovisual cultural inglés. Allá por los años sesenta, para comenzar, fue escogido para encarnar al irreverente Sherlock Holmes en una adaptación televisiva de sus aventuras en doce episodios (BBC, 1964). Su aportación traspasó el canon vigente hasta el momento, ya que si bien todos damos por hecho la irreverencia y el carácter displicente de la interpretación de Benedict Cumberbatch (Sherlock, BBC, 2010-), Wilmer fue el primer actor en conferir estas cualidades al personaje en la pequeña y gran pantalla, quizás reflejando su personalidad – conocidas eran sus disputas con guionistas, o directores, siendo sustituido en la segunda temporada de la serie por Peter Cushing –, quizás aproximando más su interpretación al Sherlock que narra Conan Doyle en sus obras.

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The Reichenbach Fall, Sherlock, 2012.

Actor dramático por excelencia, su carrera en los teatros londinenses antes de la Segunda Guerra Mundial son claves para entender la formación de este flemático artista británico. En las tablas del West End interpreta Antonio y Cleopatra (1946) o Enrique V (1951), por las que se ganó rápidamente la admiración de público y productores teatrales. Pasa entonces a la televisión con pequeños papeles en It Is Midnight, Dr Schweitzer (1953), The Black Tulip (1956), o Nicholas Nickleby (1957), hasta que la popularidad llama a su puerta y se convierte en actor invitado en producciones televisivas de éxito como Los Vengadores (1966). Ya entonces se consolida también en el panorama cinematográfico como actor de reparto solvente en películas como El Cid (1961) con su amigo Charlton Heston, Cleopatra (1963) junto a Elizabeth Taylor, Jasón y los Argonautas (1963), La venganza de Fu-Manchú (1967), La venganza de la pantera rosa (1978), o Octopussy (1983). Todas ellas, clásicos ya del cine occidental moderno.

Antes de fallecer a los noventa y seis años de edad, el longevo autor fue recuperado por Mark Gatiss para un cameo histórico en la serie Sherlock (The Reichenbach Fall), personaje al que estuvo ligado toda su vida, incluso como voz en off para muchos de los audio-libros que la editorial inglesa Penguin ha publicado de sus aventuras. Desde luego, todo un anti-héroe que supo llegar a lo más alto en su carrera profesional y fijar para el recuerdo una de las interpretaciones más memorables en la calle Baker St.

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