Limitless (2011): NZT o la pastilla mágica de Bradley Cooper.
Quizá os preguntaréis si tiene sentido retomar el análisis de la película de Neil Burger Limitless del 2011, bajo la premisa de la existencia de una pastilla mágica, es decir, de la droga NZT que otorga superpoderes, permitiendo utilizar por completo nuestras capacidades cognitivas y habilidades como seres humanos. Y, en efecto, para la CBS sí lo tiene ya que adapta en su apuesta televisiva de otoño (en nuestro post de la semana pasada), el film protagonizado por Bradley Cooper.
La trama argumental es sencilla: Eddie Morra (Bradley Cooper) es un escritor frustrado con aspecto desaliñado que vive solo en un pequeño, sucio y desordenado apartamento de Chinatown después de que su mujer Melisa (el que había sido su amor de universidad) le abandonara al no poder mantener una relación a la que no veía futuro dada su poca implicación económica. Eddie contempla el horror de la página en blanco, siente la impotencia del bloqueo creativo que se repite diariamente y le espanta tener pesadillas en la que acaba durmiendo en su litera infantil de casa de sus padres.
En otro día que asemejaba dibujarse como el resto, se encuentra casualmente a Vernon, su excuñado que parece haber alcanzado el triunfo económico el cual le ofrece y regala una pastilla de NZT-48 (sin advertirle de sus efectos) que todavía no se ha comercializado dado que debe pasar por controles farmacéuticos que otorguen la supuesta autorización para el año próximo. Las ventajas del NZT-48 se sostienen bajo la falsa (pero atractiva) premisa de que los humanos solamente utilizamos el 10% de nuestra capacidad mental mientras que esta magic pill permite utilizar el 100%, ver las cosas con muchísima claridad lo cual provoca que en pantalla tengamos multiplicado a Eddie limpiando y ordenando su propio piso e inspirándose, a posteriori, de tal forma que las letras parecen llover del cielo tomando forma en su teclado de ordenador y dando como resultado la redacción del primer capítulo de su novela que llevaría a su agente editorial la mañana siguiente la cual quedó anonadada.
¿Next stop? El plan de actuación de Eddie era previsible: su vida había recobrado sentido desde que ingirió esa primera pastilla y por ello quería más. Sin embargo, Vernon (todo un “camello”) había sido asesinado mientras él le hacía unos recados a cambio de más pastillas y todo apuntaba a un ajuste de cuentas ya que él disponía de algo que el resto anhelaba. Por ese motivo, descubrió el escondite de la droga en el horno (puesto que detestaba cocinar) y en cuatro días y una posología de una pastilla diaria fue capaz de terminar el libro, potenciar dotes musicales y aprender a tocar el piano, a jugar al póker y dominar varios idiomas y todo lo que había oído, leído o visto estaba en su cabeza y salía como una cascada, facilitando sus relaciones interpersonales, un aumento considerable de amigos y de una faceta irreconocible de seductor. Los excesos empezaban a ser su tren de vida, convirtiéndose en un bróker del Dow Jones con una apretada agenda social y con viaje de lujo incluidos. Su ambición había rozado el límite de la avaricia que lo había llevado a pedir dinero prestado a un hombre ruso para tener más financiación que harían peligrar su status y meterse en peleas.
Con múltiples ofertas de trabajo a sus espaldas tuvo la oportunidad de entrevistarse con Van Loon (Robert de Niro), el gurú de Wall Street, una prueba que no podía permitirse fallar y que desaprovechó dado que había perdido la noción del espacio-tiempo (representado visualmente a través de rápidos flashes de pantalla) de las últimas 18 horas y no podía saber con certeza si sería el autor del crimen de una modelo con la que había estado la noche previa.
¿Resultado? El ritmo frenético y esa idealización de vida exitosa provocaron que, al final, se estrellara. Melissa quiso volver a contactar con él tras la muerte de su hermano para contarle los devastadores efectos, la cara oculta y oscura del NZT: la peligrosidad de su vida (y la de los demás adictos). En un impulsivo arranque por la necesidad de la sustancia en el cuerpo, obliga a su novia a que vaya a buscar las pastillas guardadas en su apartamento pero un hombre la persigue. El ruso que le prestó el dinero se inyecta la última dosis y Eddie acaba matándole para succionar su sangre para obtener parte de los beneficios de la droga y encuentra más pastillas del fallecido que iba a pactar con la empresa de Van Loon.
Y…doce meses después “Edward Morra for New York”, nuestro adicto se presenta como candidato a senador y se encuentra en la tesitura de negociar con Van Loon quien es, en realidad, el que controla los asuntos más oscuros de la farmacéutica la cual le propone abastecimiento de por vida cuando sea senador si se somete a sus órdenes y dictámenes. Aunque Eddie rechaza una oferta que podría ser suculenta para muchos pero no c’est fini…la droga NZT ofrece muchas posibilidades que están siendo explotadas por su serie homónima de la cadena CBS en la actualidad.
Doctora en Filología por la Universitat de les Illes Balears (2022) y, anteriormente, becaria predoctoral con una tesis centrada en personajes infantiles creepies, discursos de maternidad contemporánea, New Horror y narrativa transmedia. Máster en Lenguas y Literaturas Modernas (especialización en estudios literarios y culturales, UIB); Máster en Formación del Profesorado (Lengua y literatura, UIB) y Posgrado en el uso del cine como recurso educativo (UNED). Interesada en las representaciones audiovisuales infantiles y las maternidades contemporáneas, además de la aplicación del audiovisual y la narrativa transmedia como recurso educativo.